Sombras sobre Persia – por Mariano López de Miguel

«En los últimos días hemos visto numerosas discusiones sobre el origen del covid-19. Nos oponemos firmemente a los comentarios infundados e irresponsables realizados por altos funcionarios estadounidenses y miembros del Congreso sobre esta cuestión para difamar y atacar a China». Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Chino.

Realmente todos sabemos ya en estas horas oscuras en las que debería haber más unidad global que nunca, donde fue la zona cero del síndrome Covid-19, también conocido como “coronavirus”. Todo empezó en la ciudad china de Wuhan a finales de diciembre de 2019. Nadie conoce con certeza quien fue el “paciente cero”. Numerosos epidemiólogos, achacaban la infección al escasamente controlado marcado de animales vivos de dicha ciudad. Desgraciadamente, la opacidad de las autoridades chinas a la hora de informar y la (extraña) lenta reacción desde Beijing, hicieron que el virus se propagase en proyección geométrica por todo el globo. Corea del Sur, Italia, España…el resto es por desgracia, harto conocido. A fecha actual, en nuestro país llevamos 4 días de confinamiento obligatorio -de un período mínimo de 15 días- bajo el estado de alarma decretado por el ejecutivo lidiado por Pedro Sánchez. La respuesta ha sido tardía, hay zonas de infección masiva (la Comunidad de Madrid y Cataluña, junto a la provincia de Álava en Euskadi) debido en gran parte a la falta de especialistas, camas y material sanitario, resultado de varios años de recortes en la sanidad pública.

Tampoco se puede dejar de lado los comentarios que se centraban en ver los primeros contagios como un factor de riesgo de baja intensidad, sin atender a la vecina Italia -uno de los países más brutalmente golpeados por la pandemia-. Pero unido a todos estos errores, la respuesta de las autoridades sanitarias y de la propia sociedad en Italia y España, ha sido (es) ejemplar. Una cuarentena obligada y cumplida escrupulosamente está dando lugar a que desde la perspectiva positiva se plantee el propio 29 de marzo como el pico de la infección (curva máxima de contagios). Los menos halagüeños, hablando de entre el 15 de abril como más pronto y 10 de mayo como más tardío. La llegada de la primavera y la subida de las temperaturas puede ser un plus habida cuenta que agua y calor destruyen al virus. Pero todo esto no puede dejar de lado la inoperancia de la Unión Europea una vez más, junto a las inexplicables contrainformaciones de los líderes de Washington, Londres, Buenos Aires, París o Berlín, que aún no han planteado una cuarentena obligatoria de la sociedad para evitar contagios masivos. De nuevo, tristemente los medios occidentales, tampoco se hacen eco del mayor polvorín localizado en la Tierra: Oriente Medio. La pandemia del Coronavirus llega en el peor momento para zonas del Magreb (Argelia y su Hirak o revolución social, Libia en su interminable guerra civil), Machrek (Egipto bajo la manu militari de Abdel Fatah Al Sisi, Sudán con un ejecutivo de transición), el Levante (Siria con el noveno año de su guerra, Líbano con un gobierno incapaz de pagar su deuda soberana), Irak (sin prima ministro desde Octubre de 2019) y por último, pero no menos importante, la República Islámica de Irán. El año, comenzó del peor modo para buscar una paz global con el régimen de los ayatollah. Tras salir EEUU del acuerdo 5+1 (entre Washington, varios países de la UE y Teherán) por el cual Irán renuncia a su programa nuclear, el 3 de enero de 2020, un dron de la CIA, acababa con la vida de quien sin duda fue el mayor jefe de inteligencia iraní sobre todas las regiones de Oriente Medio: Qasem Soleimani.

El veterano general de la Fuerza Quds (unidad de élite de la Guardia Revolucionaria Iraní), perdía la vida, tras haber salido indemne de la “guerra impuesta” (contra Irak), la invasión israelí del Líbano en 2006 -donde actuó de asesor de la milicia islamista Hezbollah- y la guerra contra el autoproclamado “Estado Islámico”. ¿Qué tiene que ver todo esto con la expansión del Covid-19 en el país persa, cuyo número de muertos ya ha sobrepasado las 1.200 víctimas? Si nos atenemos que ya el 2 de enero de 2020 el virus había abandonado territorio chino y que la entrada a Irán de informadores para cubrir el multitudinario sepelio de Soleimani entre los días 6 (1,5 millones de asistentes en Teherán) y 7 de Enero de 2020 (580.000 asistentes en Kerman, localidad natal del militar, donde asimismo, una estampida acabó con la vida de 56 personas), los contagiados podrían pueden ser muchos más de los casos que se anuncian, máxime cuando el virus no muestra indicios o síntomas en los primeros quince días de incubación -también pueden ser confundido con una gripe grave- y en un funeral tan masivo, el contacto físico (principal medio de propagación del Covid-19) era un hecho. Diez días después el anciano, pero beligerante Líder Supremo, el Ayatollah Alí Jamenei pronunció un sermón durante la oración del viernes -día festivo semanal en el Islam- en Teherán.

Acto visto in situ por no menos de 1,1 millones de almas en la megalópolis. Podemos imaginar el posible nivel de contagio entre los asistentes y la presumible y silenciosa incubación del virus. El 21 de febrero, la sociedad iraní fue llamada a las urnas para renovar el Majlis o parlamento nacional. A pesar de la más que escasa participación (un 42.57%, una de las cifras más escasas en unos comicios desde la revolución Jomeinista de 1979), las cifras se tradujeron en 26.393.400 ciudadanos que ejercieron su derecho a sufragio. Tras ello, el caos: el 26 de febrero, comparecía en rueda de prensa el viceministro de salud del país, Iraj Harirchi. Tosía de modo compulsivo, mientras se secaba el sudor con pañuelos desechables en varias ocasiones. Más tarde fue diagnosticado con coronavirus, según los medios estatales. Estaba junto al portavoz del Gobierno Ali Rabiei para hablar sobre los últimos casos de infectados en Irán. Se comenzó a ordenar la cancelación de eventos deportivos al aire libre (como partidos de fútbol), se cerraron escuelas y universidades, junto a revisarse la entrada de extranjeros al país. No sirvió de mucho.

En una espiral horrenda de contagios, tras un extenso discurso del presidente del país, Hassan Rohani en el cual admitía Tenemos «un visitante no invitado y desfavorable. Dios quiera que podamos supera… este virus», 64 parlamentarios electos caían enfermos por el virus. Hasta el momento, la legisladora víctima del Covid-19, ha sido Fatemeh Rahbar. También perdían la vida, Hossein Sheikholeslam (asesor del ministro de exteriores, Javad Zarif), eles embajador en el Vaticano, Hadi Khosroshahi, el ex jefe de Gabinete de Ali Jamenei, Mohammad Mirmohammadi, o el general de brigada Nasser Shabani (polémico tras admitir que su unidad de fuerza especiales asesoró a los rebeldes houthies de Yemen, para atacar cargueros petrolíferos saudíes). Irán, con 18.000 casos positivos, ya es el país más afectado tras China e Italia. Podemos hacer varias consideraciones:

  • Irán, se enfrenta a un shock económico que puede llevar al colapso estatal, habida cuenta de la reinserción de sanciones por parte de EEUU; tras retirarse esta nación del acuerdo nuclear suscrito en Viena entre 2014-2015. No son solo sanciones contra los miembros del establishment iraní o contra los adeptos del Velayat-e-Faqih implementado por Ruhollah Jomeini en 1979. No. Los recortes en el estado de bienestar (factor que sacó a la calle a manifestantes en las mayores protestas vistas por el país, entre finales de 2017 e inicios de 2018), provocaron estos días la falta de personal sanitario, camillas y medicamentos de primera necesidad.  
  • En áreas «rebeldes» como son la región balochi y el Kurdistán, el encarecimiento de bienes básicos, puede llevar a la hambruna. Y de los diputados electos anteriormente citados, 37 enfermaron de Coronavirus, falleciendo 22 de ellos. Un índice de mortandad horrible, como se puede apreciar. El virus afecta y arruina a todos sin distinción.
  • Los comerciantes de los bazares de Teherán o Qom (ambos al aire libre), abren sus tiendas con miedo al virus, pero aún más aterrorizados por el fin de su medio de vida.

Finamente, se debería permitir que el FMI sacase una línea de crédito de emergencia hacia Teherán -siendo esta vigilada para que no se derive a otros menesteres-. Irán limita geográficamente con Irak, Pakistán, Afganistán y algunas ex repúblicas soviéticas de credo islámico. Si el COVID-19 se propaga desde los montes Zagros al Hindu Kush, pasando por la gobernación de Basora y Alto Badajsan, la situación puede empeorar más aún (si aún cabe esa posibilidad).

Mariano López de Miguel. Madrid
Colaboración, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 19 Marzo 2020.