Ya hace dos años de la revolución de Túnez, la que inició las «primaveras árabes» y que ha sido popularizada como el 14 de enero. Todavía no se ha entendido la auténtica dimensión de aquella emocionante revuelta. Pero aún menos se conoce que tres años antes, en 2008, ésta ya se estaba gestando en Gafsa, una gobernación desértica y pobre pero rica en fosfatos. Era la revuelta de los mineros del pueblo de Redeyef, y otros como Moulin, M’dhila, Metlaoui… Era la primera vez durante la dictadura de Ben Alí que un pueblo entero desafiaba un régimen que se creía todopoderoso.
Gafsa ha sido olvidada por todos los gobiernos desde su independencia. Además el paro ha ido creciendo, pasando de unos 14.000 trabajadores en 1980, a unos 58.000 en 2016. Según Hlaïmi Tarek, profesor y uno de los activistas de la revuelta de 2008 a Redeyef: «la región de Gafsa ha ido empobreciendose cada vez más. Dependemos totalmente de la explotación de las minas por parte de la Compañía de Fosfatos de Gafsa (CFG) ya que no ha habido ni hay inversiones en otros sectores que la desarrollen». «La avaricia de Ben Alí exigió a la CFG que invalidara un pacto no-escrito según el cual se priorizaba la contratación de personal local, permitiendo reducir el paro endémico de la región». Esta compañía, que es la principal explotadora de las minas de la zona y existe desde principios del siglo XX, es el principal centro de trabajo de la región. Por medio de un concurso público falsificado (como era habitual durante Ben Ali) se quería avalar la contratación de personal de fuera de la región, reduciendo aún más la precaria situación laboral de la zona.
La gente de Gafsa llegó al límite. «A partir del 4 de enero el pueblo reaccionó ?dice Hlaïmi Tarek?. Llegó a comprender que el problema era la mentalidad del régimen de Ben Alí, incapaz de responder a las necesidades de la población. Estalló una revuelta en cadena desde las asociaciones, al sindicato (UGTT) que hasta el momento era cercano al régimen, hasta los pueblos cercanos… Durante seis meses hubo marchas, sentadas, charlas públicas llegando hasta la confrontación con la policía. Se quería hacer una protesta pacífica, pero la policía acabó disparando e hiriendo a la gente y se entró en conflicto».
La revuelta de Redayef estaba sólidamente organizada y construida desde el propio pueblo. Su originalidad es que por primera vez se rompió el muro del miedo que había creado Ben Alí. Hofnaoui Ben Othmane, uno de los activistas que fueron encarcelados y actualmente en paro lo explica: «Es uno de los mejores momentos que hemos vivido: todo el pueblo sin excepciones se sublevó para pedir la liberación de los militantes presos: mujeres, ancianos, estudiantes… Fue la primera vez que entraba en una huelga general ilimitada. Se produjo un trabajo de igual a igual entre el pueblo y los militantes. La gente asistía masivamente y sin miedo a las charlas que Adnane Hajji (el líder y sindicalista de la UGTT) hacía cada domingo al aire libre denunciando la situación. El miedo en el que se basaba el régimen se rompió, y eso fue clave para la revolución».
Posiblemente la revolución que se conoce de Túnez, la que pasó del invierno de 2010-2011 iniciada en el pueblo de Sidi Bouzid con la inmolación de un joven, no habría sido posible sin las revueltas previas de la cuenca minera de Gafsa. Bouslohi Muhammed ingeniero de la CFG, dice: «Para nosotros Sidi Bouzid no es el inicio de la revolución. No hay ninguna revolución que comience de la nada, sino que se produce por la acumulación de efervescencias sociales que preparan el terreno, y estas comenzaron aquí en la cuenca minera y concretamente en Redeyef. Fuimos rodeados y no teníamos ningún apoyo externo. Además facebook y las redes sociales no estaban aún desarrolladas, pero nos organizamos para crear un movimiento nuevo. En ese momento los militantes comenzaron a comprender las debilidades del régimen, ya que aunque pareciera que era muy fuerte por el contrario era muy débil. Era fuerte sólo por la policía y las torturas. El haber vivido la experiencia de la cuenca minera del 2008 dio energías a la revolución del 14 de enero».
La sensación de cara al futuro no es optimista. Bouslohi Muhammed dice que «La revolución sólo ha comenzado. Nada más. Túnez está en movimiento pero la troika que gobierna tras las elecciones no ha cambiado nada. El partido islamista en el gobierno intenta meter todas las partes de sus militantes creando una nueva dictadura. Se han aprovechado tocando el sentimiento religioso de la gente tunecina para ganar, pero no tienen ningún perfil político. Es el antiguo régimen con vestuario religioso, nada más.»
Sàgar Malé Verdaguer. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 16 Febrero 2013.