Friedman ha resucitado – por Pablo Jiménez

Cuando Friedman murió en 2006 dejó tras de si un legado del que se sentía orgulloso; el neoliberalismo.

Aquel hombre de aspecto grato, afable y de apariencia bondadosa inspiró y fundamentó la tesis ideológica que comenzaría su andadura política, al menos en lo que a gran incidencia se refiere, en Chile con el derrocamiento de Allende y con la imposición de Pinochet, hasta establecerse en la actualidad como norma inamovible de la política económica occidental, y mundial, sobretodo a partir de los gobiernos de Reagan y Thatcher. Aquel hombre dio lugar a un entramado ideológico fundamentado en el aprisionamiento del débil y en el aprovechamiento del desastre y el caos para imponer sobre la población civil, cuando estuviera con la atención disipada por el miedo reinante, medidas económicas que de otro modo habría rechazado ipso facto pero que en el momento preciso podrían establecerse para después permanecer en el tiempo. En otras palabras, hizo de la privatización norma de vida.

Aunque las tesis de Friedman no eran malas en esencia -tampoco lo eran en esencia las marxistas ni las fascistas, pues prometían devolver al hombre la dignidad que le había sido arrebatada- si lo fueron en sus efectos, más que nada porque su base teórica era eso, teórica, y estaba inspirada en una fe que era eso, fe, y en momento alguno sobre un hecho.

Puede que peque de reduccionista, pero si limitamos la ideología neoliberal, o el llamado anarquismo de derechas (*1), a su máxima expresión, a aquello que realmente lo define sin el ocultamiento propio del lenguaje técnico y rebuscado, veríamos que ésta pretendía crear un mundo absolutamente privatizado, en el que el Estado, como tal, no tuviese capacidad reguladora sobre el mercado y limitase su acción al control sobre las fuerzas armadas y de seguridad así como a la protección social de los casos más extremos de pobreza.

Aunque suene descabellado, que realmente lo es, se trata de una cuestión de fe, como ya he dicho, y como tal se autojustifica sobre lo que dice perseguir; la libertad del individuo, y de la empresa como persona jurídica, y el equilibrio al que se llegaría si los mercados fuesen completamente libres.

Si realmente éstos fueran así, siguiendo las tesis neoconservadoras, llegaríamos a un punto en que el mercado se regularía a sí mismo, ajustándose por el equilibro entre la oferta y la demanda. No sería un mundo altruista, pues siguiendo el modelo liberal tradicional, el hombre es egoísta per se. Pero este egoísmo, que habría de dejarse libre, es el que no sólo movería el mundo a mejor, sino al hombre, pues dejaría libre a éste para intervenir guiado sólo por sus propias necesidades. El egoísmo natural del ser humano daría lugar a un equilibrio verdadero puesto que los intereses individualistas de las personas, así como de las corporaciones, se interrelacionarían entre sí satisfaciendo sus mutuas necesidades e intereses y la oferta y la demanda, por así decir, entrarían en un estado de armonía en el que la balanza permanecería estática y en calma.

El Estado, siguiendo con lo dicho, limitaría la acción libre de las personas y las corporaciones e impediría que éstas obrasen según su naturaleza y que, con ello, se alcanzase la armonía que el mercado, por definición y por ajustarse a los egoísmos interdependientes, alcanzaría por sí solo.

De este modo, vemos como “la suposición de que las libertades individuales se garantizan mediante la libertad de mercado y de comercio es un rasgo cardinal del pensamiento neoliberal.” (*2)

Vista así la noción, la idea, no es mala. Pero el problema viene por dos motivos fundamentales:

Primero: el neoliberalismo es una cuestión de creencia pues en su aplicación ha demostrado ser cualquier cosa menos propulsora del equilibrio y de la libertad del hombre. Los hechos no contrastan con lo acontecido desde que comenzó a aplicarse, sino más bien lo contrario. Además, se ha de destacar que cuando se ha impuesto ha sido siempre por medio de la violencia y a escondidas del apoyo del pueblo, que era demasiado analfabeto como para entender que el arrebatamiento de sus protecciones sociales y económicas, así como la privatización de la educación, la sanidad y los servicios públicos, se hacían por su bien y no para el enriquecimiento indiscriminado de unos pocos. Como analfabeto que es no se le puede permitir votar algo que, por su ignorancia, rechazaría. A esto hay que añadir la naturaleza hipócrita de tal movimiento pues en cuanto ha visto posibilidad de pérdidas a recurrido a Papá Estado reclamando, suplicando, inyecciones económicas que le salvaran de la bancarrota, tal y como hemos visto por antonomasia en la crisis que estalló en 2008 y cuyo fondo no creo que salvemos (*3).

Segundo: la raíz del movimiento viene de las clases pudientes, más allá de las pudientes realmente pues estamos hablando de una clase social cuyo poder adquisitivo está en otra dimensión que no podemos llegar a alcanzar. Si bien el nacionalsocialismo, el fascismo, el comunismo y el nacionalcatolicismo, tenían, por rechazables que sean, un trasfondo claramente social y que los hacía ser aplaudidos por buena parte del pueblo, el neoliberalismo no prometía nada a éste salvo que las migajas que cayeran de las grandes inversiones, acuerdos e intervenciones capitalistas, servirían para mantenerle. Es necesario añadir que aunque es un movimiento que se ha posicionado en innumerables ocasiones del lado de la democracia y de los valores que ésta promueve, el doble juego que realiza es tan patente y la falsedad tan nítida, que las arcadas que surgen al ver el espectáculo que de él emana son casi instantáneas. El neoconservadurismo ha actuado siempre a espaldas de los votantes, de los ciudadanos y, siempre que ello ha supuesto una posible ganancia, en su contra y a favor de cualquier tirano que pudiera solventar sus aventuras empresariales.

La oposición de los poderes económicos ante cualquier acción que pudiera poner en tela de juicio su poder, su libertad de mando, no es nada nuevo, siempre ha existido. Lo malo, lo nuevo, es que estos poderes se han hecho con las riendas de los gobiernos democráticos de tal modo que éstos sienten estar atados de pies y manos y no creen poder actuar. La llamada globalización, la interdependencia económica global, ha puesto esto en más notable evidencia y ha hecho que los mercados, con su afán de lucro insaciable, gobiernen de facto el mundo, y que los partidos y representantes demócratas hayan quedado limitados en su acción a un espectáculo centrado en el voto y en la democracia personalista (*4) visible cada cuatro años en el que ellos no hacen nada para cambiar las cosas, más que nada por haber sido puestos ahí por el mercado.

Hemos de recordar en este aspecto que Friedman podría ser cualquier cosa menos un hombre bueno y moral. Puede que a sus seguidores, a los fieles del mal llamado Libre Mercado, les duela e incluso se opongan a tal afirmación, pero lo cierto es que aunque se podrían poner innumerables evidencias que apoyen lo citado bastaría, para dejar en entredicho al ganador del Premio Nobel de Economía (*5) -¿Por qué no? Obama lo es de la Paz-, con rememorar el hecho, incuestionable puesto que fue así, de que fue por largo tiempo asesor del dictador Pinochet y uno de los principales artífices de las medidas antisociales que en el plano económico, y en consecuencia social, el tirano impuso sobre los que se suponía eran sus súbditos. Ojalá su acción se hubiera quedado ahí.

Ahora lo vemos en España, donde Rajoy y Christine Lagarde, son los nuevos Pinochet y Friedman.

De este modo como tales habrán de ser tratados por el pueblo, de forma que si no salimos, si no nos sumamos a cualquier manifestación que haya contra el establishment que se nos ha impuesto, ya la organice UGT, CCOO, el 15-M o Ecologistas en Acción, me es indiferente, puedo asegurar sin temor a equivocarme, que se hará necesaria una nueva revolución social pues los derechos que tanto nos ha costado ganar, y que todavía eran insuficientes, desaparecerán a tal velocidad que de un día a otro, como ya sucede, no sabremos dónde vivimos y tendremos la sensación de estar inmersos en una pesadilla que creíamos ajena.

Nosotros, el pueblo, damos el poder a los potentados. Sin nuestro consentimiento, sin nuestro permiso, no pueden tenerlo. No lo olvidemos jamás. No pidamos a los gobernantes que cambien las cosas, no esperemos a ver qué pasa, cambiémoslas nosotros, salgamos a la calle y pongamos fin a este saqueo. Es nuestra responsabilidad, depende sólo de nosotros.

No olvide nunca la fuerza que reside en usted, la valía que tiene como persona y como ciudadano, no deje que le hagan creer que no es importante y que no puede cambiar las cosas, pues en el momento que así sea abandonará su auténtica naturaleza y nuestra posibilidad de cambio desaparecerá.

Anotaciones:

1. Casacuberta, D. (1999) La privacidad en los nuevos medios electrónicos. Aspectos éticos y sociales. AR. Revista de derecho Informático. Nº 11. Junio.

2. Harvey, D. (2007). P. 15. Breve historia del neoliberalismo, Madrid: Akal.

3. Es curioso observar como las instituciones financieras que han sido las grandes propulsoras del modelo neoliberal y de erradicar lo público frente a lo privado, han mostrado su verdadera cara al suplicar, en cuanto su sistema ha caído, cuanto más dinero mejor al sector público. Éste, sin saber qué hacer al haber pasado a formar parte de un entramado que ya está lejos de su control, al menos así lo percibe, ha sucumbido ante las peticiones de aquellos que siempre han mostrado su recelo y firme animadversión a mostrar clemencia ante los desheredados cuando carecían de crédito para pagar hipotecas abusivas. El mercado, al ser un ente carente de valor, no tiene patria ni bandera, y aunque se muestre proclive hacia la ideología de Friedman, sólo entiende de dinero, y si lo necesita, no dudará, como lo ha hecho, en poner en evidencia su natural hipocresía y llorar al Estado para que le salve de la ruina en la que él mismo se ha metido, demandando lo que él jamás dio. Además, su papel no se limita a lo citado, sino que hace suyo el dinero de los contribuyentes que el acobardado Estado le ha entregado, y lejos de modificar su papel, aquel que nos llevó a La Crisis, ha seguido con su juego, manteniendo sueldos abusivos para sus directivos, haciendo prejubilaciones millonarias e invirtiendo nuestro dinero en decisiones que distan de buscar un bien común. Pedir después al ciudadano conciencia cívica a la hora de pagar impuestos es un oxímoron. En caso de querer obtener más información sobre lo dicho, consultar:
– (16-X-2011). 5 razones para no inyectar más dinero público a los bancos. Público (Edición Digital)
– Recio, A. (9-XII-2011). Liquidez a tope. ATTAC. España. .
– Luque Mateo, Miguel Ángel. (29-III-2011). Nueva inyección de dinero a los bancos, a costa de nuestros impuestos, nuestra deuda y nuestros recortes. ATTAC. Mallorca. (http://www.attacmallorca.es/2011/03/29/nueva-inyeccion-de-dinero-a-los-bancos-a-costa-de-nuestros-impuestos-nuestra-deuda-y-nuestros-recortes/).
– López Blanch, H. (6-XII-2011). Revuelta económica en la Zona Euro. Rebelión.
– Ramonet, I. (12-VII-2011). Las tres crisis. Rebelión.
– Krugman, P. (2008). Rescates financieros para incompetentes.

4. Aunque la denominada democracia personalista es algo del que el estadounidense medio tiene clara conciencia, por estar habituado a la misma, es más novedoso en el Viejo Continente. En España lo hemos visto con claridad en las elecciones de 2011, donde Rubalcaba, en mayor medida que Rajoy, ha tratado de poner el énfasis en su persona. Esto quedó en evidencia al contratar los servicios del equipo que llevó a Obama al poder pues el PSOE sabía bien que tras el pésimo gobierno que había ejercido sólo le quedaba alejar a su candidato de éste y del PSOE mismo, y centrar la campaña electoral en la personalidad de Rubalcaba, aunque de nada les haya servido. En el caso de Rajoy, aunque de forma mucho más tosca, podemos observar como el PP centró su estrategia también en su figura, aunque ésta fuera mucho menos atractiva que la de El Químico. De este modo, si queríamos seguir la campaña o informarnos sobre los candidatos no nos metíamos en www.psoe.es ni en www.pp.es, sino en www.rajoy.es o en www.rubalcaba.es. Cada vez con mayor desenfado se nos está presentando una democracia personalista en la que se enfrentan dos candidatos, dos personalidades, de forma que hemos de votar al que nos resulte más atractivo. La política previa en la que haya participado, las propuestas realizadas, las ideas, son aspectos que se diluyen y no interesan en la democracia del espectáculo.

5. Otorgado en 1976 por sus aportaciones en el análisis del consumo, la historia, la teoría monetaria y su demostración acerca de la complejidad de la estabilización política.

Pablo Jiménez Cores. Madrid.
Colaborador, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Julio 2012