Título original: Amélie
Nacionalidad: Francia
Año: 2001
Dirección: Jean-Pierre Jeunet
Guión: Jean-Pierre Jeunet, Guillaume Laurant
Interpretación: Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Rufus, Lorella Cravotta, Serge Merlin, Jamel Debbouze, Claire Maurier, Clotilde Mollet, Isabelle Nanty, Dominique Pinon, Artus de Penguern, Yolande Moreau, Urbain Cancelier, Maurice Benichou
Música: Yann Tiersen
Amélie es magia, una de las comedias románticas más dulces de los últimos tiempos, única en su especie e impregnada del nostálgico romanticismo parisino. “Ella va a cambiar tu vida”, y también la de aquellos sensibles espectadores, con la originalidad y activa inventiva de la protagonista, que se traslada, igualmente, al montaje de la cinta, y nos maravilla con la belleza de cada trazo, como el lienzo de Renoir del señor Raymond. Un regalo para los ojos, con una cautivadora Audrey Tautou, que salta al estrellato tras esta creación de Jean-Pierre Jeunet.
Amélie ha tenido una infancia peculiar, y tan aislada ha estado de todo que, irremediablemente, su mundo de fantasía ha sido su mejor compañero en su niñez. Con 22 años se muda de casa de sus padres, y empieza a trabajar en des 2 Moulins (Café de Los Dos Molinos). El 30 de agosto, coincidiendo con la noticia de la muerte de Lady Di, “el fabuloso destino de Amelie Poulain” va a cambiar. Escondida entre una de las losas del cuarto de baño, Amélie encuentra una caja con juguetes, fotografías y cromos, que un niño escondió allí hace más de cuarenta años. El 31 de agosto, a las cuatro de la madrugada, Amélie tiene una idea espectacular: encontrará al dueño de la caja y le devolverá su tesoro. Si le conmueve, dedicará su vida a ayudar a los demás.
Lo llamativo son las clases de estrategias de las que se vale Amélie para cambiar la suerte de las personas que le rodean, ajenas a la intervención de la chica. Huye del drama típico en situaciones familiares poco favorables, para sacarle partido a la vida, con optimismo, energía e ilusión, que es lo que define a Amélie. Todo sucede cerca de su entorno más inmediato. En el edificio donde vive, en el café en el que trabaja, donde se dan encuentro un variopinto grupo de personajes. Están Suzanne (Claire Maurier), la dueña, antigua artista de la hípica artística, Georgette (Isabelle Nanty), la hipocondríaca vendedora de tabaco, Gina (Clotilde Mollet), la camarera, Hipólito (Artus de Penguern), un escritor fracasado, Joseph (Dominique Pinon), el amante rechazado de Gina, que espía a la camarera, y Philomène, la azafata de vuelo. Todos con sus propios gustos y particularidades, quienes son presentados al inicio de la película, a través de la voz en off del narrador. También está “el hombre de cristal» (Serge Merlin), la vecina de abajo (Yolande Moreau), que sufre por su desdicha de amor, el señor Collignon (Urban Cancelier) y su ayudante (Jamel Debbouze), con su puesto de frutas y verduras, y, sobre todo, Nino (Mathieu Kassovitz), un chico que Amélie encuentra parecido a ella, dada su singular rareza. Su padre (Rufus), un ser antisocial, poco afectivo, que no supera la muerte de su madre, está también dentro de los planes de la muchacha. E incluso, involuntariamente, ella.
Se trata de una de las películas francesas más taquilleras hasta la fecha, con gran repercusión internacional que, a pesar del gran número de nominaciones a los Óscars (cinco, incluyendo Mejor película extranjera, Mejor guión original, Mejor fotografía, Mejor dirección artística y Mejor sonido), no obtuvo ninguno en la ceremonia del año 2001. En los BAFTA saldría más agraciada, como sin duda le correspondía, con el Mejor guión original y el Mejor diseño de producción. La música, de Yann Tiersen, recrea el mundo de fantasía y ensueño de Amélie. París es mostrado con encanto, como cuando Amélie prepara uno de sus inusuales juegos en el Sacré-Cœur (Basílica del Sagrado Corazón), que comienza en el carrusel de la feria de la Place Willette y sigue en los jardines que suben hasta la basílica, terminando en uno de los miradores del Sacré-Cœur. De hecho, después del éxito de la película, varios de los lugares filmados, como la cafetería, la frutería Épicerie Collignon o el Metro Abbesses o el de de Lamarck-caulaincourt, son motivo de visitas entre los amantes de Amélie. Cultivarás el gusto por las pequeñas cosas, una armonía en tu interior, en “los tiempos difíciles para los soñadores”. Un examen a valorarnos a nosotros mismos. «Si mañana destruyesen París y se perdiese la receta del amor verdadero, los arqueólogos podrían reconstruirla perfectamente con sólo una bovina de Amélie» (Lisa Nesselson: Variety).
Cynthia Gómez. Madrid.
Colaboradora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 31 Marzo 2016.