3+2: Reordenación del sistema universitario – por Elena Rodríguez

El Consejo de Ministros, a propuesta del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, aprobó el 30 de enero el Real Decreto por el que se modifica el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, que establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, así como el Real Decreto 99/2011, de 28 de enero, por el que se regulan las enseñanzas oficiales de doctorado.

En este sentido, desde el Ministerio se observó que en el proceso de adaptación de los sistemas de educación superior a Bolonia, la mayor parte de los países adoptaron un sistema flexible mediante el cual las titulaciones de Grado pudiesen tener entre 180 y 240 créditos y las de Máster entre 60 y 120 créditos. Por tanto, en la mayoría de los países europeos conviven Grados de 3, 4 y más años de duración y Máster de 1 y 2 años.

Por el contrario, España adoptó un sistema rígido, según el cual, los Grados tienen 240 créditos y el Máster 60. Esto supone 4 años de Grado y 1 de Máster, contra el criterio de quienes pedían entonces la flexibilidad que este Real Decreto proporciona. El sistema 4+1 escogido por España es una rareza en el ámbito europeo, ya que nos aleja del resto de Europa y que comparten muy pocos países: Chipre, Turquía, Armenia, Georgia, Grecia, Kazajstán, Rusia y Ucrania.

Ahora bien, ¿qué son los famosos ECTS que llegaron con el Plan Bolonia? Se trata de créditos (Sistema Europeo de Transferencia de Créditos), que comprenden horas lectivas, trabajos de los alumnos, evaluación y tiempo de estudio. Es decir, el crédito ECTS mide en horas de trabajo total del alumno. Todos los grados, con algunas excepciones como el de Medicina, Arquitectura y las Ingenierías, tienen una duración de cuatro años y en todos los casos el alumno deberá superar 240 créditos ECTS, 60 créditos ECTS/año.

Una vez cursado el grado, los alumnos pueden, si lo desean, ampliar su formación mediante los másteres que programen las universidades. Los másteres, que tienen una duración de entre uno y dos años, constan de 60 y 120 créditos ECTS. No obstante, el precio de estos ECTS es muy superior.

Por este motivo, el Real Decreto aprobado pretende converger con la mayoría de los países europeos que han desarrollado sistemas universitarios de calidad. Sin embargo, establece que serán las propias Universidades (dentro del marco de su autonomía) las que decidan qué Grados se pueden reducir a 180 créditos. Por lo tanto, es un sistema voluntario para el cual no se ha establecido ningún plazo. Se trata, aseguran, de facilitar que las universidades que quieran puedan implantar esta opción de forma gradual, y no de imponer un cambio de modelo.

Parece interesante investigar entonces cómo son los modelos educativos en los demás países europeos ya que la pretensión del Gobierno es acercarnos a ellos. A través de la Comisión europea sobre sistemas de precios y apoyos para los estudiantes nacionales podemos conocer qué es lo que pagan, en promedio, los universitarios europeos en instituciones de educación pública, por la matrícula de cada ciclo académico, en euros: en Inglaterra, el precio oscila entre los 4.810 y los 11.099; en Italia, los 1.300; en Portugal, entre 631 y 1.066; en Alemania, entre 200 y 1.000 (Es importante señalar que la ley de Universidad de Berlin en su artículo 4/2011 expresa que las universidad no tienen derecho a cobrar tasas de estudio), y en Noruega, Suecia, Grecia y Finlandia, 0€.

Por otro lado, atendiendo al sistema de becas que ofertan desde las Universidades, existen diferentes propuestas. Desde Inglaterra la gran mayoría de estudiantes británicos costea las tasas de acceso a la universidad con créditos que concede el Gobierno y devuelven tras graduarse y acceder al mercado laboral. Por su parte, en Alemania dada la gratuidad de las universidades públicas, las becas van dirigidas al pago de alquiler, alimentación y material de estudio. Existe un tipo que no hay que devolver (orientadas a las personas que destaquen) y las que sí hay que devolver (conocidas como BAFöG). A nuestros vecinos franceses su Gobierno les concede dos tipos de becas a los estudiantes universitarios: unas por razones sociales y otras con el fin de favorecer a los mejores estudiantes.

El Real Decreto pretende por lo tanto acercarnos a este modelo europeo (a pesar de que existe una total falta de homogeneización en los modelos de cada país). Desde el Ministerio de Educación, según informaciones de El Mundo, la nueva ordenación en 3+2 «es una forma de ahorrar dinero para las familias» porque «se reduce un año la carrera» y «es un año menos que tienen de pagar tasas, más lo que supone estudiar ese año, es decir, transporte, manutención, vivienda…». A esto hay que añadirle que en «el 90% de las carreras no hay que hacer un máster de manera obligatoria para poder trabajar», por lo que el equipo de Wert cifra el ahorro en «150 millones de euros».

Sin embargo, desde la oposición política y los colectivos educativos se cree que esto encarecerá todavía más estudiar. Así, PSOE, IU, CCOO, UGT, CSIF, STES, el Sindicato de Estudiantes, la Ceapa, la Federación de Asociaciones de Estudiantes Progresistas y la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) creen que perjudicará el sector, ya que «mientras el precio medio del crédito de un grado ronda los 20 euros, el del máster es de unos 60 euros». Además, si tenemos en cuenta las subidas de tasas repetidas en los últimos años, un grado puede alcanzar los 2.000€ al año en la Universidad Pública (recordemos, una media de 60 ECTS al año).

Desde el Sindicato de Estudiantes, muy activo en esta polémica, aseguran que el decreto 3+2 pretende cambiar la estructura de las enseñanzas universitarias por completo. “Tiene en realidad las implicaciones de una nueva ley, pero para hacer el menor ruido posible y aprobarla a escondidas y con la mayor celeridad, el PP plantea imponerla por decreto, aprobándola en el Consejo de Ministros de la próxima semana para que se aplique a partir del mes de Septiembre de 2015, es decir, desde el comienzo del curso que viene”. Además, puntualizan la falta de homogeneización del decreto (un estudiante puede estudiar una misma carrera en 3 años o en 4, en función de la decisión de la Universidad), así como la reducción de grados y profesorado. Es importante también el efecto de devaluación del título de grado, ya que la consideración del título de grado o licenciatura tendrá menos validez en el mercado laboral y se exigirá un máster de “especialización” (de precio elevado).

Por todo ello, el Real Decreto ha suscitado grandes debates en el ámbito educativo después de los duros recortes sufridos. Se trata de un momento complicado, muy cercano al año de elecciones que nos espera, y en el que los sindicatos han decidido moverse y convocar concentraciones en las Universidades, y por su parte el PSOE e IU piden la retirada del texto.

Entre las movilizaciones producidas en los últimos meses destacan las del 25 y 26 de febrero, secundadas por varias universidades españolas. No obstante, se espera que la convocada para el próximo 24 de marzo tenga un seguimiento mayor, ya que el sindicato de estudiantes ha recogido casi 150.000 firmas en la plataforma Change.org en contra del decreto 3+2 en mes y medio.

Elena Rodríguez Flores. Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Marzo 2015.