Cientos de miles de personas (mientras la Delegación del Gobierno primero ha dado la cifra de 50.000 manifestantes y luego la ha rebajado a 36.000 los convocantes hablan de dos millones de personas) han marchado por Madrid organizadas en seis columnas procedentes de todas las comunidades autónomas en contra de la política económica y de los recortes sociales del gobierno del Partido Popular y de la Unión Europea.
Bajo las consignas «No al pago de la deuda», «Ni un recorte más», «Fuera los gobiernos de la Troika» y «Pan, trabajo y techo para todos y todas» la columna de Asturias, Galicia-Bierzo, Cantabria, Castilla y León, la columna de Cataluña, Aragón y Nafarroa, la columna de Extremadura, la columna de Euskal Herria, la Rioja y Burgos, la columna del País Valenciano y Región Murciana, y la columna Exterior han recorrido las calles de Madrid desde Atocha a la plaza de Colón sin que se produzcan incidentes hasta el momento de su finalización. – seguir leyendo
– Manifiesto Marchas de la Dignidad 22 de marzo de 2014
– Crónica: Una historia del 22M – por Laura Morillas
– La dignidad imprescindible – por Esther Vivas
– Democracia en España – por Francesc Sánchez
– Que se joda la Troika – por Francesc Sánchez
– Estallido social en Burgos – La irrupción del movimiento 15M
En la plaza Colón el actor Willi Toledo y la periodista Olga Rodríguez leyeron un manifiesto en el que se plantea superar el vigente sistema y el régimen político que tenemos desde 1978 que crea «desigualdad» y está lleno de «corrupción». Entre el resto de parlamentos una representante de la columna que venía desde Cataluña hizo un alegato a favor de la lengua catalana y del derecho a decidir en todas las facetas que tienen que ver con nuestras vidas, y criticó la política económica del gobierno de la Generalitat y sus socios de gobiernos
Tras un intento de acampada por parte de algunos manifestantes en el paseo de Recoletos y el desalojo por parte los antidisturbios de la policía se han producido disturbios y cargas policiales en la calle Génova (en la que está la Sede del Partido Popular) y en la misma plaza de Colón, donde había concentrados muchos de los manifestantes y donde los organizadores de las marchas pidieron a la policía que se retirara. En estos choques se han producido 24 detenidos y 101 heridos (69 de ellos policías). La cobertura en los grandes medios de comunicación ha sido parcial, centrada sobre todo en los disturbios, lamentable.
Una historia del 22M
Laura Morillas
Salimos a la acera, andamos rápido sobre los adoquines grises de Madrid; son aproximadamente las 17:30h de la tarde, somos cuatro personas que llegamos tarde a una de las manifestaciones más importantes de los últimos años, pese al silencio previo de los medios de comunicación y una difusión con boca a boca.
El cielo amenaza lluvia, el aire es frío, pero como escribe vorazmente Luciano en Twitter, nada de esto podrá detenernos. Las redes sociales llevan muchas horas relatando la crónica a pie de calle, no oficial, de todo lo que rodea a la Marcha por la Dignidad a la que nos dirigimos. Se habla de alrededor de 100 autobuses, y bastantes coches, procedentes del resto de provincias españolas, a los que supuestamente se les ha retrasado, entorpecido, etc., su entrada en la capital con excusas varias policiales.
Sea como fuere, nosotros cuatro -Luciano, Lorena, Ángela y yo- tardamos unos diez, quince minutos en llegar desde Lavapiés hasta el grueso de la manifestación. Nos detenemos a escasos metros, observamos a la multitud que ocupa toda la envergadura de la gran calle, hasta donde alcanza la vista y más allá. Se oyen canciones, consignas reivindicativas, tambores, pitos, voces. Se da la circunstancia de que Luciano es militante de un partido político de izquierdas (concretamente de la verdadera izquierda, según sus palabras, y no de centro-derecha como el PSOE); enseguida él comienza a estrechar manos y repartir miradas cómplices al tiempo que le pasan una bandera, nosotras nos unimos al bullicio detrás suyo. Conseguimos pegatinas, de la Marcha y del partido, cantamos y gritamos que nadie va a recortar nuestra dignidad ni libertad, que han de escuchar al pueblo, que somos más que ellos. A nuestro lado van caminando jóvenes alegres, mayores en silla de ruedas y/o con bastón, hombres y mujeres con niños encima de los hombros, personas con semblante serio y comprometido. Se levanta el puño al aire, se habla de política, se va avanzando hasta casi rozar la Cibeles, rodeados de más y más furgones de policía Nacional.
Como siempre hay algún idiota suelto por el mundo, a alguien se le ocurre que es buena idea lanzar un par de masclets en los jardincitos al lado del asfalto. Algunos se asustan, otros nos enfadamos ante tan poco sentido común, pero no dejan de ser un par de hechos aislados, y todo sigue discurriendo tranquila y pacíficamente, a pesar de encontrarnos en uno de los puntos fuertes (por ideología, consignas, pancartas, follón sano) de la manifestación. A los policías ni se les mira. Nosotros estamos allí para hacernos oír, y con nuestras voces y nuestros pasos bajo el madrileño atardecer, es suficiente. Bueno, en sentido estricto no lo es, porque esta lucha social que nos envuelve tiene muchas caras, y es imposible luchar contra todas ellas sólo con una manifestación, por grande que sea, pero lo cierto es, que es un gran paso -desde el 15M- ver reunidas de esta forma a tantísimas personas luchando en paz por nuestros derechos, violados repetidamente por este Gobierno.
Empiezan a llegar los primeros datos serios del conteo de la participación global de la Marcha. La inmensa mayoría de medios de comunicación oficiales nos tasan en 50.000 mil almas, todo el resto de medios nos cuenta en un intervalo que va desde los 2 millones a una cifra cercana al millón. Spain is different, citando la trillada frase; el aire se tiñe de un tufo a manipulación mediática que nos va carcomiendo, ¿acaso no nos ven?, ¿tan difícil es para las grandes cadenas de televisión, para los grandes periódicos, contarnos correctamente?… El periodismo de este país ¿qué tiene que ganar si nos cuenta mal, a la baja? Me pregunto algo más inquietante ¿qué tiene que perder?
En determinado momento Lorena, Ángela y yo nos distanciamos del tumulto, necesitamos un poco de espacio y un instante de tranquilidad; lo cierto es que estamos muy cansadas, nos hemos despertado -camino para Madrid- a las 5, 5.30h de la mañana. Entonces, observamos algo muy inquietante. De repente, los furgones aparcados de la policía Nacional se ponen en movimiento, encienden las luces y sirenas, y ante nuestros ojos, se desplazan por toda la manifestación. ¿Qué hacen? nos preguntamos, ¿por qué se movilizan sin venir a cuento? La respuesta es, que sin motivo aparente, empiezan a intervenir la manifestación. Son las 21h, hora normal de prácticamente la totalidad de nuestros Telediarios e Informativos varios con conexiones en directo. La policía Nacional carga contra los manifestantes en diversos puntos, uno de ellos, aquel donde nos encontrábamos nosotras hacía minutos. Nos quedamos con la boca abierta. El Twitter arde. Se habla de encapuchados, que al mismo tiempo que la policía ha empezado a cargar, le rompen la cara a un periodista de la agencia EFE, lanzan masclets en mitad de la gente (que no se lo espera y está tan tranquila) y toman una actitud violenta hacia los policías. Se habla de la posibilidad de que esos encapuchados sean policías encubiertos. Mucha gente no entendemos nada. O creemos entenderlo todo. ¿Por qué justo a la hora de las noticias (noticias en directo) la policía activa un protocolo de represión ante una manifestación pacífica (mucho antes de su hora oficial de término además)?, ¿por qué al mismo tiempo aparecen de la nada los encapuchados, desde fuera de la manifestación, uniéndose sólo para sembrar caos?
Ayer, y tal y como pueden leer ustedes en el diario Público en el artículo ‘La Policía se inventa pruebas para criminalizar a los detenidos del 22M’, salió a la luz lo siguiente: “Los sindicatos policiales han difundido imágenes de varios objetos asegurando que se trataban de armas utilizadas por los manifestantes para atacar a los antidisturbios durante los enfrentamientos que tuvieron lugar el sábado tras la manifestación de las Marchas de la Dignidad. Sin embargo, tanto la imagen de un punzón oculto en el interior de una muleta como la de una riñonera con bolas de acero habían sido difundidas en fechas anteriores a la movilización”, información ratificada por José Manuel Sánchez Fornet, exsecretario general del SUP y presidente de FESYPOL (Fundación Estudios Seguridad y Policía).
Podría citarles más artículos como el anterior, pero a poco que rebusquen en Internet los encontrarán. Hasta aquí llega mi crónica personal del 22M, el motivo de este artículo. Para mí, un buen día. Porque andar junto a miles de personas, tratando de hacer oír al mundo que no vamos a dejar que nuestra dignidad se compre y venda en manos de políticos, para mí, es algo bueno.
El Manifiesto resultante habla de la crisis del Régimen del 78 y pide a la ciudadanía que se rebele contra la injusticia social que sufrimos o la derogación del artículo 135 de la Constitución.
Más allá de la manipulación o no de los sucesos asociados a la Marcha del 22M, me quedo con dos preguntas. La primera ¿para cuándo la siguiente Marcha?, y la segunda, ¿nos acompañará usted, camarada?
Redacción. España. El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 22 / 26 Marzo 2014.