Desbarajuste sanitario ante el ébola – por Francisca Bernal

Desde el Gobierno se apresuraron a decir en su día que existía un mínimo riesgo de contagio. Las premisas eran que contábamos con una sanidad de primer nivel, que nuestros profesionales estaban preparados para cualquier eventualidad y que podíamos dar lecciones de coordinación, calidad e implementación de protocolos para el virus del Ébola.

Recibimos en su día las felicitaciones de los EEUU en relación a los traslados de nuestros compatriotas afectados por el virus. Habíamos conseguido salir en todas las televisiones del mundo y nos aplaudían por nuestra eficacia, eficiencia y efectividad. No contábamos con lo más esencial: la formación en nuestros profesionales sanitarios y no sanitarios. Cursos de aprendizaje de 40 minutos no resuelven las dudas de aquellos que han de ponerse delante de un enfermo con estas características tan peculiares y tan poco vistas. Pero claro, nunca los responsables se ponen delante del toro, maniobran desde la barrera.

Los superiores jerárquicos del centro hospitalario Carlos III se han apresurado a decir que seguramente no se han cumplimentado bien los protocolos; con esta afirmación parece como si quisieran dar a entender que fue la trabajadora la que no cumplió a rajatabla con todos los requisitos del procedimiento.

Se nos está olvidando algo esencial para descubrir qué pasó realmente. Cuando se diseña un protocolo éste ha de ser validado, conocido, ejecutado y maniobrado por todas aquellas personas que luego harán uso de él. Si a esto añadimos que es una enfermedad sumamente contagiosa, sumamente letal, sumamente desconocida en nuestro país, veremos que casi la totalidad de los profesionales que han atendido a estos enfermos de Ébola han confirmado la escasa formación que han tenido para atender a estos pacientes.

Los protocolos han fallado desde el primer momento por querer asumir algo de lo que no estábamos preparados. Hemos actuado de forma prepotente ante la Comunidad Mundial al pensar que nuestro país contaba con las garantías necesarias para hacer frente a este ente tan virulento.

Quisimos compararnos con los americanos. Ellos utilizan trajes e instalaciones de primer nivel y son el primer centro mundial de investigación y vigilancia epidemiológica. Nosotros en comparación somos un equipo de segunda división y lo peor es que a día de hoy todavía no queremos reconocer nuestra deficiencia operativa.

Cuando no tienes atado y bien atado los puntos por donde han de pasar los pasos protocolarios tienes un grave problema porque seguramente los puntos se abrirán y dejarán entrever los fallos de sutura. Ahora le ha tocado a una auxiliar, otras personas están en observación. Mientras tanto nuestra ministra de sanidad está desaparecida, tan sólo ha dado una escueta comparecencia donde apenas ha respondido a las preguntas que le formulaban los diputados. La transparencia brilla por su ausencia.

Las últimas noticias indican que fue la trabajadora que al quitarse el traje se tocó la cara con las manos. En EEUU hay una persona cualificada que mientras sus compañeros se desnudan de su vestimenta de protección les observa, les ayuda y les corrige para que todo funcione a la perfección. Ellos utilizan un protocolo nº 5, nosotros un protocolo nº 2. La diferencia es evidente y no podemos asumir lo inasumible sin contar con los medios necesarios.

Sólo nos queda aprender de nuestros errores y deficiencias personales y laborales. Los responsables tendrán que responder de sus equívocos y torpezas en la medida que su cargo les confiera. Aunque esto ya se verá. Últimamente en nuestro país nadie dimite, nadie es responsable de sus actos. Todos se aferran a su sillón sin importarles las críticas, comentarios y dimes y diretes. En otros países ya se hubieran producido dimisiones por este affaire. Pero estamos en España. Un país al que sus representantes políticos le adhieren una pandereta en su bandera.

Puede ser que al final de todo el responsable todo sea el perro de la auxiliar. Y muerto el perro se acabó la rabia.

Francisca Bernal Pérez. Viladecans. Barcelona.
Colaboradora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Octubre 2014.

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