Ayer se publicó la siguiente noticia en el periódico Levante-EMV, de la que copio textualmente un extracto:
“El Banco Solidario de Alimentos se encuentra en «situación de emergencia» ya que no ha recibido los alimentos que cada año envía la Unión Europea -que suponen cerca del 37 por ciento de las donaciones- y no puede atender al «incremento» de familias que necesitan esta ayuda.”
Ésta afirmación se refiere al banco de alimentos que abastece la provincia de Valencia (el tercer municipio por población así como la tercera área metropolitana de España -INE 2011- ).
Un banco de alimentos -puntualizo- es una entidad que recoge alimentos excedentarios (normalmente no perecederos) de comercios, empresas o particulares para su reparto entre la población necesitada. En España en 1996, los Bancos de Alimentos de España (uno por cada provincia) constituyeron la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL ,http://www.fesbal.org/bancos/fesbal ,http://www.bancodealimentos.info/) que coordina sus actividades y facilita las relaciones con los organismos de la Administración Central e Internacional así como con otras entidades no lucrativas y empresas que facilitan alimentos excedentes o que ayudan en su sector de competencia a la actividad de los bancos de alimentos.
Un banco de alimentos no es lo mismo que un comedor social, que es una organización pública de beneficencia para dar de comer gratis o con una pequeña contribución a personas de escasos recursos necesitadas y funcionan en coordinación, generalmente, con los bancos de alimentos. Los comedores sociales son municipales o dependientes de entidades religiosas, y según Cáritas en España, a causa de la crisis económica, la asistencia a los comedores en los últimos 5 años se ha triplicado: el número de personas a las que suministró ayuda en 2007 fue de 370.251 y de 1.015.276 en 2011, exactamente un 174% más de personas.
La gente con necesidad de esta ayuda no acude directamente a los bancos de alimentos. Todos los productos se gestionan a través de entidades benéficas, que están debidamente reconocidas por la Administración, y que tienen un contacto directo con las personas.
En nuestro país se tiran más de 8 millones de toneladas de alimentos al año, según datos de diversas organizaciones, y para entender mejor lo que eso significa es bueno comentar que el presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos, José Antonio Busto, ha denunciado que con los alimentos que se tiran cada año se podría llenar 80 veces los 55 Bancos que hay en España.
Cuando pensamos, hablamos, sentimos miedo y seguimos sorprendiéndonos por la crisis económica española, se nos vienen a la cabeza palabras como desempleo, hipoteca, préstamos, deudas, desahucio, recortes, etc., con la misma facilidad con que la lluvia cae sobre un paraguas, con la misma desagradable cotidianeidad con que esperamos la visita durante los meses de calor de las cucarachas que se cuelan por las rendijas de nuestras casas de ciudad. No solemos pensar realmente en la falta de comida, quizás porque es una idea que muchos ciudadanos han insensibilizado dentro de sí después de miles de noticias sobre el hambre en el tercer mundo y tras guerras o catástrofes naturales en las que no han asimilado el imperativo de ayudar.
Brevemente, voy a contar un dato familiar personal: mi abuela ayuda desde hace 15 años en un comedor social mantenido por una orden religiosa. Viuda y sin casi familiares cercanos que la cuiden y den amor (por diversas razones de la vida que no vienen al caso), ella acude puntualmente todos los días, no cocina pero sirve comida, friega platos, limpia, colabora en un sin fin de tareas organizativas, habla con las personas que atiende -incluso traba alguna pequeña amistad volátil-, reza y va a misa con las monjas en otro horario de no atención al público; ella se siente bien, le gusta ayudar a ésas personas, se siente más cerca del Dios en que cree y llena un vacío abismal en su vida. Diariamente ve a personas sin hogar y con vidas rotas mucho antes de que nuestra Crisis llegara y también cada vez más caras nuevas que hacen cola para comer desde que hundió sus raíces en nuestras aceras.
En situaciones clave siempre hay un punto de inflexión donde las personas decidimos, consciente o inconscientemente, de qué lado estamos, qué vamos a hacer, qué aportamos, etc. Como mi abuela, según nuestra vida interior (sus virtudes y sus carencias entretejidas) tomamos unos caminos u otros en nuestras vidas, y respecto a ése tema universal que es la necesidad humana de comer, todos nosotros individuos, empresas y organizaciones, seguimos cursos diferentes.
Hace días, hacía furor en la opinión pública sensata un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que promueve la cría de insectos ya que «son una fuente importante y fácilmente accesible de alimentos nutritivos». Tras iluminarnos con ésa posible solución para combatir el hambre en el mundo, el pasado 30 de mayo la FAO también nos recomienda incluir a las medusas en la dieta para contrarrestar su proliferación en el mar: «si no puedes luchar contra ellas… cómetelas».
A finales de 2012, la enorme cadena de supermercados española Mercadona firmaba un convenio de colaboración con la Federación de Bancos de Alimentos (Fesbal) para llevar a cabo la donación de alimentos en algunas provincias. Esto sucedía después de que el responsable del banco de alimentos de Valencia, Jaume Serra, afirmase en el programa de la Sexta «Salvados» de Jordi Évole, que Mercadona no colaboraba con la organización, a diferencia de las demás grandes superficies con las que en su mayoría si existían acuerdos (como LIDL, Consum, Carrefour…). Quizás éste sea un buen ejemplo de la unión efectiva e inteligente del marketing y la solidaridad.
Hoy en el Diario de Sevilla, podemos leer otra noticia de la que también me permito citar un pequeño extracto:
“El Ayuntamiento ha entregado al Banco de Alimentos de Sevilla 500.000 euros en concepto de subvención nominativa para que la citada institución solidaria desarrolle su labor. Gracias a esta subvención, la más importante recibida por esta institución en sus 18 años de historia, el Banco de Alimentos de Sevilla espera incrementar en un 30% su oferta alimenticia a las familias más desfavorecidas.”
Hace tres horas que en la edición digital del diario La Región se puede leer que La Academia Médico-Quirúrgica de Ourense entregará un cheque de 6.000 euros al Banco de Alimentos durante la clausura de su curso actual, según ha explicado la presidenta del colectivo, Carmen Penín.
Un último dato: un 40% de las toneladas que manejan anualmente los Bancos de Alimentos provienen de la Comisión Europea. Esta donación proveniente de la UE corre peligro para el año 2014.
Los Bancos de Alimentos son importantes. No nos fijamos en ellos hasta que lo necesitamos, pero están ahí. Igual que su emergencia silenciosa.
Los anuncios de la televisión nos hacen creer que todo un mundo de consumo alimenticio, moderno, brillante y estupendo, está al alcance de nuestra mano, pero no es realmente cierta la imagen de mundo feliz y música que nos ofrecen. Para muchos, acudir a un banco de alimentos es su única salida y no necesitan ver un anuncio para éso.
Últimamente está muy de moda para las grandes compañías, rodar anuncios emotivos e inspiradores para vendernos sus mismos productos de siempre, y ésto sucede tanto para los proveedores de telefonía y ADSL, como para los fabricantes de embutidos y refrescos o los bancos (caso especialmente sádico, en mi opinión). Mucha emotividad y optimismo pero al final su mayor objetivo es seguir vendiéndonos sus productos, a pesar de realizar alguna acción solidaria puntual. Estamos en un momento histórico en el que hacen falta hechos, iniciativas palpables, acciones cuantificables.
La web Yo Dono Alimentos (http://yodonoalimentos.org/espana/donde-donar-alimentos/) es un recurso a nivel de ciudadano muy interesante para tener información sobre dónde y cómo donar alimentos en tu ciudad de forma individual. Desde la fundación Hazlo Posible el 27 de marzo se posteaba un artículo muy interesante sobre qué hacer con todas las cosas que ya no utilizas (http://hazloposible.org/wp/quiero-donar-todo-lo-que-ya-no-necesito/). Son sólo dos ejemplos, afortunadamente podría escribir muchos más.
Es necesario actuar.
Laura Morillas García. Valencia.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 6 Junio 2013.