Internet sin Megaupload – por Laura Morillas

Muchos no nos lo podíamos creer, la noticia era como un libro que estuvieras leyendo y de pronto se quedara en blanco. Después vendrían las razones, la ética, el FBI, bucear por internet, el miedo vaciando otros servidores, la catástrofe en el mundo de las descargas. El cierre de Megaupload parece que acaba y empieza una manera de hacer las cosas, ha destapado un submundo delictivo y el mar virtual se ha convulsionado pero lo cierto es sigue estando ahí, sin barreras, o casi.

Megaupload fue un sitio web de servicio de alojamiento de archivos, fundado el 21 de marzo de 2005 por Megaupload Limited en Hong Kong. Desde el 19 de enero de 2012 se encuentra inhabilitado por el FBI estadounidense por supuesta infracción de derechos de autor. Megaupload también poseía Megavideo y Megaporn, ambos sitios de vídeo streaming, para alojar archivos de vídeo, similares a YouTube, aunque más especializado en vídeos largos, como películas y series, de carácter pornográfico en el caso de Megaporn.

Quién no se ha descargado algo de Megaupload. Era fácil, la descarga iba rápida, y en principio, los trapos sucios de Kim Dotcom no eran de dominio público. Para muchos, por las descargas en internet pasa la única forma de acceder a una amplia oferta de series emitidas en Estados Unidos, series que no llegan a emitirse jamás en España o que lo hacen con retraso y/o con la molestia para muchos del empobrecimiento del sonido al estar doblado en castellano o español latino y no en idioma original subtitulado, series que se emiten en la televisión pública americana y/o en abierto mediante las webs de las cadenas, si resides en alguno de los 50 estados, series que forman parte de la cultura de nuestro mundo y nuestro día a día.

Para otros, descargar contenidos como música o películas ha venido siendo desde siempre una actividad de doble moral, ya que si bien por una parte han de respetarse los derechos de autor y dejar que dichos autores puedan vivir dignamente de su arte y puedan seguir creando, por otra parte ha venido siendo una de las mejores y simples maneras de combatir a una sociedad de consumo que constantemente cambia y reedita los formatos en que escuchamos y vemos a nuestros artistas favoritos, exigiéndonos cada una de las veces volver a comprar ése álbum o aquella película que hemos visto mil veces y que compramos en su momento, sin pretender volver a recomprarlo mil veces más. Incluso, a veces ha sido una manera de combatir en cierto sentido la mala calidad de algunas películas o álbumes de música, ya que después de verlas o escucharlos, te has alegrado enormemente de no haber pagado un duro.

No defiendo a Megaupload, no defiendo indiscriminadamente las descargar en internet ni estoy a favor de violar los derechos de autor, especialmente de los artistas que están empezando o pertenecen a un mundo más alternativo y no tan comercial.
No se trata en verdad de ponerle puertas o no al mar. Internet es el mayor punto de encuentro cultural entre personas que existe, y éso ha de seguir siendo, sin poner límites a la libertad de expresión y a la difusión cultural, aunque respetando unos principios éticos y justos -para todos, autores y usuarios-. Ahora volveré a esta idea y lo que deriva de ella. Antes, centrémonos un poco más en el cierre de Megaupload y sus repercusiones inmediatas.

El 19 de enero de 2012, el FBI provocó el cierre de Megaupload, motivado por las acusaciones de infracción de derecho de autor, que generó 175 millones de dólares en gastos legales y se alegaron 500 millones de dólares de pérdidas por derechos de autor, en un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos, si bien no se ha especificado mucho más y nadie ha dicho nada sobre la disponibilidad de los contenido legítimos (una pequeña parte, sí) que estaban alojados en el servidor.

Tampoco está muy claro que va a suceder con el dinero que los usuarios premiun habían pagado, ya que tanto Megaupload como la plataforma de pago PayPal se echan mutuamente la pelota de millones de suscriptores cabreados. En otro orden de cosas, hay quien dice que el cierre del famoso servidor de descargas no ha sido realmente o al menos, totalmente, por el asunto de los derechos de autor violados, sino para detener a Kim Dotcom (que ya había detenido en los años 90 por falsificación, fraude, uso de información privilegiada… etc.) y evitar la supuesta tienda en internet que iba a crear Megaupload en breve, a través de Megabox, una tienda en la que cualquier artista pudiera subir su música cobrando ella lo que creyese oportuno, ganando cerca del 90% del precio del producto y claro, sin ver las discográficas un duro por ésas ventas.

Partamos de una base, en España de momento no es ilegal compartir archivos (p2p) o bajarte películas. Por mucho que se diga que son descargas ilegales es legal. Lo ilegal es ganar dinero con ello. Y tiene lógica, volviendo al tema de los derechos de autor, porqué nadie debería de enriquecerse con el trabajo de éste o aquel artista -libros y ebooks, películas actualmente en el cine que las descargas con palomitas y risas incluidas, álbumes de música nueva-, los beneficios de su obra o participación deberían de ser para ellos, para sustentar su trabajo, labor social y cultural, y permitirles seguir escribiendo, cantando, componiendo, actuando, dirigiendo, etc.

Obviamente el autor necesita de una industria que le de formato, soporte, distribución y publicidad en la mayoría de los casos, y ésa gente no lo hace gratis (también tienen que vivir). Pero, justamente, si no es ético que nadie se enriquezca impune y abusivamente con una obra cultural y sus derechos de autor derivados, éso incluye y castiga no sólo a los servidores y usuarios de descargas ilegales, sino también a la propia industria y a los propios autores. Que yo sepa tras el cierre de Megaupload y la desaparición de los contenidos multimedia de descarga de otros tantos servidores y webs populares (Fileserve, Filesonic, Deposit files como ejemplo de servidores, Taringa como ejemplo de web) los consumidores no hemos ido corriendo a comprar los discos de Alejandro Sanz, los libros de Lucía Etxebarría o las películas de quien quieran ustedes imaginar. Lo que quiero decir es que también es abusivo que nos cobren una y otra vez por lo mismo, ¿cuántas veces hemos de pagar por la misma película o disco de música, porque ya no se estila el VHS o la cinta de cassette? ¿Cuánto hemos de pagar por un dvd, un blue-ray, un cd o una entrada de cine, para que la industria y los derechos de autor de alguien que ya es bastante millonario, se sigan enriqueciendo?…

Pidamos ética, legalidad y justicia, pero repito, para todos y para el mundo en que vivimos.

Un ejemplo. Soy una gran, gran fan de Star Wars. Pasaría horas y horas viendo de nuevo las películas -las 3 originales en mayor proporción sin duda-, confieso que me encanta todo el merchandising de la saga que encuentro en las tiendas, si pudiera pondría en mitad del salón la réplica de la estrella de la muerte de Lego que vi no hace mucho y que cuesta unos 300 euros. En su momento, cuando tenía unos 14 o 16 años, después de ver las películas en televisión, soportar muchos anuncios y las inclemencias de la antena y del color estropeado del televisor (creo recordar que incluso fui con mi padre a ver la reemisión en cine de Star Wars, a new hope), conseguí que mis padres juntaran mi paga y el regalo de mi cumpleaños para comprarme las tres películas clásicas, flamantes y nuevecitas, en VHS. Sinceramente, las he guardado hasta hace nada aún sin poderlas ver desde hace mucho tiempo, cuando las he llevado a un desván y las he comprado en DVD de segunda mano. Amo Stars Wars, pero no voy a pasarme toda la vida repagando por algo que compré en su momento, yo no pedí remasterizaciones ni extras. Incluso me conformaba con las voces dobladas al castellano (ahora aprovecho la versión original, pero la voz de Darth Vader me resulta extraña). Por devoción he comprado los dvds usados y no he descargado las películas.

La Stop Online Piracy Act (Acta de cese a la piratería en línea) también conocida como Ley SOPA o Ley H.R. 3261; es un proyecto de ley presentado en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos el 26 de octubre de 2011 por el Representante Lamar S. Smith que tiene como finalidad expandir las capacidades de la ley estadounidense para combatir el tráfico de contenidos con derechos de autor y bienes falsificados a través de Internet.

Quienes proponen la ley aducen que protegería al mercado de la propiedad intelectual y su correspondiente industria, empleos y beneficios, y que es necesaria para fortalecer las actuales leyes, haciéndolas más fuertes, ya que las actuales leyes presentan fallas por ejemplo al cubrir situaciones donde los sitios infractores se encuentran fuera del territorio de los Estados Unidos.

Los opositores afirman que la legislación propuesta amenaza la libertad de expresión, la inversión y las innovaciones en Internet, ya que capacita a la justicia a bloquear el acceso a un dominio completo por una infracción única en una única página web. Algunos opositores han demostrado preocupación creciente en cuanto a que la ley podría anular la protección de «puerto seguro» que actualmente ofrece la Digital Millennium Copyright Act para los sitios que ofrecen contenidos generados por los usuarios. Entre los opositores a la ley se incluyen Google, Yahoo!, Facebook, Twitter, AOL, LinkedIn, eBay, Mozilla Corporation, Reddit, la Fundación Wikimedia, y organizaciones ambientalistas y de derechos humanos tales como Greenpeace, Reporteros Sin Fronteras, La Electronic Frontier Foundation, la ACLU, y Human Rights Watch.

En España, además de que la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) nos cobre casi hasta por respirar, La Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible (LES) tuvo su origen en una iniciativa legislativa aprobada en el Consejo de Ministros de España celebrado el 27 de noviembre de 2009. Consiste en un conjunto de medidas que pretende modernizar la economía española principalmente en tres sectores: financiero, empresarial y medioambiental. En la redacción original del proyecto de ley se incluía la disposición final segunda (que pasó a ser la disposición final cuadragésima tercera en el texto definitivo), ampliamente denominada en los medios de comunicación como ley Sinde, relativa a la regulación de webs y la protección de la propiedad intelectual. En el proceso de aprobación parlamentaria fue eliminada del proyecto de ley, sin embargo fue recuperada y aprobada en el Senado gracias a la ayuda del PP y CiU. 10 El 15 de febrero de 2011 fue finalmente aprobada por el Congreso. El 5 de marzo de 2011 fue publicada en el BOE, entrando en vigor el 6 de marzo de 2011, pero el día 2 de diciembre de 2011 el Consejo de Ministros ha dejado sin aprobar el reglamento que desarrolla la Ley Sinde.

Los españoles hemos estado pagando hasta hace nada el canon digital o canon por copia privada que es una tasa aplicada a diversos medios de grabación y cuya recaudación reciben los autores, editores, productores y artistas, asociados a alguna entidad privada de gestión de derechos de autor, como compensación por las supuestas copias que se podrían hacer de sus trabajos en el ámbito privado. En algunos países, estas copias están reconocidas por el derecho de copia privada, mientras que en otros infringen la normativa de derecho de autor.

Es necesario encontrar un punto de encuentro entre los derechos de autor, la ley y todas éstas cosas, y la verdadera realidad del consumidor. Dos palabras y una interjección: oferta y demanda.

Efectivamente no se le pueden poner puertas al campo, pero bueno, éso tampoco es excusa para hacer las cosas mal. Hay que buscar soluciones viables para no vulnerar los derechos de nadie pero tratar a los consumidores y usuarios de forma realista. Al final todos somos personas, y exceptuando a unos cuantos que se lucran abusivamente con estas cuestiones -caso de Megaupload y Kim Dotcom- no tiene por qué no ser viable llegar a un estado intermedio de las cosas.

Por ejemplo en cuanto a la música se refiere, hay varias plataformas legales gratuitas o de pago o con ambas opciones desde las cuales podemos escuchar toda la música que queramos, aunque sin descargarla a nuestro ordenador o móvil de forma que se pueda grabar en un cd, dvd o similar. Hablo de Grooveshark, Sound Cloud, The Sixty one, Rockola.fm, Last Fm, Deezer, o Spotify. Personalmente uso diariamente Spotify, unos meses pago el servicio más básico (unlimited) y otros me aguanto con la publicidad hasta que me salta la limitación de horas gratuitas permitidas sin pagar. Tengo muchísima música al alcance de la mano y no estoy robando ni dañando ni violado los derechos de nadie, no tengo muy claro quién se está enriqueciendo a costa de los meses que sí que pago el servicio. Para los usuarios de Apple y fans del Itunes en general, desde Spotify o desde la propia tienda Apple, puedes pagar desde unos céntimos hasta un par de euros por descargarte una canción, y ya poder grabarla como tuya donde quieras.

También tenemos todo el inmenso mundo de la segunda mano, tanto en el mundo de la música, como en películas, series, videojuegos, etc. En muchas tiendas, como Cash Converters, puedes vender y encontrar todo este tipo de material y contenidos al alcance de la mano, por un precio reducidísimo, reducido o asequible. En otras, como Cex, al vender te dejan hasta recibir vales con más alto valor económico que el dinero que te darían en mano si no, para canjear por artículos de la tienda.

Y no olvidemos los conciertos de música y las convenciones de series y películas, a poco que bajaran el precio abusivo que se quiere cobrar en muchos casos (aunque un mínimo hay que cobrar ya mucha gente trabaja para que salgan bien) sería un medio más masivo aún de vivir ésos contenidos y seguir ganando sus responsables dinero con ellos pero con consumidores mucho más felices y abiertos a la idea de, si bien no gastar más en comprar un álbum o un dvd, sí gastar dinero en ver a sus grupos y artistas favoritos en directo.

Sobre la descarga de series y películas, desde el cierre de Megaupload es más complicado encontrar webs sin links muertos, ya sea porque fueran de archivos subidos a Megaupload, a otros servidores desaparecidos como consecuencia directa o indirecta, o a servidores que, bajo el miedo a conocer también más íntimamente al FBI, han borrado muchísimos contenidos multimedia. Aun así, hay servidores de toda la vida o nuevos que siguen albergando este tipo de archivos (subidos con nombres abreviados o falsos para no levantar sospechas), en un acto de desafío, durante unas cuantas horas de margen antes de borrarlos o aprovechando la estela de usuarios perdidos tras Megaupload. De momento, Mediafire, Uploaded, Deposit file siguen funcionando aunque han reducido sus contenidos. Filejungle, Bitshare, Filepost, son servidores relativamente desconocidos que se están usando en la red.
Sería estupendo que se creara una especie de Spotify para películas o series, o una especie de videoclub virtual actualizado diariamente con las series emitidas en Estados Unidos, que permitiera su descarga o visualización online por un euro o dos.
Millones de usuarios pagando un euro cada uno por ver series como The big bang theory, How I met your mother o Grey’s anatomy, a nivel temporal de la emisión en Estados Unidos y con subtítulos, podrían acabar con el hambre en el tercer mundo o pagar los sueldos de muchas personas.

Como decía antes, el p2p es legal y es compartir. Los Torrents son unos archivos que se bajan en un segundo (pesan muy poco) que hacen a modo de «índice» de lo que queremos bajarnos en los programas p2p (en el que los usuarios comparten). Los torrents los consigues en páginas especializadas, y los archivos te los bajas mediante un programa de descarga de torrents. El problema es la lentitud de bajada y los virus que se cuelan con más facilidad en muchos usuarios. Para descargar torrents hay diversos programas, tales como el Ares, Bitorrent, Utorrent, Emule, Kazaa, etc. Son muchas las webs especializadas en este tipo de archivos, The pirate bay, Torrent reactor, EZTV, Mininova, Divx a tope, etc.

Otras webs son más creativas en su gestión de las descargas, especialmente de series, como Series.ly, una comunidad de usuarios bastante recomendable a la que se accede por invitación de alguno de sus miembros. Algunas, como El oso hormiguero, se han quedado absolutamente vacías al perderse los enlaces de Megaupload, y tratan de reconstruirse poco a poco, algo que no es fácil. Series Yonkis ha sufrido también un gran terremoto, pero no tanto a nivel de descargas de serie (que sí en la velocidad de las mismas, muy lenta) como a nivel de visualización online, al morir Megavideo, VideoBB, VideoZer, etc.

Tras presentar este estado de situación general y varias soluciones posibles, en un 90% legales y en un 10% de legalidad discutible, no me queda más que esperar, como otros millones de usuarios más, a ver qué pasa a continuación. Porque algo pasará, seguro. ¿Cambiarán mucho las cosas? ¿Seguiremos más o menos igual?… Lo cierto es que la piratería y los derechos de autor es un tema que a todos nos concierne, a unos por usuarios, a otros por autores o parte de la industria, a algunos por ambas partes. La cultura es cultura, es necesario cuidar y respetar la cultura, cuidar y respetar a los autores, y ésa cultura ha de llegar a los usuarios, en formatos y precios accesibles, justos.

Laura Morillas García. Valencia.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 10 Febrero 2012.