
El ejército egipcio ha dado un golpe de estado. Los militares han derogado la Constitución, disuelto el Parlamento, y echado del poder a Mohamed Mursi. Apenas un año después de las primeras elecciones democráticas el Partido Libertad y Justicia termina abruptamente su gobierno.
Mientras esto sucedía un amplio efectivo de militares se ha desplegado en El Cairo, tomando el Palacio Presidencial, la televisión pública, y el centro de la ciudad. Los detractores de Mursi, que llevan semanas manifestándose (ininterrumpidamente desde hace cuatro días), han celebrado la destitución del presidente en la plaza Tahrir.
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– Revueltas en el Mundo Árabe
Abdel Fatah Sisi, comandante en jefe del ejército y ministro de Defensa, compareció ayer a las nueve de la noche por televisión acompañado por otros oficiales y una serie de líderes tanto religiosos (el jeque Adly Mansour, gran imán de la mezquita de Al Azhar y Teodoro II, el patriarca copto) como de la oposición (Mohamed el Baradei, una de las caras visibles de la revuelta que echó a Hosni Mubarak) anunciando «la suspensión de la Constitución provisionalmente».
Abdel Fatah Sisi lanzó el siguiente mensaje: «El Presidente de la Corte Constitucional convocará elecciones presidenciales adelantadas. Se abrirá un periodo de interinidad hasta que se elija presidente. El presidente de la Corte tendrá poderes presidenciales. Se formará un Gobierno de tecnócratas».
Mohamed Mursi, en paradero desconocido (aunque presuntamente arrestado por el ejército, según las informaciones de los Hermanos Musulmanes), en la noche del martes al miércoles denunció un «un golpe de estado» y defendió su mandato por estar legitimado por las urnas. El ejército ha ordenado el arresto de 300 miembros de los Hermanos Musulmanes. Saad al Katatni, presidente del Partido Libertad y Justicia y Rashad Bayoumi, vicepresidente de este mismo partido ya estarían en manos de los militares.
Este golpe de estado se produce después del ultimátum de 48 horas que el ejército lanzó al presidente Mohamed Mursi para que atendiera a los manifestantes que durante cuatro días han paralizado El Cairo y para que formara un gobierno de unidad nacional. Mohamed Mursi no se plegó ante esta exigencia y los militares lo han echado del poder truncando, efectivamente, el proceso democrático.
Desde la expulsión de Hosni Mubarak del poder en febrero de 2011, tras las multitudinarias protestas de la revuelta en el país, el ejército ha mantenido intacto su poder. Se inhibió durante las protestas sin reprimir al pueblo y dejó caer al tirano pero permaneció tutelando el proceso de transición que trajo las primeras elecciones democráticas y ahora vuelve a entrar en escena. Los Hermanos Musulmanes, la formación histórica de los islamistas moderados regularmente reprimida desde su formación, obtuvieron una clara victoria en las urnas, rompiendo el presunto axioma que dice que una formación política musulmana es incompatible con la democracia. Pero la oposición laica, vinculada en parte al régimen anterior, y en parte a la formación de multitud de partidos, que denunció la reforma constitucional (ellos querían una nueva Constitución), ha seguido denunciando los problemas económicos y sociales que no se han resuelto durante el mandato de Morsi, y lo que ellos llaman «la deriva islamista de su política».
La revuelta en Egipto lejos de haber terminado continúa en marcha. Las exigencias de la oposición pueden obedecer a razones pero la entrada en acción del ejército no es aceptable. Se desconoce que repuesta pueden dar los Hermanos Musulmanes. Los salafistas (islamistas radicales) pueden incrementar tras estos hechos su fuerza y puede, claro, aumentar la conflictividad social.
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Interrogantes acerca del “Brumario” egipcio
Darius Pallarès
El hundimiento del gobierno del islamista de Mohamed Mursi, propiciado por la confluencia de las movilizaciones de amplios sectores de la población y de diversas fuerzas sociales y políticas opositoras, y la intervención del ejército protagonizando el golpe de estado del pasado día 3 de julio, supone un nuevo capítulo en el proceso que se inició con la caída del régimen de Hosni Mubarak en febrero de 2011. La incapacidad del gobierno y de las fuerzas políticas a la hora de alcanzar los compromisos necesarios para garantizar la estabilidad institucional y poder completar así el proceso de transición; la grave situación financiera del Estado egipcio, y el empeoramiento de las condiciones de vida de la población han sido factores que, a la postre, han hecho que la calle y los cuarteles sean de nuevo los protagonistas de los acontecimientos políticos de Egipto.
Cierto es que la nueva Constitución, considerada por la oposición laica como demasiado abierta a una interpretación islamista de la ley, y que fue aprobada en referéndum en diciembre de 2012, con un 63,8% de votos a favor y un 67,1% de abstención, ponía en tela de juicio las declaraciones de Morsi al inicio de su mandato de que pretendía erigirse como el presidente de todos los egipcios y ahondaba las divisiones dentro del país. Que los problemas económicos, con un paro superando el 13%, la escasez de productos como la gasolina y las deficiencias en el suministro de servicios básicos como la electricidad, alimentaban un creciente malestar social. Además, las negociaciones con el FMI para la concesión de un crédito de 14.500 millones de dólares, que habría supuesto un balón de oxígeno para unas arcas públicas exhaustas, se encontraban en un punto muerto. Por otro lado, a finales abril, un grupo de jóvenes iniciaba una campaña de recogida de firmas llamada Tamarrod (“Rebelión”), cuyo objetivo era exigir la dimisión de Morsi por incumplir el mandato popular. Dicha campaña acabaría resultando fundamental para catalizar las protestas y manifestaciones del pasado 30 de junio. En definitiva, todo concurría para que se fuese articulando un vasto y muy heterogéneo frente opositor formado por un amplio espectro de movimientos sociales, sindicatos y organizaciones políticas de lo más variopinto: izquierdistas, laicos, feministas, estudiantes, sindicalistas independientes, liberales, nacionalistas, etc. Incluso los salafistas de Al Nur, la segunda fuerza parlamentaria, exigían el adelanto de las elecciones.
No obstante, no son pocos los interrogantes que se plantean al respecto a lo acontecido en las jornadas del 30 de junio al 3 de julio. El hecho de que la cúpula militar, los dirigentes de la oposición y las principales autoridades religiosas acordasen rápidamente la formación de un gobierno interino encabezado por el recientemente nombrado presidente del Tribunal Constitucional, Adly Mansur, cuando apenas acababa de expirar el ultimátum de 48 horas dado por los militares a Mursi para que atendiese las demanda de los manifestantes, da pie a plantearse si dicho ultimátum no encubría más bien la disposición a adoptar una serie de medidas de fuerza que ya habían sido decididas de antemano. ¿Cabe interpretar la ambigua reacción de la ONU y de los gobiernos de EEUU y de la UE, evitando condenar el derrocamiento de un gobierno elegido democráticamente y a la vez expresando el deseo de que se retome cuanto antes la senda del proceso democrático, como la aquiescencia ante unos hechos que se veían venir de lejos? ¿Y todo ello, en definitiva, no ha obedecido a la manifiesta incapacidad de Mursi por apaciguar un descontento popular que iba en aumento, haciendo que el proceso revolucionario pudiese tomar un giro peligrosamente radical para algunos?
4 y 5 de Julio
En la jornada de hoy se han reproducido movilizaciones de los partidarios de los Hermanos Musulmanes en todo el país. Se han producido enfrentamientos entre el ejército y los manifestantes (partidarios y opositores a Mursi) que han provocado 17 muertos. Mohamed Badie, líder de los Hermanos Musulmanes ha sentenciado: «Sacrificaremos el alma por Mursi».
5 de Julio – 14 de Agosto
Los Hermanos Musulmanes han acampado en diversas plazas del centro de El Cairo para exigir la liberación de Mursi.
14 de Julio
Venció el ultimátum y el ejército echo a los partidarios de Mursi de las plazas. En la plaza Ramsés se produjo una masacre. Este jueves al menos 600 miembros y simpatizantes de los Hermanos Musulmanes perdieron la vida.
5 – 14 de Agosto
Los Hermanos Musulmanes han acampado en diversas plazas del centro de El Cairo para exigir la liberación de Mursi.
14 de Agosto
Venció el ultimátum y el ejército echo a los partidarios de Mursi de las plazas. En la plaza Ramsés se produjo una masacre. Este jueves al menos 600 miembros y simpatizantes de los Hermanos Musulmanes perdieron la vida.
15 – 16 Agosto
La Junta Militar ha proclamado el estado de emergencia durante un mes. El viernes se convocó el ‘viernes de la ira’ donde se produjeron casi un centenar de victimas más.
17 – 18 de Agosto
El sábado el ejército asaltó la mezquita de Al Fatah deteniendo a más de un centenar de personas. Han aparecido civiles con armas que apoyan al ejército y a la policía, también francotiradores. El domingo alrededor de 30 prisioneros aparecieron muertos: el ejército mantiene que se produjo un motín, los Hermanos Musulmanes dicen que fueron asesinados. La Hermandad ha convocado ‘una semana de la ira’ pero sus ultimas manifestaciones han sido menos concurridas por haberse localizado francotiradores.
19 de Agosto
Grupos islamistas en la península del Sinai, cerca de Gaza, han matado a 24 policías. Mientras el ex presidente Hosni Mubarak podría quedar en libertad condicional el ex presidente Mohamed Mursi sigue detenido. Israel defiende al ejército como única garantía de estabilidad en Egipto.
20 de Agosto
La policía ha detenido Mohamed Badie, líder supremo de los Hermanos Musulmanes. Hay más de 3.000 miembros de la Hermandad detenidos.
Redacción. Internacional. El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 4 Julio / 21 Agosto 2013.