
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el actual brote de ébola (EVE) empezó en Guinea en Diciembre de 2013, y en la actualidad hay transmisión en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona. A fecha de 4 de agosto de 2014, los cuatro países habían notificado 1.711 casos (1.070 confirmados, 436 probables y 205 posibles), 932 de ellos mortales, tratándose de este modo del mayor brote de EVE registrado hasta ahora. En este sentido, la epidemia de ébola que sacude África occidental ha provocado ya cientos de muertes; las malas condiciones y la falta de prevención favorecen un clima propicio para su expansión, poniendo sobre alerta a Occidente y creando un ambiente de desconcierto y miedo mundial.
El virus se detectó por vez primera en 1976 en dos brotes simultáneos ocurridos en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo). La aldea en que se produjo el segundo de ellos está situada cerca del río Ébola, lo que da nombre al virus. Desde entonces se han producido diversos brotes, con mayor o menor tasa de letalidad, en países como Uganda, Gabón o Costa de Marfil. El último de ellos en 2012, con 57 casos en la República Democrática del Congo de los que fallecieron 29 personas.
El virus del ébola (EVE) se introduce en la población humana por contacto estrecho con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados. Además, en África se han documentado casos de infección asociados a la manipulación de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.
Posteriormente, el virus se propaga en la comunidad mediante la transmisión de persona a persona, por contacto directo (a través de las membranas mucosas o de soluciones de continuidad de la piel) con órganos, sangre, secreciones, u otros líquidos corporales de personas infectadas, o también por contacto indirecto con materiales contaminados por dichos líquidos.
En cuanto a lo sintomático, la EVE es una enfermedad vírica aguda grave que se suele caracterizar por la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas y externas. Además, los resultados de laboratorio muestran disminución del número de leucocitos y plaquetas, así como elevación de las enzimas hepáticas. La epidemia de ébola fue declarada en Guinea (África occidental) el pasado mes de marzo, pero enseguida se extendió a otros países (la propia Guinea, Liberia y Sierra Leona, sumado más recientemente a Nigeria). Sigue sin estar controlada y todavía se desconoce su alcance, por lo que incluso podrían agravarse sus consecuencias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera ya que el brote de EVE en África Occidental constituye un ‘evento extraordinario’ y supone un riesgo de salud pública para otros estados. Hay que tener también en cuenta que las posibles consecuencias de una mayor propagación internacional son particularmente graves dada la virulencia del virus, su intensa transmisión tanto en la comunidad como en los centros sanitarios, y la debilidad de los sistemas de salud en los países afectados y en los que corren mayor riesgo de verse afectados. Reclaman además una respuesta internacional coordinada para detener y revertir la propagación internacional del virus, habiendo declarado ya la emergencia de salud pública por unanimidad. De este modo, desde la OMS se recomienda que los estados con transmisión del virus examinen en los aeropuertos y puertos marítimos internacionales y en los principales pasos fronterizos terrestres, a todas las personas que salgan del país a fin de detectar enfermedades febriles compatibles con una posible infección por el virus del Ébola. Además, los estados no afectados que tengan fronteras terrestres con estados en los que haya transmisión del mismo deberían establecer de forma urgente una vigilancia de los conglomerados de casos de fiebre de origen desconocido o de muertes por enfermedad febril, y en caso de que se detecte alguna sospecha, decretar la emergencia sanitaria. No obstante, no deben prohibirse de forma generalizada el comercio ni los viajes internacionales, aunque deberían aplicarse las restricciones definidas en estas recomendaciones con respecto a los viajes de los casos de EVE y sus contactos.
Pero lo que realmente preocupa es la posibilidad de expansión debido al desconocimiento general de las medidas preventivas adecuadas. Los sistemas de salud de los países afectados son frágiles y tienen importantes déficits tanto humanos como económicos, por lo que les es complicado afrontar esta dura batalla contra el ébola. La falta de conocimiento ante la transmisión de la enfermedad supone un gran obstáculo para salvaguardar a gran parte de la población, ya que cualquier contacto con fluidos de los infectados provoca el contagio.
Otro factor importante ha sido el gran número de infecciones en los profesionales sanitarios, lo que deja en evidencia las medidas inadecuadas de muchos centros. Uno de los fallecidos era Umar Khan, considerado todo un héroe en Sierra Leona y que dirigía en su hospital el departamento de Lassa, otro virus hemorrágico similar al ébola. Con su muerte, se constata que los medios son insuficientes, cerrando un círculo vicioso: al no haber medidas suficientes, los sanitarios se infectan; al infectar los sanitarios, mueren más personas.
No obstante, un tema que ha levantado al Gobierno español ha sido la repatriación del padre Miguel Pajares, sacerdote de la orden de San Juan de Dios y superior del hospital católico de San José de Monrovia (Liberia). Tras informarse de sus síntomas, desde el Gobierno se decidió repatriar al sacerdote así como a la religiosa Juliana Bonoha Bohé, aunque no pudieron hacer lo propio con los otros que formaban parte del equipo de Pajares al carecer de pasaporte español. Tanto es así, que la hermana congoleña Chantal Pascaline ya ha fallecido.
Hay que tener en cuenta que no existe ninguna vacuna ni cura contra el ébola, aunque sí existen fármacos experimentales. Al hospital Carlos III de Madrid ya ha llegado el medicamento ZMapp utilizado en EEUU para el tratamiento de la enfermedad, según un comunicado del Ministerio de Sanidad, después de una importación excepcional de una dosis que se encontraba en Ginebra. Mientras tanto el religioso, primer europeo contagiado por el virus, se encuentra estable y no sufre hemorragias, por lo que habrá que ver su evolución para comprobar si el fármaco surte efecto y se abre entonces una vía a la esperanza para cientos de personas.
Nota: Miguel Pajares finalmente ha muerto.
Elena Rodríguez Flores. Lugo.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 11 Agosto 2014.