Irse de Erasmus es igual a irse de fiesta continuamente, aprobar en las universidades de destino sin ir apenas a clase por el mero hecho de ser extranjero, gastarse el dinero de los fondos de la beca en viajes para hacer el gandul…
Cuántas veces habremos escuchado este tipo de frases en un contexto de ignorancia o quién sabe, rabia, por no experimentarlo. Estereotipos. En eso se han convertido las famosas becas Erasmus.
Esta beca, para quién no la conozca aún, consiste en realizar un intercambio entre universidades españolas y otras de Europa durante un semestre o un curso completo para la realización de ese año universitario en dicha universidad europea. Las convocatorias a esa beca salen cada año y los estudiantes esperan ansiosos a que aparezcan las listas de admisión para ver si, finalmente, le han sido otorgados su primer destino.
Una vez otorgadas, empiezan los nervios, empiezas a rellenar miles de documentos para enviarlos, a acudir a una cantidad ilimitada de reuniones en las que la información escasea y donde lo único que te dan son más folios en blanco; y sobre todo, a estar un poco, o muy perdido.
Por otro lado, están los familiares, que como familia que son y te mantienen, se empiezan a preocupar por la ayuda económica, por la dichosa y famosa comparación con rima incluida de la palabra Erasmus que no voy a escribir, por cómo vas a vivir y sobre todo, por cómo vas a comer.
Todo esto que estoy relatando no se vive si no te animas o no aprovechas la oportunidad que te brinda esta beca para disfrutar en el extranjero de tus estudios. ¿Qué es lo que ocurre? Que al final, la decisión personal se ha convertido en una decisión estatal.
Esta experiencia, como estudiante Erasmus, tiene y debe de ser totalmente necesaria para todo universitario que quiera participar y no tenga ningún obstáculo para ello.
Sin embargo, la noticia llegó hace dos semanas aproximadamente: “los no becados no percibirían nada de ayuda económica procedente del gobierno español.” Sin haberlo hecho público, simplemente en un boletín oficial sin previa discusión con una letra que podría haber pasado desapercibida, los estudiantes que se encontraban ya en sus países de destino se vieron sorprendidos, sin creer en esa noticia. Las discusiones, los debates entre los grupos de españoles no cesaban. Desesperación en el ambiente juntándose hasta con informaciones de que algunos de ellos pensaban en volver puesto que no podrían afrontar el curso sin ese dinero, que aunque no sea todo, perder casi 1.500 euros, que es la cantidad aproximada que entregan, de un plumazo, duele.
Finalmente, unos días más tarde, el “pseudoministro” Wert dio la cara y “rectificó” lo escrito. La decisión de retirar el dinero a los no becados no se impondría este año.
Quién sabe si el siguiente…
Aún sin salir la convocatoria, muchos de los estudiantes que tenían pensado pedir la beca para el curso universitario siguiente, se han retirado y han expresado su decisión de no lanzarse a la aventura sin tener algo escrito previa a la lista definitiva de admitidos ya que, como han visto, no se sabe lo que puede ocurrir.
Personas que me rodean del Partido Popular han tachado esta medida como inadmisible y se preguntan cómo han podido recortar en lo más imprescindible para la formación de una persona. Otro caso curioso va sobre los estudiantes de Grecia que perciben mes a mes la cantidad de 550 euros, como ejemplo. Todos conocemos la situación económica actual del país. Hagan ustedes las comparaciones.
Como es normal, aunque no quieran los citados anteriormente, los jóvenes que se encuentran estudiando en la actualidad en diferentes países europeos han reunido las fuerzas para seguir luchando tras la rectificación y a día 16 de noviembre, éstos se han manifestado ante las embajadas españolas de cada país.
Con palabras como éstas:
“Desde la plataforma “Salvemos Erasmus” entendemos que estamos en un momento delicado económicamente hablando, pero también sabemos que el gasto en educación es inversión en futuro, ya que estamos hablando de que somos el futuro de este país y si queremos aspirar a ser EUROPA, debemos empezar a formarnos para ello.”
Hay que concienciar a los estudiantes que tras las retiradas de las Becas Séneca que pasaron sin pena ni gloria y tras el decreto secreto acordado sobre las becas Erasmus, todo ahora mismo puede ser posible en educación y no, precisamente, para bien.
Por ello, no queda otra que decir que: ¡Salvemos Erasmus!
Isaac Jiménez Martín. Metz, Lorena Francesa, Francia.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 17 Noviembre 2013.