Nuevo episodio del drama palestino en Yarkmouk – por Darius Pallarès

Un aspecto de la sangrienta guerra civil en la que vive inmersa Siria se ha puesto de manifiesto en los últimos meses, aunque apenas haya sido objeto de atención por parte de los medios de comunicación occidentales. Me estoy refiriendo a los enfrentamientos armados que han tenido como escenario el campo de refugiados palestinos de Yarmouk, situado a unos 8 kilómetros del centro de Damasco. Establecido en 1957 en el distrito homónimo situado al sureste de la capital siria, el campo de refugiados de Yarmouk se había convertido en la residencia de 148.500 del casi medio millón de refugiados palestinos que viven en Siria, lo que ha dado como resultado una alta concentración de población refugiada en apenas 2,1 kilómetros cuadrados. La organización palestina predominante en Yarmouk era hasta hace poco el Frente Popular para la Liberación de Palestina – Comando General (FPLP-CG), una escisión surgida del FPLP –organización fundada por George Habash en 1967 y que aglutinaba sectores izquierdistas de la resistencia palestina críticos con el liderazgo de Fatah en el seno de la OLP.

A medida que desde el pasado verano los choques armados entre las fuerzas gubernamentales y el denominado Ejército Libre de Siria (ELS) han ido llegando a las calles de Damasco, Yarmouk se ha convertido otro de los campos de batalla de esta cruenta guerra civil; en agosto, a consecuencia de los combates en el cercano barrio de Tadamun, diversos proyectiles de mortero impactaron en una calle muy transitada –ya que la gente se preparaba para celebrar el Ramadán–, causando una veintena de muertos y 65 heridos.

Participación de las facciones palestinas en la guerra civil siria

Así pues, de la misma manera que el conflicto sirio ha exacerbado las tensiones y los enfrentamientos entre los partidos y organizaciones políticas del vecino Líbano, otro tanto ha ocurrido entre las diferentes facciones palestinas. Ahmed Jibril, máximo dirigente del FPLP-CG, y que había convertido Yarmouk en el cuartel general de la organización, siempre ha mantenido su apoyo incondicional al régimen de Hafiz al-Assad y de su hijo, el actual presidente Bashar. Pero los miembros de otras organizaciones palestinas, como Fatah, que habían acumulado un fuerte resentimiento contra los Assad a raíz de los enfrentamientos que mantuvieron con el ejército sirio en el marco de la guerra civil libanesa de 1975-1990, han visto ahora la oportunidad de ajustar cuentas con el régimen sirio.

Por otro lado, Yarmouk es considerada de una importancia estratégica por parte las fuerzas rebeldes, ya que su control podría servir de base para lanzar una ofensiva hacia el centro de la capital siria, lo cual supondría la victoria definitiva sobre el régimen de Al-Assad. En este sentido, a finales de octubre del año pasado, miembros de la oposición siria anunciaban la formación de Liwa al-Asifah (Brigada de la Tormenta), una organización armada integrada por combatientes palestinos cuyo objetivo sería hacerse con el control del campamento de Yarmouk. Los combates entre, por un lado, el ejército sirio y el FPLP-CG y, por otro, el ELS y Liwa al-Asifah llegarían a un punto álgido mediados de diciembre, cuando Jibril abandonaba el campo, retirándose hacia la ciudad costera de Tartous, mientras las fuerzas opositoras anunciaban que se habían hecho con el control del Yarmouk, a la vez que aseguraban que aumentaban las deserciones entre las filas del FPLP-CG. La respuesta del régimen no se hizo esperar y, el 16 de diciembre, lanzó un ataque aéreo sobre Yarmouk causando un número indeterminado de víctimas (las fuentes hablan de unas 25 personas fallecidas a causa del bombardeo).

Trágicas consecuencias para la población refugiada palestina

Como no podía ser de otra manera, los combates han comportado un empeoramiento de las condiciones de vida, ya de por sí bastante precarias, de la población de Yarmouk, que sufre el colapso de los servicios y la falta de asistencia médica, de alimentos y de electricidad. El resultado de todo ello ha sido el éxodo masivo de personas, tanto de refugiados palestinos como de población civil siria residente en las inmediaciones del campo, que se han sumado a la gran masa de desplazados por la guerra que deambulan por Siria y los países vecinos.

En cierto modo, los acontecimientos de Yarmouk hacen venir a la memoria las masacres de septiembre de 1982 en los campos de refugiados de Sabra y Chatila en el Líbano. Como entonces, la población refugiada palestina sigue siendo víctima de los conflictos y enfrentamientos que dividen el mundo árabe, mientras la opinión pública internacional asiste con indiferencia a un nuevo episodio del drama palestino, olvidando con excesiva facilidad que éste no se desarrolla únicamente en los territorios ocupados de Cisjordania y de la Franja de Gaza, sino que tiene también su vertiente, quizás más trágica, en la diáspora repartida por los países del Oriente Próximo, donde la población palestina malvive hacinada en diversos campos de refugiados enfrentándose a un presente desolador y un futuro más que incierto.

Darius Pallarès Barberà. Barcelona.
Colaborador, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Enero 2013.