
Título original: Big eyes
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 2014
Dirección: Tim Burton
Guión: Scott Alexander, Larry Karaszewski
Interpretación: Amy Adams, Christoph Waltz, Danny Huston, Krysten Ritter Jason Schwartzman, Terence Stamp, Heather Doerksen
Música: Danny Elfman
Tim Burton nos tiene muy acostumbrados a un mundo de extravagancias y ficción, en una línea que han marcado sus comienzos (Eduardo Manostijeras o Beetlejuice, por ejemplo), hasta películas más recientes, como Alicia en el país de las maravillas o Big Fish. En este caso, hace uso del mismo adjetivo, aunque aquí aplicado a “eyes”, y trasladado a un universo de lo más realista y cotidiano, tanto que los hechos contados en la película están basados en una historia real.
Años 50 y 60. Margaret (Amy Adams) es una mujer divorciada que viaja a San Francisco con el fin de buscarse la vida. En un parque de la ciudad, conoce a Walter Keane (Christoph Waltz), un elocuente pintor que la intenta a ayudar a vender los cuadros que Margaret pinta en su tiempo libre, y que se caracterizan por mostrar a niños y niñas de ojos grandes. La situación se complica cuando Walter se hace pasar por el verdadero artífice de sus trabajos, beneficiándose de una mentira que también Margaret ayuda a crear, atraída por la fama y el dinero.
La cinta nos refleja los duros inicios de Margaret, como también los esfuerzos que hace Walter Keane por lograr un hueco en el panorama artístico de la época, dominado por grandes tales como Andy Warhol, al que se hace mención de distintas formas durante el film. Por un lado, nos muestra la vida de Margaret, la artista, recluida en su estudio y entregada a sus pinturas, y, por otro lado, la vida de Walter Keane, el perfecto vendedor, que trata de ganar dinero a consta de sus retratos, haciendo uso de las más retorcidas e inimaginables artimañas.
Nos situamos en unas décadas marcadas por la contracultura y el movimiento beat, en la que se comenzarían a gestar corrientes como el feminismo. De esta manera, Big Eyes nos plantea un momento de plena transición al cambio, en el que aún no estaban bien vistos temas como el divorcio, o como la independencia profesional o económica de la mujer. Una cuestión que subyace en la cinta, aunque lejos está de ser el punto alrededor del cual gire toda la trama, muy al contrario de lo que se podría esperar. En este sentido, es positivo que deje espacio para tratar también las dificultades de aceptación de nuevos pintores por parte de los críticos de arte, entre ellos John Canaday (Terence Stamp), o la importancia del uso de los medios de comunicación como fin para darse a conocer y adquirir notoriedad.
Resulta interesante el desarrollo de un drama que logra mantener el interés a medida que los acontecimientos van evolucionando, especialmente cuando se comienza a entrever la verdadera personalidad de Walter Keane. Margaret Keane comienza a cerrarse más en sí misma y su propia creación parece volverse en su contra, hasta el punto de demandar a su marido, y exigir los derechos y los beneficios de sus retratos. Tendrá el apoyo de la hija de su anterior matrimonio, a quien había ocultado durante años la verdad, como también había hecho con sus escasos amigos. De todas maneras, tampoco habría que calificar a Walter como el malo de la película, pues sin su talento para engatusar el universo pictórico de Margaret podría haber quedado apartada del estrellato.
Admirable es la actuación de Amy Adams, quien logra interpretar a una pintora un poco tímida, insegura y retraída. En cuanto a Christoph Waltz, su actuación viene a seguir la estela de películas como Django Desencadenado (Quentin Tarantino), que le valió el premio Óscar al mejor actor secundario, o la reciente Quiero matar a mi jefe 2 (Sean Anders), en las que representa a un hombre muy locuaz y de pocos escrúpulos. Tanto Adams como Waltz son nominados a los Globos de Oro, haciéndose Amy Adams con el premio a la mejor actriz de comedia o musical. Lejos están, no obstante, de recibir el contento de la Academia, pues la película no recibe ninguna nominación para los premios de este año 2015. Sí lo harían El gran hotel Budapest o The imitation game que, para ser sinceros, no tienen nada que envidiar a la última creación de Tim Burton.
La fotografía es muy colorista y se podría decir que trata de buscar una armonía con los colores de los lienzos de Margaret. La banda sonora ha sido creada por Danny Elfman, compositor habitual del director, mientras que Lana Del Rey escribió e interpretó, además, dos canciones, en concreto, “I Can Fly” y la melancólica “Big Eyes”. Margaret Keane, aún con vida, conquistó Estados Unidos con sus enormes ojos, desproporcionados y expresivos, los cuales siguen despertando hoy nuestra atención. Esos niños y niñas, de aire misterioso y repletos de emotividad, volverán a enamorar al espectador en esta nueva década del siglo XXI.
Cynthia Gómez. Madrid.
Colaboradora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 2 Mayo 2015.