Cuando toca escribir algo sobre el Kurdistán, siempre se convierte en una ardua tarea. Esto es debido a la escasa bibliografía que actualmente existe al respecto, y la poca existente está desfasada. Para poder escribir este artículo, he usado los artículos del periodista David Messeguer, que ha estado en el terreno kurdo en cuestión, y es conocedor de la realidad que se vive allí. En este artículo recopilo datos ya mostrados por él.
Como ya explique en un artículo anterior en relación al Kurdistán, no podemos caer en el error de considerar el Kurdistán sirio como un equivalente al iraquí u otro. Sus formas de organización dependen del país en el cual están inmersos, aunque pueden tener alianzas con kurdos de otras regiones, como es en este caso, que encontramos alianzas de kurdos sirios con kurdos turcos.
Los kurdos de Siria disponen desde el 2012 de una región autónoma de gobierno; dicha región, no la hemos de asociar como la iraquí, que viven en una región aceptada oficialmente. La región kurda de Siria dispone de un autogobierno debido a la retirada de tropas militares de al-Assad, que realizaron un repliegue estratégico a ciudades clave como Alepo, para luchar contra los rebeldes sirios.
La región kurda de Siria representa el 10% de la población, y está situada al norte del país. El autogobierno kurdo está dirigido por el Partido de la Unión Democrática (PYD) en manos de Saleh Muslim, hermanado con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, partido turco). En sus dos años de autogestión política, su agenda se ha visto marcada por la guerra, y las dificultades que implica gestionar un territorio en estas condiciones. Aparte, desde Damasco y Ankara, no aceptan la creación de este autogobierno kurdo en Siria. De hecho, propios milicianos kurdos sirios, denuncian la política de Turquía de ayudar y apoyar a grupos terroristas, entre ellos el llamado Estado Islámico o Daesh (que tiene actualmente su fijación en la ciudad de Kobane). Durante los dos últimos años, las milicias kurdas, las llamadas, Unidades de Protección Popular (YPG), están haciendo frente a grupos como: Ghuraba, Frente al-Nusra, o el ya citado Daesh.
En el 2012-2013, el frente de guerra estaba relativamente alejado de la región kurda, y permitió desde el autogobierno, un progreso materializado con la creación de viviendas, centrales energéticas, etc. Progreso frustrado por el avance del Daesh, los embargos de Turquía, y la falta de recursos.
Dicha ofensiva del Daesh sobre la ciudad de Kobane, ha obligado al PYD a centrar todos los esfuerzos en la guerra y a defender dicha ciudad. Este grupo terrorista atacó con todas sus fuerzas la ciudad de Kobane el 15 de septiembre del 2014, con miles de combatientes y armas pesadas de última generación, que fueron arrebatadas de forma sospechosa al ejército iraquí. La ofensiva del Daesh llegó a introducirse dentro de la ciudad, tomando así algunos barrios de la misma. Solo el gran esfuerzo de las YPG y los bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, han logrado hacer retroceder en parte al Daesh de la ciudad.
Durante las primeras ofensivas del Daesh sobre el territorio kurdo de Siria, la coalición internacional eran meros observadores, hasta el asedio de Kobane. Como he dicho, los milicianos kurdos de las YPG denuncian a Turquía públicamente, por permitir la entrada por su frontera de grupos terroristas que integran el Daesh, como a su vez, denuncian algunos ataques de artillería turca sobre posiciones kurdas.
De hecho, Turquía juega un doble papel frente a este conflicto. Kobane se encuentra en la frontera con Turquía, por tanto, el papel que tienen los turcos es vital para el abastecimiento de tropas, que hasta hace poco, al parecer, los únicos beneficiados eran los terroristas del Daesh. El retardo de los bombardeos de los Estados Unidos, fueron debidos a la presión ejercida por Turquía, miembro de la OTAN, que veía con recelos el proyecto de autogobierno kurdo.
El 20 de octubre del 2014, Turquía decidió permitir el paso de peshmergas iraquís hacía la asediada ciudad de Kobane, creando así, una especie de corredor. Esta decisión ha sido tomada por la presión internacional que recibía el gobierno de Erdogan, que no dudó a seguir cargando contra el PYD acusándolos de terroristas.
Una de las grandes necesidades que actualmente tienen las YPG es la de armarse. Un tema receloso para la coalición internacional por sus vínculos con el PKK, grupo terrorista kurdo de Turquía. Aunque de todas formas, los Estados Unidos, ya han realizado envíos de armas a la ciudad. Kobane se ha convertido en una especie de Stalingrado entre los kurdos y los terroristas del Daesh. Se teme que Kobane pase a ser la nueva Halabja, si la ciudad cae en manos del Daesh. Temor reflejado en los datos de refugiados que nos muestra ACNUR: más de 170.000 refugiados establecidos en Turquía.
Aparte del problema del armamento que sufren las YPG, el Kurdistán sirio dispone de un problema que afecta a la comunicación dentro de su territorio, y dificulta los envíos de ayudas a Kobane. Este problema se remonta a los años 60 y 70, con el régimen de Hafiz al-Assad. El régimen inició unas políticas de arabización del territorio kurdo, que consistieron en el desplazamiento de árabes, de zonas desérticas del sur hacía el norte (territorio kurdo), para que así, asimilaran a la población kurda. Esto supone una desunión territorial, tal como nos indica David Messeguer, dificultando, en este caso, los envíos de ayudas a Kobane desde los territorios de Afrin y Jazira.
Kobane es la actualidad en el Kurdistán de Siria; los kurdos han pasado a ser protagonistas de la lucha contra el terrorismo de Abu Bakr al-Baghdadi, líder del Daesh. Una lucha inmersa dentro de la Guerra Civil de Siria, un conflicto que cada vez está tomando formas más multidimensionales. Siria alberga distintos conflictos en un mismo espacio territorial. El régimen de al-Assad ha dejado de ser protagonista en los medios, a pesar de que siga bombardeando diariamente poblaciones civiles sirias. Los datos que nos ofrece ACNUR, hablan por sí solos de la tragedia que se vive actualmente en Siria: 3 millones de personas se han convertido en refugiadas; 6,5 millones de desplazados en el país; 5,5 millones de desplazados menores de edad; 10.000 niños muertos de un total de 130.000 personas fallecidas por la guerra. Una guerra que parece no tener fin.
Jordi Sánchez Callado. Barcelona.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 2 Diciembre 2014.
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