Lina Ódena, comunista y miliciana – por José Miguel Hernández

“Compañeras: A la mujer obrera como elemento incorporado al proceso de producción le corresponde también dar su opinión y expresar su voluntad sobre el sistema político por el que debemos regirnos. La burguesía, hasta ahora, se había resistido a conceder el voto a la mujer porque le interesaba tener esa parte del proletariado alejado de las luchas y de toda actividad política para así continuar explotándola mejor”.

 Estas palabras, extraídas de un artículo publicado en Catalunya Roja el día 29 de Junio de 1933, fueron escritas por Paulina (Lina) Ódena García, nacida en Barcelona el año 1911 y fallecida en el frente de combate de Granada, en acción de guerra, en 1936. Sus veinticinco años de vida fueron especialmente intensos: hija de un matrimonio que regentaba una sastrería en el Ensanche barcelonés, entró a trabajar en el negocio familiar tras su formación escolar elemental al cumplir los doce años y, muy pronto, se contagió del entusiasmo revolucionario apreciable en la Barcelona de la década de los años 20, una ciudad de enormes desigualdades sociales. Hacia 1930, siendo una operaria de una sastrería del Paseo de Gracia, se afilió a la UGT y, en 1931, el 14 de Abril, ingresó en el Partido Comunista al tiempo que en España se declaraba la Segunda República. Esta significación política a nivel personal provocó el enfrentamiento con la familia, especialmente con el padre, situación que la llevaría a independizarse. Circunstancia que explica muy bien Agustín Arcas, amigo y camarada:

“Lina desde los primeros años de su juventud se entregó por entero a la defensa de la causa del Socialismo. Eran los difíciles años de la década de los 30 y, frente a las enormes dificultades e inconvenientes que fue encontrando en su camino siempre defendió con gran tesón las ideas del Socialismo y del Comunismo. El primer y gran obstáculo que tuvo que salvar fue su propia familia. Ésta, pertenecía a esa clase de familias barcelonesas acomodadas que no comprendían y, menos aceptaban, que sus hijos pudieran marchar por el camino de la lucha social, y este fue el caso de Lina”. (1)

Desde un primer momento la joven militante del PC llamó la atención de los dirigentes del Partido por su carisma y determinación. Impulsó espacios de encuentro donde dinamizar a la juventud con diversas actividades: obras de teatro, coros, bailes, exposiciones, deporte y actividades de cariz más político. Estas actividades eran de carácter abierto y, por ello, también existieron reticencias en algunos dirigentes, al considerar que ello podría ir en detrimento de la “pureza” ideológica. Pero ello no impidió que su carrera dentro del Partido fuese meteórica: en Agosto de 1931 la Internacional Comunista invitó a la sección catalana a enviar cinco militantes, entre ellas Lina, a la Escuela Marxista-Leninista de Moscú. Allí permaneció cerca de un año y para ella, lectora compulsiva de los diferentes autores marxistas, fue una ocasión inmejorable de estudiar los principales textos y documentos de la Internacional Comunista, así como de la documentación de los Congresos Obreros. Fue también un tiempo de establecimiento de contactos, con Jesús Hernández, por ejemplo y, también, de conocer de primera mano la experiencia de otros partidos comunistas europeos. También fue instruida en manejo de armas y explosivos, tácticas de propaganda y los principios fundamentales de la oratoria. Las visitas a los campos de cultivo y a las fábricas ayudaron a que sus intereses como mujer comunista se centrasen en la importancia de la juventud para la transformación de la sociedad y, de manera muy especial, la situación de las mujeres. Con relación a esta cuestión su postura fue de intransigencia hacia determinadas actitudes machistas que se apreciaban en el propio PC español.  A su regreso de Moscú, en Octubre de 1932, Lina se había convertido en miembro de la Internacional Comunista y sería nombrada, en 1933, Secretaria General de la Juventudes Comunistas de Cataluña, ingresando en el Buró Nacional del Partido como delegada. Fue precisamente a finales de ese mes de Octubre cuando el nuevo Comité Central del Partido Comunista, surgido del Congreso de Sevilla y formado por José Díaz, Antonio Mije y Dolores Ibarruri, decidió crear en Cataluña un Partido Comunista de carácter nacional, estableciendo unas relaciones de hermandad, solidaridad e identificación con las líneas políticas establecidas para el conjunto del Estado.

Inició también, en Diciembre de 1932, una trayectoria como articulista, mayormente, en el semanario Catalunya Roja, órgano de Prensa del Partido Comunista de Catalunya. Uno de sus primeros escritos iniciaba este artículo pero, anterior a éste, merece la pena releer lo que Lina transmitía en un texto publicado el 29 de Diciembre de 1932 acerca de las bondades del sistema soviético, otro de sus grandes temas.

Entre les conquestes per la Revolució d’Octubre es compta com una de les fonamentals l’alliberació de les nacionalitats apreses per l’imperialisme tzarista. Un exemple viu, d’aquesta alliberació ens el dóna la República d’Adeguei que, de temps immemorial, lluitava per la seva independència amb gran energía (…) Sols la revolució d’Octubre ha conseguit la completa emancipació d’aquesta nacionalitat opresa, desenrotllat ràpidament la seva vida econòmica i cultural, en forma nacional i amb contingut socialista. Algunes xifres ens donaran idea de la transformació operada per Adeguei a partir de la seva alliberació nacional: abans de la Revolució, l’analfabetisme era de 95% en una població de 14.000 habitants; avuí, que la población ha augmentat a 127.000 habitants, l’analfabetisme està liquidat per complert. Abans existien tres escoles (en rus) per als fills de les famílies riques, avuí l’ensenyança primària abarca a tots els nois de la República, havent-hi 162 escoles en la llengua nacional.

A éste siguieron diversos escritos que abarcaban temas variados, tales como la bolchevización de las Juventudes Comunistas, la toma de decisiones en los diversos Congresos Comunistas o la discusión acerca de los problemas de la Revolución en la Juventud Comunista. Sin embargo, es interesante observar un punto de inflexión en el número 55, correspondiente al 6 de Septiembre de 1934. Como es sabido, las elecciones de 1933 habían dado paso al período de gobierno de las derechas conocido como Bienio Negro y, desde la izquierda comunista, se insistía en la amenaza del Fascismo. Lina lo expresó con meridiana claridad:

Toda Cataluña está en llamas, la lucha por los frutos y la tierra es la lucha contra el imperialismo, es la lucha por la revolución, es el camino hacia el Gobierno Obrero y Campesino, es el término de la explotación y del hambre y por esto los rabassaires y especialmente la juventud del campo lucha con tanto ardor por los frutos y la tierra. (…) Pero las fuerzas de la contrarrevolución no están dominadas, los terratenientes de Cataluña asustados al ver el espíritu de lucha de los rabassaires, al ver que sus privilegios están en peligro, que el avance de la revolución va a terminar con todas sus formas de explotación, llenos de pánico, se unen y organizan una marcha sobre Madrid para buscar el apoyo de sus secuaces, las hordas de Gil Robles y los asesinos de las J.O.N.S.

De las palabras premonitorias a los hechos consumados. En Octubre de 1934 se desarrolló un conjunto de acontecimientos de carácter insurreccional en tres focos diferentes: Madrid, Asturias y Barcelona. El resultado final es de sobras conocido pues los tres puntos de rebelión fueron sofocados con prontitud en Madrid y Barcelona, mientras que, en Asturias, la situación se prolongó durante varios días, tras unos fortísimos enfrentamientos entre los mineros sublevados y las tropas del Ejército de África, dirigido por el general Franco. Lina, que había participado de forma activa en la preparación de la insurrección en Barcelona a través de sus escritos, arengando y buscando armas, llegó a empuñar el fusil en la carretera de la Arrabassada y en Sant Cugat del Vallés. Lo contó en su testimonio la escritora Teresa Pàmies:

Durante los hechos de octubre de 1934, la insurrección revolucionaria fracasó en Cataluña, Lina Ódena se destacó por primera vez con el fusil en la mano, formando parte del grupo armado derrotado en Sant Cugat cuando se dirigía a organizar la insurrección de los “rabassaires” del Vallés. Tras la derrota, Lina Ódena conoció la cárcel y la actividad clandestina (2)

Las consecuencias a nivel estatal fueron terribles y, en el caso de Cataluña, además de la suspensión del Estatut de Catalunya de 1932, con la consiguiente detención del equipo de gobierno de la Generalitat con Lluís Companys a la cabeza, se produjo la ilegalización del Partido Comunista de Cataluña y la clausura del semanario Catalunya Roja.

Lina Ódena, después de haber estado en la clandestinidad colaborando con el Socorro Rojo Internacional organizando el envío de ayuda a los niños desplazados de Asturias, fue detenida finalmente el 25 de Agosto de 1935, aunque su liberación se produjo pronto.

Los acontecimientos de Asturias, Madrid y Barcelona marcaron un antes y un después en la historia de la Segunda República. La Confederación Española de Derechas Autónomas, mayoritaria en el Parlamento, incrementó su presión sobre el gobierno y la izquierda vio con claridad que era necesaria lograr la unidad para desbancar a las derechas, unidad que llegaría en Enero de 1936 con la constitución del Frente Popular. No fue fácil y, en el caso que nos ocupa, hay que resaltar las constantes llamadas a la unidad en la lucha contra el Fascismo llevadas a cabo por Lina Ódena: en Noviembre de 1935 inició los contactos y en Enero de 1936 se iniciaron las reuniones entre la Unión de las Juventudes Socialistas, Bloc Obrer i Camperol, Bloc Escolar Nacionalista y Nosaltres Sols.

Sin embargo, ocurrió algo que cambió la trayectoria de Lina. La dirección del Partido Comunista español determinó que Lina se trasladase a Madrid para unirse al grupo de Dolores Ibarruri y ayudar en la preparación de la campaña electoral que, finalmente, llevaría al poder a las izquierdas en las elecciones generales de Febrero de 1936. ¿Por qué se tomó esta decisión?

En su libro Lluita de Dona, en la página 62, Manuel Moreno aporta una respuesta:

Para explicar esta extraña conducta tendremos que entrar en la vida privada de la Lina, ya que, en este caso, fueron causas de índole particular las que motivaron su marcha hacia Madrid. Cualquier trabajo militante se desarrolla compaginándola con la vida privada y esta condiciona, en muchas ocasiones, el tiempo y el grado de implicación en la vida partidaria. En el caso de Lina fue su relación afectiva con un destacado dirigente del Partido. Este, que era protagonista de muchos de los enfrentamientos provocados con la dirección, quería mantener con la joven una historia sin demasiado compromiso; pero la Lina, que ya había vivido antes esta situación, quería una relación más seria. Como suele ocurrir, en cada discusión política los adversarios ponían sobre la mesa su relación sentimental para explicar la postura que en aquel momento defendiera. A Lina la acusaban de no mantener la necesaria perspectiva y de acomodar su criterio los intereses de su relación. Esto era absolutamente falso, ya que el dirigente en cuestión defendía posturas contrarias a la unificación, mientras que Lina defendía el acercamiento a todas las fuerzas obreras. En unos momentos de máxima tensión, con el Partido dividido entre los que estaban a favor de los procesos unitarios y los que creían que con la unidad se perdía la fuerza revolucionaria, Lina se convirtió en la excusa perfecta. Como ya venía siendo habitual, un grupo de dirigentes, encabezados por Sesé y Del Barrio, que representaban el sector sindical y eran contrarios al acercamiento a otros partidos, arremetieron contra Lina en el Comité Ejecutivo, acusándola de votar una resolución contraria a sus intereses porque había discutido con su compañero. Finalmente, y adoptando una solución salomónica para no enojar ninguna de las partes, el Comité Central decidió separar del Secretariado a Lina y su compañero, con el que ya no mantenía ningún tipo de relación, y enviarla a Madrid donde tenía que ayudar en el proceso de unidad que se estaba fraguando entre las juventudes socialistas y comunistas (3).

Sabido es que la victoria del Frente Popular puso en marcha, y de forma inmediata, los preparativos para lo que, finalmente, constituiría la rebelión militar de Julio de 1936 contra el gobierno legítimo del Frente Popular. Fue entonces cuando, una vez más, la vida de Lina experimentó un giro decisivo, esta vez, trágico. Fue el 14 de Septiembre, de madrugada, junto al Pantano de Cubillas, en la Cuesta de las Cabezas, provincia de Granada. Teresa Pàmies lo contó así años después:

En el verano de 1936, Lina Ódena se encontraba en Almería en misión del Comité Central de la Juventud Socialista Unificada de España, fusión de la Juventud Comunista y de la Juventud Socialista realizada meses antes. En Almería, Lina Ódena volvió a empuñar el fusil para hacer frente a los sublevados. Sofocada la rebelión en Almería dirigió, junto con el diputado comunista andaluz Antonio Pretel -que aún vive-, hacia Gaudix e Iznalloz con la intención de combatir a los sublevados en Granada. Esa vez no tuvo suerte. Les salieron al paso fuerzas superiores y cuando se vio acorralada, antes de caer prisionera de sus adversarios, Lina Ódena se pegó un tiro con la pistola que llevaba al cinto (4).

La respuesta de Lina ante la Guerra fue muy clara: elegida como jefa del Batallón estuvo al frente de un variado conjunto formado por soldados granadinos, milicianos anarquistas y comunistas almerienses. Con ellos, la mañana del 21 de Julio de 1936, estuvo en la barricada de la plaza Ramón y Cajal, en Almería. Se convirtió en una miliciana, como otras miles en el resto del territorio controlado por la República, enfundándose el mono azul, en este caso de las fuerzas aéreas. La última foto con vida nos la muestra así: con correaje, pluma estilográfica en el bolsillo superior derecho, melena corta y con la media sonrisa que la caracterizaba.

La noticia de su muerte llegó a Barcelona el 22 de Septiembre y, un día más tarde, el diario  comunista TREBALL  publicó en su portada lo siguiente:

Heroicament, com havia viscut per al proletariat d´Ibèria, ha mort al front d´Iznalloz la nostra camarada Lina Òdena.

Otros diarios y semanarios se hicieron eco de lo ocurrido y, así, EL SOL la definía como heroína, inteligente y gran organizadora. JUVENTUD, MUNDO OBRERO, EL MONO AZUL Y CRÓNICA ensalzaron la creación, el 22 de Octubre de 1936, del Batallón Lina Ódena, formado exclusivamente por mujeres de edades comprendidas entre 20 y 35 años, destinadas a tareas logísticas y de apoyo en la defensa de Madrid. El 4 de Octubre un gran cartel con su imagen presidió (junto a las de Juanita Rico y Aida Lafuente, también fallecidas) un acto conmemorativo en el Monumental Cinema de Madrid que organizó el Secretariado Femenino de la Juventud Socialista Unificada.

Así, a la muerte de Lina le sucedió el origen del mito, convirtiéndose en la protagonista del romancero que corría por las trincheras republicanas: la figura heroica de la miliciana como símbolo de la movilización del pueblo español contra el Fascismo. Lina se convirtió, o mejor, fue convertida en una mártir y en objeto de propaganda que, periódicamente, era recordada en las páginas de algunos diarios. Al principio, con cierta asiduidad: el sábado 26 de septiembre, el diario TREBALL reproducía un artículo de Dolores Ibarruri que había aparecido en MUNDO OBRERO, donde expresaba el profundo sentimiento de dolor ante su muerte. Es interesante releer algunos párrafos

Siempre dispuesta, activa, cariñosa, abnegada, riendo con sano optimismo ante las mayores dificultades… Y ahora ya no eres… ¡Lina Ódena ha muerto!, nos han dicho, y no podíamos creerlo. No podíamos hacernos a la idea de que ella faltase para siempre de nuestro lado. Lina Ódena era para cada una de nosotras la hermana, la amiga, la camarada. ¡Qué difícil es resignarse a no volverla a ver, a no oír su voz con fuerte acento catalán, que hablaba de trabajo, de organización, de victorias, de triunfos decisivos sobre el fascismo!… A pesar de la juventud, sabía ya del dolor de la cárcel, de la vida ilegal, del brutal trato carcelario… En los días memorables de Octubre de 1934, fue ejemplo frente a la cobardía de muchos y, como ahora, no vaciló en empuñar un fusil… Sentía hondamente el amor a su tierra, a su Cataluña, que ella soñaba libre, nacional y socialmente, más su profundo sentimiento clasista, le hacía luchar al mismo tiempo que por la liberación de su pueblo, por la liberación de todos los pueblos, de todos los oprimidos.

Un día más tarde se avisaba que se emitiría un programa radiofónico en la que diferentes voces glosarían su vida y su importancia, así como su gesto de valentía. Homenajes póstumos, venta del libro Lina Ódena, heroína del Pueblo, descubrimiento de una placa conmemorativa en la calle barcelonesa de Lluís Pellicer, donde nació. En la ciudad de Málaga, en Enero de 1937, se dio su nombre a la que había sido hasta entonces la calle de la Trinidad. La conmemoración del primer aniversario de su muerte se anunciaba en el diario TREBALL (12-9-1937) con la celebración de un festival en su recuerdo y, en la portada de este mismo diario, correspondiente al 6 de Noviembre de 1937, aparecían las imágenes de Dolores Ibarruri y Lina Ódena, calificándolas de símbolos para todas las mujeres de España y resaltando su conducta ejemplar. En este diario, esa fue la última vez que hubo referencias a Lina.

Pero hay un asunto pendiente y es el relativo a lo que ocurrió con sus restos mortales. De nuevo es interesante leer lo que Teresa Pàmies escribió sobre esto.

Nadie sabe dónde fue enterrada ni qué pasó con su cadáver. Se han contado muchas leyendas negras al respecto ninguna de las cuales ha podido ser verificada.

Sin embargo, en el libro de Manuel Moreno, puede leerse

“14 septiembre 1936:

-Juan Cuadrado García. Causa Juzgado Militar.
-Lina Ódena, Causa Juzgado Militar. Enterrada
en fosa 122, Patio Ermita, en este mismo día
actuó el juez Rafael Salmerón” (5)

Ahora bien, sabemos que, en la reunión del Comité Central de las Milicias Antifascistas de Cataluña, celebrada el 10 de septiembre de 1936, se tomó el acuerdo de enviar una orden a las columnas y organizaciones que formasen parte del Comité en la que se especificaba con claridad que

(…) los compañeros muertos, fuesen cuales fuesen su categoría y condición, fuesen enterrados en el mismo frente y bajo ningún pretexto fuesen trasladados a otros lugares sin que expresamente lo acordase el Comité Central (6).

Así, pues, parece probable que, efectivamente, los restos de Lina fuesen inhumados en Granada. Pero un documento del mismo Comité Central, redactado y sellado el 25 de septiembre, diez días después, establecía en su punto número uno lo siguiente:

Comunicar al crucero Lliberat que, según la prensa trae los restos de la heroica miliciana Lina Ódena, el acuerdo que tomó el Comité de que los compañeros muertos fuesen enterrados en el mismo Frente y que no podían ser trasladados sin acuerdo expreso del Comité, y advertirles de que en caso de que el barco haya emprendido ya la ruta de Barcelona realice la llegada y el entierro sin manifestación pública (7).

He subrayado este fragmento porque, en mi opinión, el Comité no habría debatido sobre esta cuestión si no hubiese tenido noticias fidedignas sobre dicho viaje. Gonzalo Berger y Tània Balló, por su parte, aseguran en su libro (cfr. BIBLIOGRAFIA) que fue enterrada en Montjuic (8), afirmación que tiene toda la lógica pues de cara a mantener la intimidad y ausencia de manifestaciones públicas, era la alternativa más considerable, dada su cercanía al puerto marítimo.

Como ya he explicado anteriormente, las noticias sobre la muerte de Lina llegaron a Barcelona el 22 de Septiembre y las preguntas surgen, dejando a quien lea estas líneas la posibilidad de imaginar las respuestas a las mismas. Lo que sí puedo añadir es que las gestiones realizadas en el Cementerio de Granada han dado un resultado que deja la respuesta en suspenso, pues en un email me confirmaron desde Granada que los archivos de registros de 1936 a 1939 fueron destruidos. Y con relación a Montjuic el resultado es similar ya que en el Arxiu Municipal de Barcelona no se tiene constancia de ninguna inhumación con el nombre de Paulina Ódena en Septiembre de 1936 y, los Servicios Jurídicos de Cementerios de Barcelona no han dado, a día de hoy, una respuesta a mi consulta. Por lo que hace referencia a la gestión realizada en la Causa General, no hubo resultados.

No tenemos la certeza absoluta sobre dónde están enterrados los restos de Lina Ódena, pero tampoco la tenemos acerca de miles de españoles y españolas que, también a día de hoy siguen sepultados en fosas comunes (9). Y lo que es peor: aun sabiendo dónde están no se aprecia demasiado esfuerzo oficial por facilitar el poder encontrarlos y sepultarlos con la dignidad que merecen. Y porque las palabras no se sepultan quiero acabar con las que Lina escribió en su último artículo, publicado el 3 de Septiembre de 1936 en el semanario Juliol, en su primer número, once días antes de morir.

Jo torno al front de Granada, i diré als companys d’allà que Catalunya se sent ara, més que mai, lligada a l’Espanya antifeixista i que el poble català donarà fins l’últim dels seus fills per tal que no triomfi el feixisme a Espanya. Joventuts de Catalunya, joves anarquistes i nacionalistes: l’enemic està enfront! Unim-nos estretament en la lluita, i després, democràticament complint la voluntat del poble, acordarem les formes de viure en que s’ha de regir la societat. Fins al triomf definitiu! A reveure!

Sirvan estas palabras como homenaje hacia ella y, de manera especial, a las 1.195 mujeres catalanas combatientes en los diversos frentes que el paciente trabajo de Gonzalo Berger y Tánia Balló ha podido documentar (10). Seguro que otros historiadores e historiadoras, en ejercicio actual o futuro, continuarán con esta labor (11).

Anotaciones:

  • 1. MORENO, Manuel. “Lina Ódena. Lluita de Dona” Fundació Pere Ardiaca, De Barris Barcelona 2008, pág. 122
  • 2. Cit. pág 134
  • 3. Traducido del catalán
  • 4. Cit. pág. 133
  • 5. Cit. pág. 72
  • 6. Arxiu Montserrat Tarradellas i Macià GC-35_E001_DO11 (traducido del catalán)
  • 7. Arxiu Montserrat Tarradellas i Macià GC-35_E001_DO18 (traducido del catalán)
  • 8. BERGER-BALLÓ (2021) pág. 49
  • 9. La Bibliografía sobre esta cuestión es muy amplia, pero quiero destacar la tesis doctoral de la profesora Queralt Solé i Barjau, publicada como libro en el año 2008 en la editorial Afers y con el título Els morts clandestins.
  • 10. BIBLIOGRAFIA
  • 11. Como la que puede apreciarse en la página web de imprescindible consulta para el ámbito estatal, y muy recomendable para la actuación didáctica en la enseñanza de la historia de la Guerra Civil, el MUSEO VIRTUAL DE LA MUJER COMBATIENTE

Bibliografía consultada

Hemeroteca:

  • TREBALL (Septiembre 1936-Noviembre 1937)
  • LA VOZ DE ALMERÍA (12 de Julo de 2021)

Libros:

  • BERGER, Gonzalo y BALLÓ, Tània. Les combatents. La historia oblidada de les milicianes antifeixistes. Rosa dels Vents. Barcelona2021.
  • MARTÍNEZ RUS, Ana Milicianas. Mujeres republicanas combatientes. Catarata Madrid 2018.
  • MORENO, Manuel. Lina Ódena. Lluita de Dona. Fundació Pere Ardiaca y De Barrio Barcelona 2008.
  • NASH, Mary. Rojas. Mujeres republicanas en la Guerra Civil. Taurus Madrid 1999.

José Miguel Hernández López. Barcelona.
Colaborador, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 26 Septiembre 2021.