Hablé con Santiago Carrillo dos o tres veces. Nunca fuimos amigos personales pero sí, hablamos. Una vez fue en Madrid y las otras dos en Barcelona, la última el 25 de enero de 1939, en el hotel Colón, cuando ya se habían disuelto las B.I. y celebrado la despedida con Néstor llevando nuestra bandera, de todo lo cual me perdí porque estaba en el hospital a consecuencia del bayonetazo que me dieron en la 666. Y Nort me había dado instrucciones que explico en otro lado, para incorporarme, como lo hice (por menos de un mes, hasta cruzar la frontera) a una unidad española. Para quienes no lo sepan ese era el último día de Barcelona republicana. Los de arriba ya no estaban, los de abajo salían como podían, los de enmedio rompían carnets y tiraban banderas y los pusilánimes de todos los grupos temblaban. Si mal no recuerdo allí ví a Cionín Salvó, José Cebrian y Juanita Prats, aunque puedo equivocarme. Sólo quien lo vivió sabe lo que es una ciudad a punto de caer en manos de un ejército enemigo.
Y en esa situación charlé con Santiago Carrillo y lo escuché hablar con otros, quizá unos quince o veinte minutos, precisamente en «La Bodega Andaluza» que era el cabaret, «night club» o lo que quieras del Colón, en el sótano, más seguro para bombardeos aunque casi nadie lo usaba. Carrillo bajó porque allí estaba un dirigente de la JSU, no me acuerdo si Federico Melchor o Claudin u otro, mi cabeza no da para tanto.
Pero allí, durante ese tiempo que dije, estuve hablando con Carrillo y escuchando lo que decía a los demás.
Después… ya se sabe. Y en el curso del tiempo he leído mucho sobre él, desde las acusaciones por lo de Paracuellos hasta su actitud ante el coronel Tejero, sin olvidar lo que dijo de él Semprun, que lo creo porque he conocido muchos españoles educados en el estalinismo y sé lo que es pensar mecánicamente y aquello de fuera del Partido no hay salvación. ¿No le suena esta frase a algo conocido?
Sí, de acuerdo, Carrillo fue estalinista, fue antiestalinista, abusó del poder, tal vez estuvo mezclado en actos de los que no aprueban las buenas conciencias. Sí, quizás, aunque no es seguro en aquel batidero que fue la guerra.
Santiago Carrillo tuvo muchos defectos. Me molestan un poco todos los que emiten juicios a la ligera sobre cualquier cosa y en especial sobre situaciones de peligro y de angustia que nunca vivieron. Yo no emito juicios, lo aprendí hace mucho tiempo, pero hago una excepción que en México conocemos bien: los pelos de la burra. Yo sólo opino sobre su color cuando los tengo en la mano.
La guerra de España ha provocado ríos de tinta y toneladas de papel. Y seguirá igual en pantallas de ordenadores, de cines, o de lo que inventen que yo ya no veré porque mi edad «se da el quien vive» (expresión tabasqueña) con la de Santiago.
Daré mi opinión sobre Santiago Carrillo usando el título que puso a una obra suya un viejo, valiente, católico y muy respetable, don Miguel de Unamuno: Santiago Carrillo era NADA MENOS QUE TODO UN HOMBRE.
Juan Miguel de Mora. Ciudad de México.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 23 Septiembre 2012.