Siete años después de la ruptura entre las dos organizaciones políticas más importantes palestinas se ha producido la reconciliación. Cisjordania (gobernada por Al Fatah) y Gaza (gobernada por Hamás) se unen para formar un gobierno de unidad en un plazo de un mes y la celebración de elecciones dentro de seis meses.
La reacción israelí no se ha hecho esperar. El gabinete de seguridad del gobierno, liderado por Benjamín Netanyahu, ha aprobado poner fin al diálogo con los palestinos hasta que quede clara la composición del nuevo gobierno palestino y la política que llevara a cabo.
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Este acuerdo entre la Organización por la Liberación de Palestina (liderada por Al Fatah e integrada entre otras también por el Frente Popular para la Liberación de Palestina y el Frente Democrático por la Liberación de Palestina) y Hamás se basa en las reuniones celebradas en El Cairo y en Doha en el 2012 y pone en principio fin a la lucha entre las dos formaciones políticas. Para la ruptura entre las dos formaciones políticas tenemos que remontarnos a la Gaza del mes de febrero de 2007 cuando la Unión Europea retiró la financiación de la Autoridad Nacional Palestina para este territorio al ganar Hamás las elecciones legislativas de 2006. Hamás se vio incapaz de pagar el sueldo a los funcionarios públicos y el enfrentamiento entre las dos organizaciones palestinas no se hizo esperar, viviéndose momentos importantes de violencia. Desde entonces el gobierno israelí ha jugado a una doble política: acercamiento con Al Fatah y mano dura con Hamás por medio de ataques militares, como represalia al lanzamiento de cohetes caseros, que se han cebado principalmente entre los civiles de Gaza.
El motivo más visible que Israel esgrime en su negativa total hacia Hamás es que esta organización no reconoce el estado de Israel impuesto en 1947 en los territorios palestinos con el reconocimiento de las Naciones Unidas. El otro motivo menos confesable es la inquebrantable defensa que hace la organización islamista de los derechos de los palestinos que choca frontalmente con la política israelí de ocupación de los territorios palestinos. Hamás desde la muerte de Yasir Arafat en el 2004 vio incrementada su fuerza política por su combativo discurso y su política asistencial. La contrapartida fue la progresiva islamización de la sociedad palestina del territorio de Gaza. Estados Unidos, país que propició las últimas conversaciones entre palestinos e israelíes por la búsqueda de la solución de «dos pueblos, dos estados», considera a Hamás como una organización terrorista. En el conflicto israelí – palestino, según las Naciones Unidas, queda sin resolver de un lado la ocupación efectiva que hacen los israelíes de Cisjordania y Jerusalén Este, a través de colonias, el ejército y la construcción de un muro que divide el territorio, y de otro la cuestión de los palestinos que fueron expulsados en 1948 durante la Nakba (originariamente al menos 750.000, hoy son millones) que mayormente viven desperdigados en campos de refugiados en otros países. Benjamín Netanyahu ha planteado a Mahmud Abbas que «debe decidir si busca la paz con Israel o con Hamás».
Redacción. Internacional. El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Abril 2014.