El documental ¡A las Armas! que forma parte de la serie Historia de la Primera Guerra Mundial se inicia con el asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernando a manos del estudiante bosnio Gavrilo Princip. Este acontecimiento da paso a un juego de alianzas entre las potencias europeas y será el detonante de la Gran Guerra, un conflicto armado donde millones de soldados fueron a los campos de batalla, que fue la antesala de la revolución rusa, el final de los imperios centrales, y que sembró -con su armisticio y sus tratados contra los vencidos- la semilla de la Segunda Guerra Mundial, una guerra global en la que personas de todos los continentes se mataron sin fin.
La Europa Central y Oriental de 1914 estaba divida entre el Imperio Austro-Húngaro, el Imperio Alemán, el Imperio Ruso, y -en franco retroceso- el Imperio Otomano. El Imperio Antro-Húngaro estaba crisis permanente, en 1905 y 1912 habían estallado disturbios y en 1914 la inestabilidad estaba en todas partes. El archiduque Francisco Fernando -el próximo emperador- había planeado la constitución de los Estados Unidos de Austria, un estado multinacional, en donde las diez nacionalidades del Imperio Austro-Húngaro se encontraran mejor, pero el emperador Francisco José era partidario de resolver los problemas por la fuerza. Bosnia Herzegovina, tras décadas de administración austriaca, había estado anexionada al Imperio Austro-Húngaro en 1908, situación que disgustaba a una Serbia independiente que tenía lazos culturales comunes y pretensiones sobre este territorio. Serbia quería la desmembración del Imperio Austro-Húngaro y la creación del Reino de los Eslavos del Sur (Yugoslavia) bajo su hegemonía. Es en este contexto en el que varios oficiales serbios -integrados en la organización la Mano Negra- guían y asisten a Gavrilo Princip y a otros elementos para asesinar el 28 de Junio de 1914 en Sarajevo al archiduque Francisco Fernando.
Los austriacos desde el principio empiezan a detener a serbios en Sarajevo. Saben que Serbia está detrás del magnicidio y deciden darle un ultimátum: Serbia tenía que prohibir todas las publicaciones en su territorio que hablaran mal de los austriacos, Serbia tenía que substituir a todos los funcionarios hostiles, y finalmente tenían que aceptar la participación de policías austriacos en la resolución del crimen. Serbia aceptó los dos primeros puntos pero se negó a aceptar el tercero por lo que Austria el 28 de Julio declara la guerra contra esta nación y empieza a bombardear Belgrado. Y es en este momento en el que el juego de alianzas se pone en funcionamiento: los serbios piden ayuda a la Rusia eslava y zarista que rápidamente moviliza su ejército, ante esto Alemania presta su ayuda al Imperio Austro-Húngaro movilizando también su ejército; Italia apoya primero a las potencias centrales y luego cambia de bando, Francia apoya a los rusos y Alemania inicia la invasión de Bélgica. Este es el inicio de la Gran Guerra donde más de nueve millones de soldados se mataron en los campos de batalla en Europa, África y Oriente Medio.
Gran Bretaña se había mantenido al margen. Nadie la había atacado. La guerra en Europa le era ajena. Sin embargo su neutralidad en la guerra podía perjudicar su amistad con Francia y Rusia, naciones que podían obstaculizar las rutas comerciales de su imperio. Eric Hobsbawm en la Era del Imperio muestra el incremento en soldados y armamento que tuvieron todos los ejércitos europeos y la perdida de hegemonía progresiva en los mares de la marina británica: no participar en la Gran Guerra podía poner en peligro todo el imperio colonial. Por esta razón Gran Bretaña cuando los alemanes entran en Bélgica entró en guerra contra las potencias centrales. El Imperio Otomano decide entrar en guerra del lado de las potencias centrales en el mes de Noviembre: su derrota, en la que tuvieron un importante papel las tropas árabes dirigidas por el príncipe Feysal y asesoradas por Thomas Edward Lawrence, significó la desmembración del imperio en favor de Francia y Gran Bretaña a través de los acuerdos Sykes-Picot. En cuanto a Europa la derrota de las potencias centrales significó el final de los grandes imperios en Europa Central y Oriental, nuevas naciones -como el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos: la futura Yugoslavia en la que se integraba también Bosnia Herzegovina- acogiéndose a los catorce puntos del presidente norteamericano Woodrow Wilson, se emanciparon como países independientes en un momento, no debemos olvidarlo, en que más hacia el Este triunfaba la revolución soviética, y estas nuevas naciones se puede interpretar que se constituyeron como un cordón sanitario.
Terminamos por donde empezábamos, los tratados en contra de los vencidos -y muy especialmente el tratado de Versalles que culpabilizaba de la Gran Guerra únicamente a Alemania haciéndole pagar duras cargas económicas- sembraron la semilla para que años después los nacionalsocialistas alemanes articularan un discurso militarista que llevo nuevamente al continente a una guerra total. Tras la nueva derrota de los alemanes Yugoslavia pasara a convertirse en un país socialista bajo el liderazgo de Tito. La caída de la Unión Soviética y del bloque socialista en la Europa Central y del Este a partir de 1989 y los discursos nacionalistas agresivos propiciaran la desmembración de Yugoslavia donde serbios, croatas y bosnios se mataron en ciudades como Sarajevo, lugar donde se inició la cadena de acontecimientos que llevo a los europeos a la Gran Guerra.
Documento relacionado: ¡A las armas! Documental de la Primera Guerra Mundial
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Abril 2012.