Cada vez que nuestro querido ministro abre la boca, sube el pan. Sube el pan, la leche, las tasas y la indignación, literalmente. Pero no todo sube. Las becas bajan, para compensar la balanza que él solito se ha creado.
Diversas manifestaciones ponen el grito en el cielo ante las reformas que plantea este “toro bravo”, que pretende avanzar como los cangrejos en un sector tan importante como la educación. Es sonada su intención de convertir el catalán en una asignatura especial, un mero eufemismo para decir que pretende acabar con el impulso que ha experimentado estos últimos meses la lengua con el tema de la independencia. Sucede lo mismo con el gallego, pero como “allá por el norte” somos más tranquilotes, las noticias se centran en el este peninsular, donde cada día aparece alguien que intenta hacer reflexionar al madrileño, incluso los de su propio partido.
La famosa Reforma que causa quebraderos de cabeza a todo el sector educativo no hace más que retroceder en el tiempo; que complicar un sistema ya de por sí complejo; que restar apoyos al futuro de España. Porque es más importante plantearse si la religión debe estar o no en las escuelas públicas que centrarse en aumentar el número de becas y su cuantía, cada vez más escasas.
Pero el caso es tapar noticias, meterlas debajo de la alfombra a los dos días para que no se vuelva a hablar de ellas. Hay que pagar en los Juzgados, pagar en las universidades, incluso pagar las ambulancias. Unas se tapan a otras, y su inverosimilitud (a priori), hace que nos olvidemos por completo de la portada del día anterior.
Pero esa alfombra apesta. Una de dos: o se limpia, o mejor aún… se compra otra.
Elena Rodríguez Flores. Madrid.
Cartas de los lectores. El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Diciembre 2012.
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