El sueño roto de la Rusia eterna – por Lluís Foix

Vista de la plaza Roja con la torre del Salvador del Kremlin de Moscú a la derecha y la catedral de San Basilio al fondo - Wikimedia Commons

El problema de la brutal invasión rusa de Ucrania es que Vladímir Putin piensa que está haciendo maniobras en el patio trasero de la Rusia eterna. En sus últimas intervenciones ha negado la existencia de Ucrania como nación independiente y ha bautizado la invasión como una “operación militar especial”.

De madrugada, las tropas rusas cruzaron la frontera desde el este, desde Bielorrusia al norte y desde Crimea al sur. Por tierra, mar y aire se atacó el Donbass, aeropuertos, instalaciones militares y puntos neurálgicos de todo el país, hasta alcanzar ciudades cercanas a la frontera con Polonia. Es una guerra que ha estallado en Europa y que, si alguien interfiere en las operaciones del ejército ruso, ha amenazado Putin, “tendrá consecuencias que no se han conocido hasta ahora”.

Es una guerra largamente preparada estratégica y mentalmente para recuperar unos territorios que se independizaron a partir de 1991 y que cuartearon un imperio que empezaron a construir los zares, lo mantuvieron los bolcheviques y ahora quiere recuperar Putin por la fuerza bruta. Lo que empezó a perpetrarse ayer es una guerra abierta de Rusia contra Ucrania que afecta a la seguridad, a la estabilidad y a la paz de Europa.

La reacción occidental se ha presentado en forma de duras sanciones económicas que no doblegarán el ánimo militarista de Putin. La OTAN es un organismo defensivo y no intervendrá directamente en Ucrania a no ser que las tropas rusas crucen fronteras de países miembros de la Alianza y que formaron parte del imperio soviético, como los tres estados bálticos.

Ha empezado una guerra en Europa que será larga y causará muchas víctimas. Hasta ahora, Putin muestra su músculo militar invocando un pasado que no volverá. Si pensaba que Occidente se debilitaría, se ha equivocado. La condena ha sido unánime y también las medidas adoptadas. Ucrania no puede expulsar al ejército ruso, que ha entrado brutalmente para que Kíev sea un satélite de Moscú. Pero surgirá una resistencia que será protegida y alimentada desde Occidente. Como en Afganistán. Un punto crucial será la complicidad de China en esta aventura guerrera y autoritaria del Kremlin.

Lluís Foix ha sido corresponsal en Londres y Washington, ha cubierto informativamente siete guerras, y ha sido también director de La Vanguardia.

El artículo fue publicado originariamente en La Vanguardia y se puede acceder al mismo en este enlace. Puede leerse también en el blog de Lluís Foix a través de este enlace. La publicación en este periódico cuenta con la autorización del autor.

Redacción. Memoria. El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 27 Febrero 2022.