
Hace muchos años cuando era un chaval en las noches de verano veía por la televisión autonómica catalana La dimensió desconeguda, que se emitió por primera vez en los Estados Unidos en el canal CBS entre 1959 y 1964. The Twilight Zone era realmente buena, muy buena, y lo sigue siendo. Porque es una serie inteligente de ciencia ficción que te habla de cosas muy cercanas y, aunque parezca una contradicción, reales. De ahí que de vez en cuando, cuando quiero ver una serie que nunca falla, veo algún episodio, y en estas líneas me quiero referir al de Los monstruos están listos en la calle Maple.
El planteamiento es sencillo pero muy poderoso: unos vecinos en una de tantas urbanizaciones del American Way of Life ven un fogonazo en cielo identificándolo como la caída de un meteorito, y su vida de ahí en adelante cambia para siempre. Pronto descubren que se han quedado sin energía en sus casas, vehículos, y en todos sus cachivaches. Entonces un niño dice que ha leído una historia en algún lado en la que sucede exactamente lo mismo porque se ha iniciado una invasión extraterrestre. Y añade algo muy importante: una de las familias no es humana. De ahí en adelante los vecinos entran en la paranoia de acusarse unos a otros de ser esa pareja invasora de otros mundos en un proceso que se inicia con la desconfianza, sigue con la sospecha y el prejuicio, la búsqueda de un chivo expiatorio, y termina finalmente con el enfrentamiento, quedando al descubierto que ahora sí los monstruos están listos en la calle Maple.
Los adorables vecinos de la calle Maple han sido objeto sin saberlo de un experimento sociológico por aquellos que quieren controlar sus vidas explotando sus propias debilidades. La prueba ha sido un éxito y es aplicable a cualquier población. El contexto directo fue la caza de brujas del macartismo, promovida por el senador republicano Joseph McCarthy, que unos años antes enfrentó entre sí a los norteamericanos en la búsqueda de espías comunistas, o simples simpatizantes, al servicio de la Unión Soviética, y que, a través de denuncias y acusaciones infundadas, llevó a las autoridades a crear listas negras, en las que sus miembros perdieron su puesto de trabajo, o empezaron a encontrar todo tipo de dificultades. Esa fue también la Guerra Fría entre las dos superpotencias. Pero esto ha sucedido siempre a lo largo de la historia, y continúa sucediendo.
Hoy los progresistas en los Estados Unidos están denunciando que el gobierno de Donald Trump está cayendo en lo mismo contra sus opositores o cualquiera que no comparta su política. Hablan directamente de fascismo. Hemos pasado de una opresiva corrección política que nos trajo la cancelación sin que nadie se inmutara, a un plan de choque contra el que no comparte la política imperial de un grupo de poder, que busca chivos expiatorios, enfrentando unos contra otros. Da lo mismo si son inmigrantes o profesores universitarios. Lejos parece quedar aquello de defender la total libertad de expresión, y el vivir la vida como quieras, siempre que no sea a costa de la vida de los demás. Esto es no exclusivo de esa jaula de grillos en la que se ha convertido los Estados Unidos, sucede también en Europa, y sucede también en España. Se hacen campañas en contra de quién difiere de la opinión dominante y mayoritaria, pero es que los mismos que esto denuncian, hacen lo mismo contra sus adversarios.
Esa es una de las razones por las que muchos deciden guardar silencio en muchas cuestiones que nos afectan a todos. Ya sea la Guerra en Europa o en Oriente Medio o tu puesto de trabajo o centro educativo. Pero esa tampoco es la solución porque entonces los que hacen más ruido te imponen su ley, no porque sean más convincentes, mejores, o más fuertes, sino porque más ruido meten. Es la táctica clásica de la propaganda que por su repetición una y otra vez termina convirtiéndose en una verdad. Hoy en la calle Maple. Mañana en la tuya.
El episodio que hoy os querido traer aquí terminaba con esta narración en forma de conclusión:
Las herramientas de conquista no vienen necesariamente con bombas y explosiones y lluvia radiactiva. Hay armas que son simplemente pensamientos, actitudes, prejuicios… que sólo se encuentran en la mente de los hombres. Para que conste, los prejuicios pueden matar … y la sospecha puede destruir … y una búsqueda irreflexiva y asustada de un chivo expiatorio tiene sus propias consecuencias, para los niños y los niños que aún no han nacido. Y la lástima es… que estas cosas no se pueden limitar a La Dimensión Desconocida.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 20 Abril 2025.