Si os gustan las películas de aventuras quizá habéis visto Mutiny on the Bounty en alguna de sus diferentes versiones, por estas latitudes dobladas al castellano y bajo el titulo de Rebelión a bordo. Lo que quizá no sabéis es que el HMS Bounty realmente existió, y efectivamente, fue en busca del árbol del pan a Tahití, hubo un motín a bordo, una proeza náutica en una balsa, y los amotinados fueron a parar a una isla deshabitada.
Introducción
Para entender esta historia más allá del relato de aventuras tenemos que tener presente el contexto internacional que había hacia finales del siglo XVIII, la cronología en la que se suceden los hechos del motín de la Bounty, cuando las naciones europeas llevan más de trescientos años lanzándose al mar, a lo desconocido, para primero explorar y comerciar, para finalmente conquistar el resto del mundo. Los ingleses a través de las compañías comerciales se habían establecido hacia más de cien años en América del Norte, donde los colonos formaron las trece colonias, lucharon al lado de los ejércitos británicos contra los franceses en la Guerra de los Siete años entre los años 1756 y 1763, para poco después, en el 1776, declarar su independencia del Imperio británico llevando a cabo una guerra revolucionaria en la que recibieron ayuda de los franceses y en la que finalmente vencerán. Los ingleses ya han puesto sus pies en la India pero aún falta tiempo para explotarla plenamente y convertirla en la joya de la corona, hecho que realmente se producirá en 1857 tras el motín de los cipayos. Por esta razón como veremos intentan explotar las islas del Caribe que han conquistado haciendo en muchos casos de negreros, algo que en la próxima centuria cuando el valor económico del trabajador remunerado es superior al del esclavo, denunciaran y perseguirán. En el continente europeo no debemos perder de vista que el Antiguo Régimen en Francia está en crisis por el avance de las ideas ilustradas y la bancarrota que ha provocado la última guerra antes mencionada. Esto lleva al país a partir de 1789 a un periodo revolucionario encabezado por la burguesía del Tercer Estado que ha recogido el impulso de la revolución americana y que influirá al resto del mundo. En cuanto a los españoles aún conservan el imperio americano pero pronto lo perderán por la inestabilidad que provocan las guerras napoleónicas en la península, y por supuesto, por la proclamación de las independencias de los criollos, ocupando en cierta forma su posición los británicos.
Los grandes viajes a través del mar los habían protagonizado en la Antigüedad los griegos y los fenicios, en la Edad Media los árabes y los vikingos, pero es a partir de los viajes de Cristóbal Colón entre 1492 y 1504, que no olvidemos pretendía llegar por el oeste a la India y se encuentra con un nuevo continente, cuando los europeos amplían su perspectiva del mundo. Entonces llegó el momento de los navegantes portugueses como Vasco de Gama que para llegar a la India en sus viajes entre los años 1497 y 1524 va en dirección contraria circunnavegando el continente africano, y más tarde entre 1519 y 1522 la expedición española de Fernando de Magallanes y Juan Sebastian Elcano será la primera en hacer la circunnavegación del globo (la vuelta al mundo). Doscientos años después el francés Louis-Antoine de Bougainville explora el océano Pacifico y da la vuelta al mundo llegando a las Islas Malvinas y a las Islas de Tahití que llamó Nueva Citera. El capitán inglés James Cook realizo tres largos viajes entre 1768 y 1779, el primero de ellos con rumbo a los Mares del Sur con propósitos científicos (observar el transito de Venus que permitiría determinar la distancia entre la Tierra y el Sol e ir a la búsqueda del gran continente austral) que le llevará a dar la vuelta al mundo, el segundo lo lleva al círculo Polar Antártico, y el tercero, donde perderá su vida en las Islas Hawai frente a los nativos, pretendía buscar el paso del Noroeste que unía el océano Atlántico con el océano Pacífico. Todos estos viajes buscaban ampliar tanto los conocimientos científicos como abrir nuevas rutas comerciales e iniciar la conquista de un nuevo mundo que a partir de entonces ya podía localizarse.
El HMS Bounty originariamente fue un carguero inglés que fue construido en 1784 que llevaba por nombre Bethia y que en 1787 fue comprado por 1,950 libras por el Almirantazgo para realizar un largo viaje hacía el océano Pacifico. El objetivo de este viaje era la obtención del árbol del pan (Artocarpus altilis) en las islas de Tahití para introducirlo en las Indias Occidentales (Jamaica y otras islas del Caribe) para alimentar a los esclavos de las grandes plantaciones de azúcar que previamente habían extraído del continente africano. El comandante de la Bounty por recomendación de Sir Joseph Banks, el presidente de la Royal Society, fue el teniente William Bligh, un experimentado oficial que acompañó al capitán James Cook en su tercer y último viaje de circunnavegación (vuelta al mundo) entre los años 1775 y 1779. William Bligh nombró segundo de abordo a Fletcher Christian, un amigo suyo, que formaba parte de una influyente familia aristocrática, que conocía desde su promoción en la academia y que había servido con él en dos ocasiones en la marina mercante.
El 23 de Diciembre de 1787 la Bounty, pertrechada con unas buenas velas y algunos cañones, partió del puerto de Portsmouth hacia la isla de Tenerife y tras esta parada técnica se dirigió hacía el Cabo de Hornos, el punto más meridional del continente americano en el que el océano Atlántico se encuentra con el océano Pacifico, temido por todos los marineros por sus tormentas. La travesía durante treinta días es imposible. Entonces el comandante Bligh decide cambiar la ruta y se dirige hacía el Cabo de Buena Esperanza, el punto más meridional del continente africano, bautizado originariamente por los portugueses como el Cabo de las Tormentas. Durante la travesía se descubre que el médico es un alcohólico y cuando Bligh fomenta el ejercicio físico al ritmo del violín entre la tripulación empiezan a aparecer las tensiones.
El 26 de Octubre de 1788, tras casi un año de travesía, la Bounty llega a la Bahía de Matavai en las islas Otaheite (Tahití). Los nativos los reciben de buena gana haciéndoles preguntas sobre James Cook al que dan por muerto pero Bligh les dice que esa información dada por una anterior visita a la isla de un buque inglés es falsa. Se inicia un intercambio de regalos que Bligh aprovecha para pedirles el árbol del pan. La búsqueda, reproducción, recolección y traslado al buque del árbol del pan dura seis semanas pero la partida de la Bounty se retrasa cinco meses. Durante la estancia en la isla la tripulación ha sucumbido a sus encantos, buen clima, paisaje paradisiaco, y una buena hospitalidad de los nativos. Los marineros han confraternizado con las nativas y en algún caso se ha llegado a producir más de una unión formal. Tres de estos marineros intentan desertar pero finalmente vuelven porque son incapaces de sobrevivir y de garantizarse su propia seguridad frente a los nativos. Estos desertores son azotados en el barco en presencia de toda la tripulación. El 5 de Abril de 1789 la Bounty parte de Otaheite con menos espacio, por el dedicado al árbol del pan, menos agua, por el mismo asunto, y un incremento de las tensiones entre la tripulación que el comande Bligh atribuía al haber dejado la isla.
El motín en la Bounty se atribuye a un asunto trivial. Por la noche han desaparecido una docena de cocos y el comandante William Bligh acusa públicamente Fletcher Christian del robo. El asunto no llega a mayores pero Christian a la noche siguiente tiene la intención de huir del barco hacía una isla cercana cuando varios de los marineros le convencen para liderar un motín. Así el 28 de Abril los amotinados (se habla de ocho hombres) cercan a Bligh y a los que le son leales tomando la nave y les invitan a abandonarla en una lancha con vela. En cuanto a los árboles del pan, son lanzados al mar.
La Bounty regresa a Otaheite para dejar a dieciséis hombres leales a Bligh y abastecerse de alimentos. En la isla también recogen a diecisiete nativos, once mujeres y seis hombres que les ayudaran a llevar el barco. El 23 de Septiembre abandonan Otaheite en la búsqueda de una isla en la que establecerse, pero Christian llega a la conclusión de que deben encontrar una deshabitada para garantizar su seguridad. Entonces es cuando Christian fija su atención en la isla Pitcairn, incorrectamente emplazada en las cartas náuticas, y por lo tanto imposible de encontrar si no es, como en su caso, por error. El 15 de Enero, tras una travesía de 1.200 millas náuticas, llegan a Pitcairn. Empiezan a construir un asentamiento en la isla, aprovechando todo aquello que fuera útil de la Bounty, y unos días después la incendian.
En cuanto a William Bligh y dieciocho marineros que le han sido leales realizan en la balsa una travesía desde la isla de Tofoa hacía la isla de Timor, más de 3.500 millas en cuarenta y siete días, con escasez de agua y alimentos, llegando a la colonia holandesa de Coupang el 17 de Junio. Bligh regresa a Portmouth el 14 de Marzo de 1790 donde fue aclamado como un héroe pero esto no es óbice para que el Almirantazgo le haga un consejo de guerra por haber perdido el buque. El Almirantazgo finalmente acepta sus explicaciones, encargándole de nuevo la búsqueda del árbol del pan, al tiempo que decide enviar el HMS Pandora, bajo el mando del capitá Edward Edwards, en la búsqueda de la Bounty.
El Pandora llega la Bahía de Matavai el 23 de marzo de 1791 donde encuentra a catorce de los dieciséis hombres dejados allí por Fletcher Crhistian (dos de ellos habían muerto). Edwards, incapaz de encontrar a la Bounty, se va de Otaheite, con la mala fortuna de encallar en la Gran Barrera de Coral de Australia, donde el Pandora golpeó contra sus rocas. En este incidente mueren treinta y un tripulantes y cuatro de los presuntos amotinados. El 19 de Junio de 1792 vuelven a Inglaterra y en el consejo de guerra contra los supervivientes de la Bounty la mayoría de ellos absueltos, pero tres son declarados culpables del motín y son ahorcados.
Dos marineros de la Bounty, Peter Heywood y James Morrison, retrataron a William Bligh como un comandante espantoso, que por su abuso de poder había conducido a la tripulación al motín. Este tipo de declaraciones provocaron mucha publicidad del caso entre la sociedad del momento degradándose la imagen de William Bligh. Edward Christian, profesor de derecho en Cambridge, trató de proteger la reputación de su hermano, criticando el liderazgo de Bligh, por lo que cuando este volvió a Inglaterra, en el mes de Agosto de de 1793, después de obtener finalmente éxito en su misión del transporte del árbol del pan, encontró una recepción menos entusiasta. En tiempos mucho más recientes Caroline Alexander en su investigación sobre el motín de la Bounty argumenta que a través de los informes de las entrevistas que se realizaron a algunos de los supervivientes se sugiere que la causa del motín fue, pura y simplemente, las mujeres, añadiendo que Fletcher Christian había encontrado una forma de vida que siempre había envidiado.
El mes de Febrero de 1808, casi veinte años del motín, el capitán Folger del buque americano Topaz llega a la isla Pitcairn y la encuentra habitada. Allí conoce a Alexander Smith, conocido también con el alias de John Adams, el único superviviente de los amotinados. Los marineros de la Bounty y los nativos de Otaheite tuvieron descendencia pero se cuenta que en el asentamiento empezaron a aparecer tensiones entre los dos grupos que llevaron al derramamiento de sangre, en el que muchos murieron, entre ellos Fletcher Christian. En la isla de Pitcairn tanto sus descendientes como la Bahía de la Bounty refleja la impronta de estos marineros.
Mapas: Travesia de la Bounty, Vuelta a Inglaterra de William Bligh
Hay bastante bibliografía sobre el motín de la Bounty, entre ella el diario que escribió el propio comandante William Bligh, la investigación que llevó a cabo la antes mencionada Caroline Alexander, una novela histórica de John Boyne, o la trilogía de Charles Nordhoff y James Hall, pero quizá lo más fácil sea ver alguna de las películas que comentaba al principio de este artículo. Entre ellas mi preferida, basada en las novelas de Charles Nordhoff y James Hall, aunque es una versión bastante libre por lo dicho hasta ahora o en cualquier caso una historia del motín alternativa, y así debería de ser visionada, es Rebelión a bordo de (Mutiny on the Bounty) dirigida por Lewis Milestone en 1962, en donde aparece un Fletcher Christian interpretado por Marlon Brando, y un terrible William Bligh, interpretado por Trevor Howard. En este filme, los problemas empiezan prácticamente desde el principio y se incrementan con la estancia en Tahití, donde Christian se enamora de la hija del jefe de los nativos, y se precipitan con la escasez de agua que provoca el cuidado de las plantas del árbol del pan. En el filme más fidedigno de Roger Donaldson de 1984 se presenta a un comandante William Bligh sobrepasado por los acontecimientos, duro en algunos momentos, pero alejado totalmente del tirano que retrata Lewis Milestone. No os perdáis tampoco la dirigida por Frank Lloyd en 1935 en la que aparece Charles Laughton interpretando a William Bligh y Clark Gable a Fletcher Christian. El motín de la Bounty es de esas historias épicas que los anglosajones han sabido integrar muy bien en su cultura, hasta el extremo de aparecer pintado el nombre de la HMS Bounty en el pájaro de guerra klingon que utiliza una tripulación del Enterprise en cierto modo rebelde en el filme Misión salvar la tierra.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 20 Febrero 2014.