Tras los escándalos recientes en el círculo monárquico, hemos visto cómo la figura de esta institución se ha ido debilitando y deteriorando de una manera vertiginosa.
Parece que a Juan Carlos I ya se le ha quedado corto el agradecimiento que le solían dar: “La democracia que tenemos en nuestro país es gracias a él y a su intervención en el 23-F”. Una instauración de la democracia en un país ávido de cambio y regeneración, tras cuatro décadas de dictadura, que llevaba consigo sí o sí la instauración de una monarquía.
Su imagen se está viendo afectada por decisiones que no ha sabido tomar. Decisiones que en un futuro, ya presente, están irrumpiendo en la ciudadanía española, preocupada e indignada por la situación. Además, asistimos ahora a acontecimientos en los que, cada vez más, vemos cómo personas de todas las edades se reúnen y desean un cambio en la forma de Estado. Los datos que se manejan actualmente son del plebiscito que lanzó el diario Público el pasado 14 de abril, en el que el 92,68% de los encuestados se mostraron a favor de la República. Un dato muy relevante que no se ha dado al azar. Otra situación más a añadir en la lista.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), recordemos que es un organismo dependiente de la Vicepresidencia del Gobierno, no ha vuelto a hacer un sondeo sobre la imagen de la realeza, tras suspender en 2011 con un 4.89.
RTVE, nuestro medio público y de todos los españoles, que recordemos es institucionalmente independiente del Gobierno pero que las funciones de supervisión son ejercidas por parte del gobierno, concretamente por la Secretaría de Estado de Comunicación de la Presidencia del Gobierno, ha intentado por todos los medios realizar una propaganda para intentar salvar la institución pública. Como ejemplo de ello, la famosa entrevista-dialogo-monólogo del reputado periodista Jesús Hermida con el monarca; en un escenario en el que, eso sí, las fotografías estaban muy bien colocadas.
Oleadas de informaciones han logrado que la “censura” y los tabúes sobre este tema hayan acabado. Cada semana, los medios de comunicación descubren y nos sorprenden, a los que todavía siguen sorprendiéndose, con algo nuevo. Los e-mails de Diego Torres han conseguido que esto se transforme en el guión de un soap opera digna de Televisa, que nos consigue enganchar como si se tratara de un capítulo más. No sé si asemejarla a la famosa telenovela de finales de los 70 Los ricos también lloran o a la de Pobre Diabla.
Lo último que nos ha llegado; obviando al Duque em…Palma…do y su posible llegada a la federación qatarí de balonmano como entrenador, como relaciones públicas o de lo que quieran inventarse, ha sido la imputación de la Infanta Cristina, un antes y un después en la imagen de la Monarquía. Un hecho sin precedentes en el país.
Ahora mismo, la palabra imputada está en el aire ya que según el recurso de la fiscalía, que el juez ha aceptado, comenta que es “discriminatorio” que hayan imputado a la Infanta Cristina por las pruebas recogidas. Y el culebrón sigue, podríamos decir que van por la segunda temporada, ya que anticorrupción ataca al juez de esta manera: “El procedimiento judicial persigue la búsqueda de la verdad material, no de ajustarla a expectativas o sospechas personales, deformándola”. Una preciosa ofensiva al sistema judicial.
Recordemos también que el Ministerio Fiscal es un apéndice del ejecutivo. En la cúspide está el Fiscal General del Estado que también lo nombra el ejecutivo; y, el jefe fiscal de Mallorca, depende de éste. En lo alto altísimo de la cúspide, nuestro Rey con esa inviolabilidad que le caracteriza; sin embargo, ¿quién tiene ese poder “real”? el ejecutivo. Los triángulos amorosos no tienen nada que envidiarles a estas relaciones.
Las amistades del monarca también le han jugado una mala pasada, pero qué bien ha sabido disfrutarlas. Botswana y el cariño a sus elefantes, una historia de amistad “íntima” y “muy afectuosa” con una princesa emancipada cuyo apellido pocos se han aventurado a escribir sin antes mirarlo, y sucesivas conversaciones con el jeque qatarí en estos últimos días, para hablar de tantos temas que no tienen que ver con el “yernísimo”… aun así y cierto es, que en todas las monarquías ha habido escándalos. Escándalos que se han cubierto y que ahora, sintiéndolo mucho por ellos, saldrán a la luz minutos después de haberlo cometido. Estamos llegando a un punto, todavía falta un poco, en el que la libertad de expresión y de información aflora en el periodismo y en la ciudadanía sin ningún tipo de miedos, ni de tabúes.
En definitiva, estoy pensando si elaborar un guión para una tv-movie de estas que están de moda en todas las cadenas, porque total, si TVE emite un especial sobre Isabel Pantoja, Telecinco sobre Carmina Ordóñez ¿por qué no una tv-movie sobre la Familia Real Española y los escándalos recientes una vez que se haya resuelto todo? A la espera quedará, eso sí, queda reflejado que yo me lo pedí primero.
Para terminar, esta frase del discurso del Rey, no de la película: “La Justicia es igual para todos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidad públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar”.
No sólo los cristianos esperan un “Amén” a ese discurso. La esperanza de que esas palabras no se las lleve el viento y se escriban sobre papel mojado. Un papel fácil de romper. Una Corona de papel.
Isaac Jiménez Martín. Madrid.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 30 Abril 2013.