El pequeño comercio golpeado por el coronavirus – por Andrea Navarro

Nunca hubiésemos imaginado que este 2020 estaría marcado por una pandemia, nuestras vidas y rutinas cambiaron por completo y sin duda, no ha dejado a nadie indiferente. Sería interminable nombrar todo lo que se ha visto modificado y adaptado al virus, por tanto, ahora nos centraremos en uno de los mayores afectados: el pequeño comercio.

El pequeño comercio sufrió las primeras consecuencias del coronavirus en marzo, cuando se estableció el Estado de Alarma y por consiguiente el confinamiento. Debido a que, se cerraron todos los negocios, excepto los de primera necesidad, es decir, supermercados y farmacias. Esto supuso un duro golpe para muchas familias, pues su fuente de ingresos se vio mermada, además su único problema no fue solo el cierre de sus locales, sino que muchos de ellos tenían que seguir pagando el alquiler. Un estudio realizado en mayo por La Confederación Española de Comercio (CEC) señala que un tercio de los encuestados (33,7%) tenían un préstamo hipotecario con una entidad bancaria. Más de un cuarto de los comercios (26,9%) no pudieron hacer frente a los pagos, y además el precio de su alquiler se mantuvo, frente al 11,4% que pudieron aplazarlo, el 15,2% que obtuvieron una rebaja del alquiler y el 7,3% que consiguieron la condonación del pago durante este periodo. 

Así pues, durante el encierro obligatorio, muchas tiendas tuvieron que renovarse para vender sus productos, acudiendo a Internet. La decisión de compra y los gustos de los clientes también se adaptaron al confinamiento. Solo en marzo el “ecommerce” o comercio online aumentó un 55% y los productos más demandados fueron de deporte, mobiliario, farmacia y plataformas de streaming. Pero, para las pequeñas tiendas de barrio fue muy difícil adaptarse a Internet y sufrieron grandes pérdidas.

Tras el levantamiento del Estado de Alarma y los pequeños pasos hacia la nueva normalidad, las tiendas pudieron reabrir, pero cumpliendo las normas de seguridad, sobre todo la reducción de aforo. Aunque el 10% no pudo hacer frente a los gastos del confinamiento y cerró la persiana para siempre. El otro 90% se recuperaba de los meses de parón cuando sufrió los estragos de la disminución del turismo y de la pérdida de poder adquisitivo lo que supuso una mayor caída de ingresos.

Asimismo, también hay un lado positivo, ya que los clientes locales han ayudado más que nunca al pequeño comercio. Según un estudio de Mastercard, los comercios a pie de calle son la opción preferida por el 80% de los consumidores españoles tras el confinamiento. Algunos eligen las tiendas de su barrio para ayudar a sus vecinos autónomos y otros para evitar aglomeraciones.

La segunda ola del virus ha reactivado la preocupación y la incertidumbre del principio.

El cierre de bares y restaurantes durante al menos dos semanas en Cataluña y Melilla genera más desconcierto a los autónomos que se preguntan si podrán seguir adelante en estas condiciones. Pedro Campo presidente del CEC augura un mal futuro para ellos, “el 25% o incluso el 30% de los negocios está en riesgo, lo que supone que 120.000 comercios en toda España podrían cerrar antes de que acabe el año si no se vuelve a los niveles de consumo pre-covid”.

Para evitar estas cifras y proteger a los negocios locales se están llevando a cabo distintas medidas. El Ministerio de Economía y Transformación Digital ha lanzado una línea de crédito para la protección de autónomos y empresas gestionada por el Instituto de Crédito Oficial (ICO): 5.000 millones destinados a garantizar las inversiones de autónomos y pymes y 3.000 millones al resto de empresas. El Consejo de Ministros ha aprobado la prórroga de ayudas a autónomos, las ayudas van desde los 472 hasta los 700 euros. Cataluña rebajará al 50% el alquiler de los locales cerrados y en los negocios en funcionamiento parcial, es decir, si un negocio tiene el aforo limitado a la mitad, el titular deberá pagar la totalidad del alquiler de la mitad de la que sí puede sacar rendimiento, pero sólo pagará el 50% de la parte restringida por las medidas sanitarias. La Generalitat de Cataluña ofrece entre los 44.000 bares y restaurantes unas ayudas de 1.000 euros por establecimiento.

Han surgido aplicaciones para digitalizar los comercios ofreciendo sus servicios de forma gratuita. Asimismo, en Toledo, el portavoz de Ciudadanos ha propuesto crear bonos descuento para las tiendas de barrio, siguiendo el ejemplo de Valladolid. Para ello sería necesario crear una app donde los compradores introdujesen el código para que se les aplicase el descuento. Almería también se une a esta iniciativa ofreciendo 200.000 euros en vales.

Ante esta situación cualquier medida es buena para concienciar a los clientes y conseguir rescatar al comercio local y otorgarle la seguridad y protección que se merece.

Andrea Navarro Ballesteros. Castellón.
Colaboradora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Octubre 2020.