La respuesta israelí al ataque iraní del pasado 1 de octubre finalmente se ha producido. Esta pasada noche, 26 de octubre, un centenar de aviones tripulados y no tripulados habrían atacado con misiles, desde el espacio aéreo iraquí a 100 kilómetros de distancia, 20 objetivos militares en las cercanías de Teherán causando importantes daños. Lo ponemos en condicional porque el régimen iraní, aunque ha dado a conocer que han muerto cuatro soldados, asegura que neutralizó la mayoría de proyectiles. La información de la que disponemos después del ataque es escasa, y durante el mismo, aunque hubo alguna que otra cobertura informativa meritoria, prácticamente inexistente.
Los hechos
En función de la información de la que disponemos el Ejército israelí atacó dos complejos militares: el de Parchin y el de Khojr, sin conocerse que efectividad y daños habría causado. El complejo militar e industrial de Parchin, al este de Teherán, es uno de los más importantes de la República de Irán, en el que se desarrollan y fabrican materiales explosivos, incluidos misiles y drones. Durante el contencioso del programa nuclear iraní entre el Estado iraní y la comunidad internacional liderada por los Estados Unidos, se señaló, precisamente que Parchin cumplía un papel en la obtención de armas nucleares, después de que inspectores internacionales encontraran en el año 2015 restos de uranio en dicho emplazamiento. El complejo militar de Khojr, segundo objetivo atacado, está vinculado a Parchim. En Khojr se fabrican misiles de combustible líquido y sólido, vinculado a empresas de defensa como la Shahid Hemmat Industries Group. Sancionada por los Estados Unidos y la Unión Europea por su vinculación con el programa nuclear iraní. Las instalaciones del complejo de Khojr fueron ampliadas en el mes de agosto de 2023.
Durante los ataques se difundió por redes sociales un video de una gran explosión en un núcleo urbano que resultó ser de un incendio en una refinería en el mes de junio de 2021. Se iniciaba la contra-información. El régimen iraní difundió un video en el que las defensas antiaéreas disparaban en el cielo, asegurando que la mayoría de los misiles israelíes habían sido interceptados. Desde cuentas gubernamentales ofrecían imágenes de Teherán en calma y silencio, incluyendo unas imágenes de unos chicos que esperaban ver el ataque y este no se producía. Una información que contrasta con la advertencia hacía los iraníes informándoles de que «cualquier envío de imágenes o noticias a los medios de comunicación hostiles y relacionadas con el régimen sionista se considera un delito y de acuerdo con los artículos 6 y 8 de la Ley para contrarrestar las acciones hostiles contra la paz y la seguridad», añadiendo que, en función del Código Penal Islámico, «cualquier persona o grupo que coopere de cualquier manera con países extranjeros hostiles contra la República Islámica de Irán, será condenado a pena de 1 a 10 años de prisión».
Sobre las 5:29 horas, Daniel Hagari, portavoz de las Fuerzas de Defensa Israelíes, afirmaba que los ataques habían concluido.
Interpretación
Desde el ataque iraní del 13 de abril con misiles sobre el territorio israelí, como represalia a la eliminación de lideres palestinos y los bombardeos indiscriminados en la Franja de Gaza, la respuesta israelí atacando una planta de fabricación de drones, y el nuevo ataque iraní del 1 de octubre sobre bases militares, en represalia por la eliminación del líder de Hezbolá y los bombardeos sobre El Líbano, que ha obtenido esta respuesta israelí este 26 de octubre, se evidencia que los contendientes están midiendo muy bien sus ataques y limitándolos a objetivos militares. Si ambos dicen la verdad sus sistemas de interceptación de misiles habrían neutralizado los ataques, pero la realidad podría ser diferente. Existe un concepto en la literatura militar que es el de Guerra limitada, que se define así: los que se enfrentan no quieren iniciar una guerra a gran escala con su enemigo o prefieren guardar su armamento y fuerzas militares para un momento mejor, atacando objetivos militares, y evitando de esta forma que escale el conflicto hacía arriba entrando en una guerra abierta y total. En la película Punto Límite de Sidney Lumet, 1964, un asesor civil expone precisamente este concepto entre los militares del Pentágono, argumentando que los Estados Unidos podrían llegar a un acuerdo con la Unión Soviética para atacar sólo bases militares y silos de misiles, emplazando dichas instalaciones fuera de las ciudades. Un planteamiento que es precisamente el contrario de la teoría de la Destrucción Mutua Asegurada, promovida por John Von Newman, que cómo su propio nombre indica es el lanzamiento de misiles para aniquilar totalmente al enemigo, con el inconveniente de ser también ser aniquilado por este enemigo.
Esta teoría aplicada al conflicto de Oriente Medio entre Irán e Israel, podría estar acertada, pero como comprobamos en el Líbano, y sobre todo en la Franja de Gaza, con los ataques israelíes, y en menor medida de las milicias de Hezbolá y Hamás, es evidente que no se aplica, pues en un caso se bombardean presuntos objetivos militares sin importar las muertes civiles, y en el otro se ha arrasado con la mayoría de edificios provocando decenas de miles de civiles muertos. Lo que es seguro, como apuntábamos en un artículo anterior, el calendario electoral en los Estados Unidos, en el que la elección de Kamala Harris o Donald Trump, pese al alineamiento tradicional de ambos partidos con Israel, puede suponer una política diferente, y los intereses de este Estado en la región, que no tienen porque coincidir con una guerra regional en el que se vería directamente implicado, están ejerciendo presión sobre Israel para que se contenga con respecto a Irán.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 27 Octubre 2024.