Los menores ven más de tres horas de televisión al día, cantidad que aumenta en época de vacaciones. Pero ¿qué programas y series ven? ¿Qué origen y antigüedad tienen estos productos? ¿Hay una programación que les ayude a entender la realidad, o todo lo contrario? Hagamos un repaso por la parrilla para conocer las respuestas.
De los 32 canales en abierto que aún quedan, tan sólo tres emiten de forma estable una programación infantil son: Clan, Boing y Disney. La primera sorpresa llega al ver que el grupo Atresmedia no tiene ninguna cadena dedicada al público infantil, es el único target por el que no compite abiertamente con Mediaset. El contenedor infantil “Megatrix” es su única oferta en este sentido, pero con una presencia reservada a vacaciones y fines de semana.
El lunes 25 de marzo de 2013, o sea, durante las vacaciones escolares de Semana Santa, hemos analizado la oferta televisiva de las tres cadenas nacionales que emiten de forma continuada una programación infantil en abierto y podemos sacar algunas conclusiones.
El total de contenidos diferentes emitidos por las 3 cadenas, sin contar las múltiples repeticiones, es de 54 programas o series distintos en un día, de ese total un 59% fue producido en EE UU, un 11% es producción francesa y un 9% está hecho en España (en total 5 programas, tres de los cuales son reposiciones y dos son de estreno). La sorpresa en éste capítulo la aporta la escasa producción japonesa emitida en España, con sólo un 4% del total, que además corresponde a reposiciones como son “Doraemon” (con un capítulo producido en 1993) y “Pokemon” (un capítulo de 1998).
Esto nos lleva a observar otra de las características de la parrilla infantil en plenas vacaciones escolares, y es la antigüedad de muchos de sus productos, con un 24% de ellos con más de diez años de antigüedad, destacando las series “Los Pitufos” (1981) y “Patoaventuras” (1987).
En este repaso por las parrillas de las cadenas infantiles, analizamos ahora el grado de realidad que transmiten a sus espectadores. Una buena dosis de imaginación y fantasía es fundamental para mejorar cualquier producto de entretenimiento y para fomentar la imaginación, sin embargo, un uso abusivo de ésta puede distorsionar la percepción de la realidad, mucho más en un público tan receptivo como el infantil.
Veamos un esquema de los contenidos que se emiten un día de vacaciones, clasificados por el nivel de realidad que incluyen:
Gallinas estresadas, perros voladores, legumbres que hablan, esponjas que hacen hamburguesas en el fondo del mar, patos millonarios, gatos vagos y comilones… Estos son, a grandes rasgos, los contenidos que ve durante horas el público infantil. Con el agravante de que en demasiadas ocasiones algo aparentemente “inocente” puede esconder unos valores peligrosos para su educación. Todos conocemos el ejemplo de la serie “Doraemon” que se emite en España de forma casi ininterrumpida desde hace más de veinte años y cuyo protagonista, Nobita, no tiene prácticamente ninguna cualidad positiva como bien lo define la página infantil Mundopeke. Es un niño vago, torpe, cobarde y egoísta, que se relaciona con “normalidad” con un gato cósmico venido del futuro… Todo un ejemplo de mezcla entre realidad e irrealidad con un resultado potencialmente nocivo.
Quedan de relieve después de este breve análisis las luchas de poder entre grupos mediáticos y grandes productoras por colocar sus contenidos en los diferentes mercados, sobre todo de Europa y América, con un claro predominio de la industria de Estados Unidos seguida de la europea y en detrimento de la asiática.
En cuanto a los canales emisores de contenido infantil, su principal preocupación es la rentabilidad de los productos, de ahí las eternas reemisiones y la inclusión de contenidos nacidos del branded content como “Monster High” y “Barbie life…” de la productora Mattel, ambas emitidas en España por Boing y que sólo buscan la venta de determinados juguetes. En este aspecto es importante resaltar la existencia de productos de merchandising relacionados con casi todos los programas infantiles.
Sin embargo, en este complejo mundo de la producción y programación de programas infantiles, ¿quién se preocupa por los menores? ¿Quién evalúa el efecto que los contenidos pueden causar en el público infantil?
Carlos Torres Montañés. Madrid.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 26 Marzo 2013.