Los seguidores de Trump asaltan el Capitolio – por Francesc Sánchez

Asalto del Capitolio - Wikimedia Commons

En la tarde de ayer un grupo de seguidores de Trump ha irrumpido por la fuerza en el Capitolio en Washington D.C., sede de las dos cámaras legislativas, en el momento en que se iba a proceder a la ratificación de Joe Biden como el 46 presidente de Estados Unidos. En el asalto un disparo ha herido una manifestante y finalmente ha perdido la vida. Transcurridas unas horas la policía ha procedido al desalojo. El presidente electo Joe Biden ha sentenciado que estos hechos «están al borde la sedición» y ha pedido a su rival Donal Trump que «detenga la violencia».

Los hechos

Por la mañana Donald Trump ha dado un mitin enfrente de la Casa Blanca a sus partidarios a los que ha vuelto a decir que en las elecciones «hubo fraude electoral» y que ningún caso abandonaría la presidencia. Horas antes Donald Trump hacia enviar mensajes por la red social Twitter afirmando que «los estados quieren corregir sus votos, que ahora saben que se basaron en irregularidades y fraude, además de que el proceso corrupto nunca recibió la aprobación legislativa». Y señalaba lo que debía hacer el vicepresidente «Mike Pence tiene que hacer es enviarlos de regreso a Estados Unidos, Y GANAMOS», terminando de esta manera: «¡Hazlo Mike, este es un momento de extrema valentía!». Donald Trump estaba haciendo referencia al proceso de ratificación de la victoria electoral de Joe Biden por parte de los congresistas en el Capitolio. Momentos después afirmaba en otro mensaje: «anoche encontraron 50.000 papeletas a última hora. Estados Unidos se avergüenza de los tontos. ¡Nuestro proceso electoral es peor que el de los países del tercer mundo!». Mientras se estaba procediendo en la Cámara baja a este proceso de ratificación se daba a conocer que el Partido Demócrata obtenía la mayoría en votos que otorga los dos senadores del Estado de Georgia, dándole al partido de Joe Biden la mayoría en el Senado.

Este fue el momento en que los manifestantes irrumpieron en el Capitolio desbordando a los policías alcanzando incluso el hemiciclo y los despachos de varios congresistas demócratas. En la refriega se produjeron disparos y una bala alcanzo una mujer que finalmente termino muriendo que se llamaba Ashli Babbit. Mientras esto sucedía los congresistas fueron evacuados por la policía a un lugar seguro. El presidente electo Joe Biden en una comparecencia ante la prensa ha sentenciado que «nuestra democracia está bajo un ataque sin precedentes», ha señalado que estos hechos «están al borde la sedición», y ha pedido a su rival Donal Trump que «comparezca en la televisión pública y detenga la violencia». Por su parte Donald Trump recurría nuevamente a Twitter pidiendo a los manifestantes «por favor, apoyen a nuestra policía del Capitolio y a las fuerzas del orden. Realmente están del lado de nuestro país. ¡Manténganse en paz!» Y en un nuevo mensaje: «les pido a todos en el Capitolio de los Estados Unidos que permanezcan en paz. ¡Sin violencia! Recuerden, NOSOTROS somos el Partido de la Ley y el Orden: respete la Ley y a nuestros grandes hombres y mujeres de Azul. ¡Gracias!». Momentos después Twitter bloqueó la cuenta de Donald Trump durante doce horas.

Una interpretación

Hasta aquí podíamos llegar. Los hechos que han sucedido en el Capitolio de los Estados Unidos en Washington D.C. son intolerables y podrían ser calificados como un un intento de golpe de Estado. En España nos recuerdan vivamente al 23 de febrero de 1981: aquella intentona golpista del teniente coronel Tejero con un grupo de guardias civiles que secuestró durante horas a todos los diputados reunidos para la votación del que seria presidente Leopoldo Calvo Sotelo. En aquel momento el Secretario de Estado Alexander Haig dijo que se trataba de «un asunto interno» y esto sentó muy mal a la clase política española. Cuando el rey Juan Carlos I paró el golpe fue aclamado por todos, incluido el gobierno estadounidense, que elevó al monarca como «el campeón de la democracia española», y todos se congratularon de que la democracia fuera restablecida. En estos hechos del Capitolio no han irrumpido militares sublevados si no que el asalto lo han llevado a cabo seguidores o partidarios de Donald Trump, que en turba han llegado hasta el hemiciclo, previamente evacuado. Por lo que no ha habido tampoco ningún secuestro. Esto no significa que estos hechos no sean graves, son muy graves. La otra ocasión en que se produjo algo parecido fue en 1814 cuando, en un contexto de guerra entre la joven democracia americana y el Reino Unido -no lo olvidemos matriz de los Estados Unidos que previamente fueron trece colonias más de Imperio-, los soldados británicos quemaron la Casa Blanca e irrumpieron en el Capitolio para sacar a un grupo de resistentes. Desde entonces nunca más. Hasta ayer. Hechos diferentes. Pero vivimos en tiempos extraños. Este asalto me recuerda mucho al que se dio en el Parlamento de Kiev en el 2013 en el contexto del Euromaidán que terminó por hacer huir a Rusia al presidente Víctor Yanikóvich y que podemos calificarlo como un golpe de Estado. La diferencia es que este otro tenía una clara intencionalidad política y cambió las relaciones de poder en Ucrania. De ahi que para los hechos del Capitolio podríamos calificarlos más allá de un asalto como una insurrección. Donald Trump desde que perdió las elecciones ha estado denunciando un gran fraude electoral por parte de los demócratas, pero tan gigantesca operación en la que por fuerza debería implicar múltiples personas, no arroja ni testigos ni pruebas contundentes para que el Tribunal Supremo proceda a la anulación del proceso electoral.

Nada esto evidentemente evita que los seguidores de Trump dejen de creer en el fraude electoral y movilicen hasta el punto de asaltar la sede de la democracia americana. Por lo que en este mismo artículo hemos aportado debería quedar claro que todas estas personas cabreadas no se mueven sólo por iniciativa propia si no que han sido convocadas por Donald Trump y su equipo político, ese que ahora, ante estos hechos y la violencia que va a venir, está abandonando el barco en desbandada. Pedro Baños afirma que estos hechos a quién más perjudican es al propio Donald Trump, el que ya manifestó su voluntad de presentarse nuevamente a las elecciones dentro de cuatro años, pero es difícil de creer que el presidente en funciones, en el caso que no tuviera nada que ver con el asalto, no calculara el alcance de su poderoso mensaje. Tampoco cuadra que el Capitolio estuviera tan parcamente protegido por las fuerzas policiales. Lo cierto es ya se sabia que podía pasar algo, porque tanto Donald Trump como las redes de la conspiración con QAnon a la cabeza -que siguen millones de partidarios de Trump- habían convocado a toda esta gente a Washington, y no precisamente a para ir a una fiesta. Sin embargo, lo que se desconocía es que iban a hacer realmente. En otros artículos he tratado de ver los aspectos menos malos de Donald Trump, sobre todo en política internacional, para mi que Estados Unidos no inicie una nueva guerra es algo importante, y claro también el porqué le votaron tantos y le sigan apoyando. Pero toda esta historia, que Trump empezó a sembrar con sus constantes ataques a la oposición, a la prensa, y a cualquiera que le criticara, y sobre todo sus formas soeces e incendiarias desde que se presentó a las elecciones desde el 2017 y durante todo su mandato, que han llevado a romper literalmente en país en dos mitades con los estallidos raciales, me recuerda épocas pasadas que nosotros como europeos conocemos bastante bien. Lo de ayer en Washington si no es una muestra de fascismo se le parece bastante.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 7 Enero 2021.