Hay dos formas de leer El Péndulo de Foucault, la de seguir la trama aunque no conozcamos o entendamos la mayoría de cosas que nos cuenta Umberto Eco, o la de intentar entenderlo todo. He de confesar que la primera vez que tuve entre mis manos el libro lo dejé a medias, porque lo encontré un libro difícil de seguir, pues ingenuo de mi pretendía hacer la segunda lectura que mencionaba más arriba. Ha sido ahora después de muchos años con algo más de conocimientos y más paciencia cuando he logrado completarlo sin que por ello sepa si he entendido lo fundamental.
Puede que todo sea una gran broma, o puede que no. El joven Causabon escondido en el telescopio del Conservatoire National des Arts et Métiers de Paris ubicado en Saint-Martin-des-Champs, nos evoca sus últimos años en los que se ha metido en una investigación que ha cobrado vida propia y que termina desbordándole. Todo empezó cuando Casaubon conoció casualmente a Jacopo Belbo en el Garibaldi y este se interesó por su tesis doctoral sobre el proceso a los templarios, entablándole a una reunión, junto con Diotallevi (un estudioso de la Cabala), con un candidato a autor en la editorial Garamond. El coronel Ardenti afirma tener pruebas de la existencia de un plan secreto de los templarios que se inicia desde el procesamiento de éstos hasta nuestros días. La visita de Ardenti probablemente no habría ido mucho más allá si no fuera por su misteriosa desaparición. Casaubon termina sus estudios y se marcha como profesor al Brasil con Amparo, donde ésta, una ferviente materialista histórica, tiene una crisis de identidad al enfrentarse con las raíces espirituales de su pueblo, y en donde Casaubon conocerá a Agliè, un erudito que a su vuelta a Milán formará parte del Plan, en el que nuestro trío se implicará plenamente.
El Plan como el libro tiene lecturas que terminan confluyendo. Mientras Casaubon, Jacopo Belbo, y Diotallevi, siguen la senda de la investigación de Ardenti, al mismo tiempo se crea una nueva colección sobre libros de esoterismo con el registro de autores de Manuzio, la editorial hermana de Garamond dedicada a los autores autofinanciados. Hagamos un pequeño inciso. ¿Qué entendemos por esotérico?
Según la Real Academia Española esotérico viene del griego esoterikós y que deriva de esotero, ‘más adentro’. Esotérico es un adjetivo que hace referencia a lo oculto o reservado, dicho de una cosa que es impenetrable o de difícil acceso para la mente, dicho de una doctrina que se transmite oralmente a los iniciados, y finalmente, dicho de una doctrina de la Antigüedad que era transmitida por los filósofos solo a un reducido número de sus discípulos.
Nuestros héroes primero deciden intentar investigar el supuesto Plan de los templarios pero terminan aprovechando los manuscritos de la nueva colección escritos por los diabólicos para llevar a cabo su investigación usando el método de la analogía. ¿En qué consiste este método? En palabras de Casaubon cualquier cosa guarda alguna similitud con cualquier otra desde algún punto de vista, pero además, en el Plan, estas conexiones no deben ser inéditas, en el sentido de que ya deben haber aparecido al menos una vez, y mejor si ya han aparecido muchas veces, en otros textos. Sólo así los cruces parecen verdaderos, porque resultan obvios. El Plan de los templarios les lleva a los cataros y al Santo Grial (donde hacen referencia sin mencionarlo a la teoría de la sang real de El Enigma Sagrado de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln), al misterio de los rosacruces (¿existieron realmente o el mito creó sus sucedáneos?), a los masones con sus dos grandes familias que define Agliè, a los Protocolos de los Sabios de Sión, y a la teoría de la Tierra Hueca de los nazis (donde se entrevé claramente El Retorno de los Brujos de Jacques Bergie y Louis Pauwels). En definitiva ellos por analogía, bajo una base de conocimientos esotéricos de multitud de sociedades secretas que los diabólicos han recogido en sus manuscritos, crean el Plan.
A fin de cuentas ¿no está esto claro?:
(… El autor de este libro debería recordar que Piazzi Smyth descubre las medidas sagradas y esotéricas de las pirámides en 1864. Permítanme ustedes que sólo dé números enteros, a mi edad la memoria empieza a fallar… Es singular que su base sea un cuadrado de 232 metros de lado. Originariamente, su altura era de 148 metros. Si lo expresamos en codos sagrados egipcios, tenemos una base de 366 codos, que es el número de días del año bisiesto. Según Piazzi Smyth, la altura multiplicada por diez a la novena da la distancia entre la Tierra y el Sol: 148 millones de kilómetros. Que era una buena aproximación para la época, ya que actualmente esa distancia se calcula en 148 millones y medio de kilómetros, y nada nos asegura que los modernos estén en lo cierto. La base dividida por el ancho de una de las piedras da 365. El perímetro de la base es de 931 metros. Si se divide por el doble la altura da 3,14, el número pi. ¿Deslumbrante verdad? …)
Pero como sucede con cualquier investigación relevante llevada a buen término ésta puede entrar en un terreno peligroso cuando otros, dando igual si hemos descubierto una verdad o la hemos fabricado nosotros mismos, creen en ella. No desvelaremos nada más. Tan solo me gustaría introducir una de las reflexiones que hace Casaubon sobre las conspiraciones, que es un carga de profundidad en toda regla: los hombres las hemos creado para no sentirnos culpables por nuestra falta de iniciativa y de entendimiento, echamos entonces la culpa a los demás y a un plan secreto que anhelamos conocer, pero que al mismo tiempo esperamos inconscientemente nunca alcanzar porque puede defraudarnos.
El Péndulo de Foucault es una crítica a todo ese mundo de individuos pretendidamente emancipados de la religión y liberados de la superstición que han decidido creer en un conocimiento oculto porque aunque muchos de ellos han abandonado a Dios tienen la necesidad de seguir creyendo en cualquier cosa. Hoy se da esto mismo a la inversa y es uno de los fenómenos que más tiene preocupadas en Europa y los Estados Unidos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: se da la circunstancia que algunos jóvenes, normalmente hijos o nietos de inmigrantes de confesión islámica, tienen una crisis de identidad que se da en unas sociedades occidentales secularizadas, en las que se han perdido todos los principios y seguridades, que ha producido un vacío en sus vidas, y para retomar sus raíces abrazan una interpretación rigurosa de la religión sin cuestionarse su literalidad, adulteración, o cualquier otro planteamiento. Hay quién responsabilizará a la secularización de la sociedad de este fenómeno pero mi impresión es que esto tiene que ver más con el modelo de sociedad liquida que define Zygmunt Bauman en la que no hay ya ni principios ni seguridades. Hace cien años sucedía precisamente lo contrario: muchos jóvenes en un contexto de revolución industrial y de explotación del ser humano abandonaron la religión para abrazar ideas utópicas porque ésta formaba parte del poder y les era impuesta desde niños. Hace entre trescientos y doscientos años unos cuantos hombres se emanciparon del yugo de la Iglesia y del Antiguo Régimen y alumbraron lo que conocemos bajo el nombre de la Ilustración. Más atrás aún: en el momento en que Roger Bacon en plena Edad Media formula el método científico, y más tarde Francis Bacon en la Edad Moderna lo desarrolla, la ciencia se vuelve a emancipar. Y así podríamos continuar con toda la historia de la humanidad.
Cuando aparecen las sociedades secretas tanto en Europa como en el resto del mundo sus miembros en muchos casos huyen de una sociedad que les dicta su vida diaria desde que se levantan hasta que se acuestan, y les separa a unos de otros en sus diferentes confesiones religiosas, estratos sociales, y adscripciones políticas. ¿Estas sociedades cambiaron el mundo para bien o para mal? Cada cual que se saque sus propias conclusiones. El Péndulo de Foucault es también un alegato en favor de la ciencia y el pensamiento racional, a lo que llamaríamos también el pensamiento practico y el sentido común, comúnmente rechazado por simple y vulgar. Todo problema puede tener como dice Lia una forma una explicación fácil si somos capaces de entenderlo. Pero esto, en una sociedades secularizadas, es insuficiente para muchos y de ahí que unos vuelvan a creer en la religión, y otros en cualquier otra cosa.
Terminemos con un acertijo, un pequeño juego para el que no debéis utilizar un buscador de Internet hasta que perdáis la paciencia: abrir el Google Earth o el Google Maps y localizar la rue La Fayette, 145. Fijaos en el edificio (hoy en obras) que ahí se levanta y quizá encontréis que las cosas no son lo que parecen.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 5 Enero 2016.