El caso de Julian Assange ha dado un giro inesperado al concedérsele asilo político oficial en la embajada de Ecuador en Londres. Este australiano de 41 años, periodista, programador y activista de Internet ha rozado varias veces las puertas de la cárcel desde que facilitó a cinco medios de referencia occidentales, miles de documentos que ponían al descubierto malas prácticas de la diplomacia norteamericana y la de otros países occidentales.
Le Monde, El País, La Repubblica, Der Spiegel, The Guardian y The New York Times empezaron a publicar documentos secretos que comprometían muy negativamente a los Estados Unidos, Gran Bretaña y cuantos países habían participado en las guerras de Afganistán e Iraq.
La empresa de Wikileaks fue fundada por Assange y otros compañeros. Vale la pena resaltar la vulnerabilidad de los servicios de inteligencia y de información del Departamento de Estado, de Defensa, del Foreign Office y de la propia Casa Blanca. No se ha discutido hasta ahora si las revelaciones son ciertas o falsas. Lo que está en cuestión es cómo pudo enterarse Assange de toda la información que hizo circular por las redes. Assange ha recibido los premios de Amnistía Internacional y también del prestigioso semanario The Economist.
A los pocos meses fue acusado desde Estocolmo de haber violado a dos jóvenes suecas. Fue pedida su extradición a Suecia, una solicitud que fue aceptada por las autoridades británicas pero un tribunal de Londres le concedió un plazo hasta tener la seguridad de que sería tratado con garantías jurídicas por los jueces suecos.
Cuando se publicaron tantas informaciones comprometidas en el Wikileaks masivo de julio de 2010, parecía que la diplomacia occidental no se recuperaría del golpe. No se negó nada y se continuó con la persecución jurídica de Assange que ha tenido el último episodio con la concesión de asilo político por parte del presidente Correa de Ecuador.
El argumento de Assange es que si es extraditado a Suecia puede ser enviado a su vez a Estados Unidos y ser sometido a un juicio por Wikileaks que podría comportar la pena de muerte. La Convención sobre los Refugiados de 1951 contempla la prohibición de no entregar a nadie a otro país si existe un riesgo serio para su vida.
Ha pedido asilo diplomático en el mismo Londres. No es un refugiado sino alguien que teme por su vida. Assange vivía en Inglaterra mientras su caso era estudiado por los tribunales. Al entrar en una embajada pidiendo asilo, había roto el compromiso adquirido con la justicia británica.
El gobierno de Londres insiste en que detendrá a Assange. No dice cómo ni dónde ni cuándo. Sería un riesgo innecesario, para un país acogedor de toda clase de revolucionarios, políticos, dictadores (el último muy representativo fue Pinochet) y gentes perseguidas por regímenes lejanos, el entrar en la embajada de Ecuador en Londres. Si pisa la calle, Assange puede ser detenido inmediatamente por haber vulnerado los términos de libertad que se le concedieron mientras su caso era reconsiderado.
Las presiones de Washington serán fuertes.Y la de otros países occidentales también. Sería de agradecer que los medios de referencia que publicaron las escandalosas informaciones, dieran la cara por él tanto para romper sus lazos informativos con Wikileaks como para explicar qué razones han mediado para que Julian Assange no sea ya el héroe de la información como era presentado hace dos años.
Muchas figuras han permanecido muchos meses y años en embajadas que les protegieron de las autoridades de su propio país. El caso más sonado fuen el del cardenal Jozesf Mindszenty que permaneció 15 años en la embajada norteamericana de Budapest después de la represión soviética de la revuelta de 1956.
La persecución contra Assange no se debe a los posibles abusos sexuales cometidos en Suecia, país al que acudió pensando que era el que mejor le protegería. Se debe a la divulgación de miles de documentos que comprometen a los gobiernos occidentales, principalmente al de Estados Unidos. La pregunta que no ha obtenido respuesta oficial es si lo que divulgó Assange era cierto o falso. Es la primera cause célèbre de la era de Internet.
Nota: El artículo procede del blog de Lluís, a través de este enlace puede verse el original.
Lluís Foix ha sido director de La Vanguardia, corresponsal en Londres y Washington, y ha cubierto informativamente siete guerras.
Redacción. Periodismo. El Inconformista Digital.-
Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Agosto 2012.
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