Crónica de un arma concedida – por Leticia Vijuesca Martín

Han pasado tres días desde que la noticia bautizada como la matanza de Denver llegase a nuestras portadas. Horrible suceso en el que un estudiante irrumpió en una sala de cine durante la proyección de la película The Dark Knight Rises (El Caballero Oscuro; La Leyenda Renace) portando varios tipos de armas y matando a 12 personas e hiriendo de gravedad a otras 59.

“Ya disponible venta anticipada de entradas” reza el final del trailer de este film visto, seguramente, en numerosas ocasiones por muchos de ellos con su entrada en la mano pensando que el tiempo que tuvieron que esperar para conseguirla mereció la pena.

Uno de los mensajes que he podido leer dice: “¡Después de 4 años Batman vuelve!”. Fans que esperan 4 años por una película que les robará 165 minutos de sus vidas mientras que en 15 días se puede conseguir legalmente un arma que le ha robado la vida a una docena de personas para siempre.

La polémica está servida una vez más en lo referente a la adquisición y uso de armas en EEUU. Defensores y detractores han expuesto sus posturas, los primeros lamentando que nadie en aquella sala tuviese un arma para haber hecho frente, y los segundos reclamando un control más estricto en lo referente a la posesión de armas haciendo alusión a la prohibición federal de armas de asalto que surgió en 1994 como medida de control de armas más riguroso. Medida que vio la luz durante casi 10 años ya que en el 2004 fue derogada con argumentaciones tales como que sus resultados no habían sido claros y eficaces en la reducción de las acciones criminales, y, que además, dicha prohibición atentaba contra la Segunda Enmienda del país que garantiza el derecho de todo ciudadano de tener armas de fuego.

Cierto, no hubo reducción, pero tampoco un aumento. No hubo facilidades para nadie, ni para aquellos que cometen esos actos ni para los que escudan su justicia detrás de un gatillo.

El escandaloso número de personas que son propietarias de armas con fines defensivos, deportivos o incluso con fines destinados al ocio y diversión ha planteado en numerosas ocasiones la reapertura del debate de las armas de fuego, pero tanto Barack Obama, actual presidente de EEUU y candidato a la reelección, como Mitt Romney, su oponente republicado, han evitado tratar el tema. Ambos han condenado la matanza, han expresado su dolor y han paralizado sus agendas bordeando un debate latente que parece perjudicarles ante la insistencia de voces que piden nuevas medidas para el control de armas. Gritos silenciosos que de nuevo quedarán en el olvido esperando y deseando no tener que volver a ser escuchados por el acontecimiento de otro acto terrorífico.

James Colmes era una cifra más, un cliente más que cumplía todos y cada uno de los requisitos exigidos, que no falló en ninguna de las condiciones impuestas por la ley para ser declarado apto como propietario de, no una, sino cuatro armas. No falló, ni en eso ni en muchos de sus disparos.

Leticia Vijuesca Martín. Madrid.

Cartas de los lectores. El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 23 Julio 2012.

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