El emperador romano Nerón afirmó lo siguiente “Los griegos son los únicos que entienden algo de música y los únicos dignos de mi música” (*1). Con esta expresión se puede definir el concepto que tenia el princeps de los griegos sometidos a la dominación romana y refleja las diferencias que existían entre las sociedades griega y romana en cuanto al tema del arte y cultura en general. Este emperador que reinó desde el año 54 al 68 d.C, fue un gran amante de las artes, destacando en la música y canto. Nerón admiraba la cultura griega. Llama la atención como el emperador manifestara abiertamente que se sentía más cómodo en una Grecia sometida y dominada que no en Roma, la gran capital del Imperio.
Algunas de las características que compartieron ambas sociedades griega y romana fueron la importancia que tuvieron para estas el desarrollo y éxito de los juegos y espectáculos públicos.
Así nos encontramos, en cuanto a Grecia, que deberemos remontarnos a la civilización minoica para poder observar la realización y evolución de lo que se podría denominar espectáculo público. El mismo consistiría en el desarrollo de los llamados “juegos del toro” que se celebraban sobre todo en el palacio de Cnossos. El toro era muy importante en Creta pues dicha figura se relacionaba con la hierogamia. Se veía al toro como algo mágico. Se creía que el contacto con dicho animal favorecía la fecundidad humana. Así que en un primer período el toro ocuparía en dicha civilización minoica un papel muy importante a la hora de realizar ciertos ritos religiosos participando en los mismos mayoritariamente los sacerdotes. Dichos ritos derivarían posteriormente, a medida que se perdía su carácter religioso, a un aspecto más bien lúdico. Estos “juegos del toro” se solían celebrar normalmente en lugares considerados sagrados. Hay autores como Graham que creen que dichos juegos se realizaban en el patio central del palacio de Cnossos. “Consistían en puros ejercicios gimnásticos, que sólo entrañaban riesgo para los atletas que lo practicaban. Eran demostraciones de agilidad y destreza”(*2). Los participantes deberían demostrar su agilidad ante el toro. Además para amortiguar el peligro que dichos juegos podían acarrear a las personas que lo practicaban se solía limar los cuernos del animal. Hay autores como el arqueólogo griego Spyridon Marinatos que creen que dichos “juegos del toro” se pueden comparar con los actuales rodeos americanos.
Más adelante dichos “juegos del toro” se llegarán a realizar conjuntamente con otros concursos atléticos como carreras, saltos, luchas y pugilato.
Cuando se desarrolla el período micénico unas de sus características serán las de las manifestaciones atléticas las cuales irán muy estrechamente relacionadas a diferentes acontecimientos determinados. Dichos acontecimientos serían bodas, funerales o agasajos destinados a huéspedes importantes. Así en estos acontecimientos los juegos y competiciones tendrán una gran importancia. Por lo que respecta a los funerales, “tras complicados ritos funerarios, que duraban en función del rango del difunto y del dolor de sus deudos y amigos, se organizaban importantes juegos y competiciones en su honor”(*3)
Estos acontecimientos (bodas, honras fúnebres y llegada de huéspedes) y celebraciones en honor de los dioses daba lugar a que se celebrasen diferentes juegos y concursos públicos con sus normas. Hay que destacar también, que al igual que en los “juegos del toro” de la civilización minoica, estos juegos micénicos también serían vistos originariamente como algo mágico y religioso.
En estos juegos micénicos eran importantes las carreras de carros y la competición de pugilato, junto a otros concursos de lucha con armas (hoplomáquia), carrera a pie y lanzamiento de pesos y de discos. De estas hay que destacar que la carrera de carros ha sido considerada desde siempre la competición de la aristocracia en la que participaban los individuos de mayor prestigio de la sociedad y que normalmente daban los mejores premios para los vencedores. Por otra parte la competición de pugilato entrañaba gran dureza pues los que la practicaban se golpeaban con los puños con duras correas.
Además de estas competiciones de carácter meramente deportivo tenían también un papel importante las basadas en la música, la danza y el canto, consideradas para la diversión del espíritu. “Estas actividades forman parte, a menudo del banquete, celebración social por excelencia que también formaba parte de las bodas, honras fúnebres, llegada de un huésped y celebraciones en honor de los dioses. Además de los cantos épicos, acompañados de la lira, entonaban a veces los peanes, himnos a Apolo”(*4).
Señalemos que los griegos “son los pueblos más antiguos (a excepción de los indios y chinos) que nos han dejado escritura musical”(*5) Esto prueba la importancia que tenía para el mundo griego la música lo cual se reflejaría en la creación de instrumentos musicales como la lira, la cítara y la flauta. Además de estos tres instrumentos musicales se utilizaban también otros pero serían de origen asiático. De los tres instrumentos griegos citados, será la lira de cuatro cuerdas el más extendido.
Como en los juegos deportivos la música también tendría su origen en el ámbito religioso como fueron las primeras composiciones regulares, los himnos, los cuales iban acompañados de danzas. “Los himnos y cantos sagrados llevaban el nombre de nomos (leyes) cada uno de los grandes dioses tenían su canto propio. Para cada dios había un canto; para cada canto se empleaba también el instrumento que le era más agradable: la lira y la cítara estaban consagradas a Apolo; la flauta a Baco” (*6)
En los juegos de competición, los agones, la meta será la victoria. Estos juegos públicos griegos que seguirán teniendo relación con la religión y servían para honrar a los dioses llegarán a su máximo esplendor entre la invasión doria y la muerte de Alejandro Magno. “En realidad, se ignora la fecha y las circunstancias de la fundación de los diversos juegos. Sólo a finales del siglo IV a.C, la adulación a los soberanos helenísticos hará surgir la idea de organizar juegos en honor de grandes personajes aún vivos. Los juegos públicos constituyen un elemento más del culto y, como tales elementos, están abiertos a todos los fieles” (*7).
Estos juegos recibirán el nombre de panhelénicos pues se celebraban para todos los griegos y su categoría dependería del santuario en donde tuviera lugar la celebración del mismo. Los juegos daban consciencia de identidad a los griegos de pertenecer a un mismo pueblo. Estos juegos panhelénicos eran cuatro: los Olímpicos, Píticos, Ístmicos y Nemeos. Había otros muchos que se celebraban en diferentes ciudades. De los cuatro juegos panhelénicos, serán los Olímpicos y los Píticos los más importantes.
Hay que señalar que los juegos griegos tenían un papel importantísimo en las fiestas oficiales que se celebraban en las diferentes ciudades y ejercían un papel muy destacado en las relaciones de que se daban entre los diferentes Estados pues servían para acercarse entre ellos. Se consideraban que estos juegos tenían una función similar a la que realizaban los grandes Oráculos. La mayoría de estos espectáculos griegos tenían la forma de concursos. De estos concursos destacaban los siguientes: los ecuestres (carreras de carros o de caballos) y gimnásticos (pruebas de destreza, de fuerza, carreras, luchas…) que eran los más antiguos de todos. A estos hay que añadir los concursos musicales (música, canto y danza) e incluso concursos de belleza (tanto de hombres como de mujeres). También se llegó ha realizar en Mégara un concurso de besos.
En estos concursos se establecían diferentes categorías para los concursantes dependiendo de sus edades. Así durante los siglos V y VII a.C dichos concursos se dividían en ándres (para los que tenían mas de dieciocho años), agéneoi (para los que tenían entre quince y diecisiete años) y paides (donde los concursantes tendrían entre doce y catorce años). Los concursantes que resultaban vencedores recibían a menudo a parte de las recompensas de carácter honorífico (coronas de olivo en Olimpia y en Atenas; de laurel, en Delfos; de apio, en los Juegos Ístmicos y Nemeos y palmas, las cuales se dieron por primera vez en Delos) recompensas de carácter monetario (se cree incluso que se acuñaron monedas para darlas como premio a los vencedores).
Al crearse los reinos helenísticos se expandirán a su vez los juegos públicos y perderán aún más su carácter originario relacionado con la religión. Así tras la muerte de Alejandro Magno, los diadocos llegarán a crear “juegos magníficos en muchas ciudades de Asia Menor, Egipto, Siria y otros lugares. Los de Alejandría, Antioquía y Pérgamo alcanzaron gran prestigio. Estos juegos habían perdido su carácter religioso. No se organizaban en honor de un dios o de un héroe divinizado, sino en honor de un hombre importante” (*8). Así serán muchas las ciudades griegas o de influencia griega que querrán organizar juegos ya que los mismos proyectaban hacia al exterior a las mismas y hacia que grandes atletas participaran en los mismos.
Los agones atléticos que en un principio estaba vinculados a la formación gimnástica la cual constituía la base central de la educación del mundo griego, se irán desvirtuando hasta que las actividades gimnásticas den paso a actividades meramente de competición lo que provocará que los competidores se conviertan en profesionales y que lo que se busque ver por parte del público no sea un ejercicio educativo sino claramente un espectáculo. Los juegos de atletismo en las épocas helenística y romana serán siempre realizados ya por profesionales los cuales vivirán de los premios que vayan obteniendo en dichos concursos o de las clases que vayan impartiendo en los gimnasios.
Entre estos concursos atléticos destacaban la carrera a pie, el salto de longitud, lanzamiento de disco y de jabalina.
Los agones luctatorios comprendían las lucha, pugilato y pancracio. Estos eran más populares que la carrera a pie. Estas luchas se convertirán en épocas helenística y romana en ejercicios de carácter terapéutico cuya finalidad sería la de combatir la obesidad y fortalecer el tórax y piernas.
Estas luchas que comprendían estos concursos requerían mucho esfuerzo y podían conllevar secuelas físicas para los concursantes debido a la brutalidad de las mismas lo que provocaría que el profesionalismo se introdujera, ya que no merecía la pena jugarse la vida en dichas luchas por una simple corona de olivo o laurel.
De estos tres, lucha, pugilato y pancracio, será la lucha la menos dura pues se exigía derribar al adversario sin herirle. Era uno de los más importantes concursos públicos. Por lo que se refiere al pugilato, los que lo practicaban en una primera etapa competían con los puños desnudos. Más adelante los romanos introdujeron los guantes (caestus) los cuales si en un principio lo que se pretendía con los mismo era la de suavizar los golpes con el tiempo se añadirían diferentes elementos para provocar que dichos golpes fueran más duros pudiendo provocar hasta la muerte del rival. Y el pancracio sería lo que actualmente se puede considerar como lucha libre es decir una mezcla de los otros dos primeros (lucha y pugilato) con la consideración de que era la más brutal en la cual se podía llegar incluso a la muerte de uno de los participantes. Este último se fue haciendo más popular a partir del siglo IV a.C en paralelo a la decadencia del olimpismo.
En cuanto a los agones hípicos hay que señalar que las carreras de carros tenían un papel muy destacado en las ceremonias religiosas. Estas mismas carreras de carros se convertirían en el gran protagonista de los grandes juegos. Tal sería su importancia que algunos soberanos compitieron directamente en ellas en los Juegos Olímpicos como fue el caso de Filipo II de Macedonia que participó en el año 356 a.C o el mismo Nerón siglos más tarde. Hay que señalar que se consideraba vencedor de dichas carreras al dueño de los caballos ganadores aunque Nerón quiso demostrar sus dotes y guiar su propio carro tirado por diez caballos con el resultado final de que acabó tirado en la arena del estadio y no llegó a la meta aunque se le proclamó vencedor pues los restantes concursantes no osaron seguir la carrera.
Otra prueba que comprendían estos concursos hípicos era la de equitación apareciendo en el siglo V a.C el primer tratado griego sobre la misma. “En un país como Grecia, de tortuoso orografía, el salto de obstáculos formaba parte esencial de la equitación” (*9).
En el siglo VI a.C se comenzará a invertir grande sumas de dinero en la preparación de los atletas lo que provocará que algunos de los mismos fueran ya profesionales.
Como se ha señalado anteriormente los juegos panhelénicos (Olímpicos, Píticos, Ístmicos y Nemeos) serán los juegos públicos más importantes para el pueblo griego. El origen de los mismos hay que buscarlo en los juegos locales que se celebraban en cada ciudad. Estos juegos panhelénicos serán tan importantes que la periodicidad de los cuatro llegará a servir de referencia cronológica a los griegos. La celebración de los mismos llevaba consigo una tregua sagrada (la ekekheiría) para todos los estados griegos, tregua que se tenía que respetar no solo durante la celebración de los juegos sino durante el tiempo que se necesitaba para acudir a la sede de los juegos y, luego finalizados los mismos, el tiempo necesario para el regreso a los lugares de origen. Estos juegos panhelénicos duraron muchos siglos siendo celebrada la última olimpiada de la antigüedad en el año 394 d. C. cuando el emperador romano Teodosio los prohibió.
Será en el año 776 a.C en que se registra el primer resultado oficial de una competición deportiva. Corebo, ciudadano de Elis, se proclamó campeón en Olimpia en la carrera a pie en el estadio. Hay que señalar por otra parte que durante los trece primeros Juegos Olímpicos la única competición que se realizaba era la carrera del estadio. Más delante dichos juegos comprenderán de otras competiciones deportivas a parte de la citada carrera a pie (el ganador de la misma daba su nombre a la olimpiada). Así los Juegos Olímpicos estarían también formados por las siguientes competiciones: de las pruebas de lucha, para la categoría de los paides y ándres, añadidas estas para las olimpiadas del año 632 a.C.; el péntahtlon que se practicarán a partir del año 628 a.C.; el pugilato a partir del año 616 a.C. y el pancracio que se añadiría como prueba en el año 200 a.C. Todos los deportistas competían totalmente desnudos. En estos juegos sólo competían hombres y los espectadores a excepción de una sacerdotisa eran también varones. Las mujeres tenían sus propios juegos denominados Heraias que se celebraban en honor de la diosa Hera. Además de estas competiciones hay que añadir la carrera de carros. Los Juegos Olímpicos se celebraban cada cuatro años en Olimpia. Un año antes de que se celebrasen dichas olimpiadas los atletas que querían participar debían entrenar primero en su Estado y, un mes antes de la celebración de los juegos, en la ciudad de Elis que estaba a unos cincuenta kilómetros de Olimpia. Una de las condiciones para poder participar era que los participantes fueran griegos. Esta condición se suprimiría con la conquista romana a partir de la cual participarían también, romanos, egipcios, sirios, frigios entre otras nacionalidades.
El día que comenzaban los Juegos Olímpicos se iniciaba con la entrada en Olimpia de un cortejo proveniente de Elis el cual estaba formado por los hellanódicas (jueces de los Juegos Olímpicos), árbitros, atletas, padres y hermanos de los concursantes, el cual se dirigía a prestar juramento ante el altar de Zeus Horquios. Los Juegos comenzaban con un concurso de heraldos y trompeteros. Los juegos duraban unos seis días y terminaban, tras la entrega de los premios (en Olimpia no se otorgaban premios de valor material) celebrando sacrificios para dar gracias a los dioses y en un banquete-homenaje en el que participaban los vencedores y personalidades.
Para un atleta ganar en los Juegos Olímpicos le representaba toda una serie de beneficios. Vencer en los Juegos Olímpicos significaba regresar a su ciudad natal convertido en un héroe y ser recibido como tal con todo lo que ello representaba. Así por ejemplo en Esparta los vencedores olímpicos obtenían el privilegio de combatir al lado del rey. Hay que destacar que incluso algunos de estos vencedores recibieron una vez fallecidos culto a su memoria.
A la larga la aristocracia se centrará en competir exclusivamente en las carreras de carros dejando las demás pruebas a los sectores pertenecientes a las “clases” medias los cuales, por otra parte, no podían costearse el mantenimiento de los caballos y todo lo que conllevaba dichas pruebas ecuestres. A media que transcurrirá el tiempo y se vaya despojando dichos juegos de su carácter religioso, circunstancia que ya se comienza a observar en la época clásica, se irá introduciendo el profesionalismo en los mismos, y el carácter civilizador que tenían dichos juegos dejará de ser elemento fundamental a partir del siglo V a.C.
Otro dato a tener en cuenta en cuanto a los Juegos Olímpicos es que a partir del siglo IV a.C. irán incrementando los participantes provenientes de las colonias griegas siendo con la dominación
romana mayoritariamente dichos participantes originarios de fuera de la Grecia continental. Los miembros de las familias aristocráticas griegas por otra parte se irán limitando a participar en las pruebas ecuestres.
Y serán estos Juegos Olímpicos ya en decadencia donde el profesionalismo estaba ya impuesto y lo que importaba era el beneficio los que los romanos conocerán. Por eso no es de extrañar que no lo llegasen a entender y los vieran como unos juegos extraños. No por eso no impidió que participaran en ellos personajes romanos destacados como Tiberio que participó en las olimpiadas del año 4 d.C., diez años antes de ser proclamado emperador, Germánico y como vimos anteriormente, el emperador Nerón en el año 67 d.C.. Nerón además ordenó a los hellanódicas añadir nuevas competiciones a los juegos y modificar otras de las tradicionales. Dicho emperador ganó como es de suponer todas las pruebas en que participó. Señalemos que después de su muerte dichas olimpiadas, la número 211, fueron declaradas anolimpíadas y fueron excluídos del orden regular.
Los Juegos Píticos se celebraban en el santuario de Delfos en honor a Apolo. Estos como vimos eran junto con los Juegos Olímpicos los más importantes de los cuatro juegos panhelénicos. También se celebraban a partir del año 582 a.C., año que ya se consideran juegos panhelénicos, cada cuatro años como los olímpicos. La duración de estos juegos era de unos seis o siete días. En los mismos destacaban los concursos musicales (canto, flauta), poéticos y culturales. Después con posterioridad se irían añadiendo competiciones deportivas (concursos hípicos y competiciones gímnicas) cuyas organizaciones y reglamentos estarían basados en los Juegos Olímpicos.
Los Juegos Ístmicos comenzarán a realizarse a partir del año 582 a.C. Se celebraban en honor de Poseidón cada dos años en Corinto y duraban varios días. Los mismos estaban formados por competiciones atléticas y concursos dramáticos y musicales. En el mismo participó también Nerón en el año 67 d.C. y como en los Juegos Olímpicos también resultó ganador (fueron en estos juegos donde los romanos serán admitidos por primera vez en el año 228 a.C. para luego participar en los otros restantes).
Y los Juegos Nemeos los cuales se celebraban cada dos años en la localidad de Nemea en honor de Zeus y duraban también varios días. Hay constancia de que los primeros fueron celebrados en el año 573 a.C. Lo componían los concursos gímnicos, hípicos, dramáticos y musicales.
En cuanto a Roma hay que señalar que sus juegos y primeras manifestaciones musicales aparecerán en las ceremonias religiosas. En cuanto a la música de todos los instrumentos que habrá en las diferentes épocas de Roma, serán la flauta y la trompeta los instrumentos esencialmente romanos. La flauta había sido introducida por los lidios y estará relacionada con la guerra.
“Nada tenemos que decir de la constitución de la música romana, por ser la misma que la de los griegos, aunque quizás tenga menos variedad en el ritmo, aún no siendo tan artístico el empleo que los romanos hicieron de la música en la escena, merece consignarse. El arte griego invadió Roma poco antes de la destrucción de Corintio. En el año 167 a.C. aparecieron por primera vez en Roma las compañías dionisiacas llamadas por Ancio para celebrar su triunfo de Illiría. Lograron poco éxito y fue preciso que se les agregasen luchadores y tocadores de trompeta, para ser admitidos por el pueblo. Después de la conquista de Grecia, los romanos se helenizaron demasiado; tomaron de los vencidos el arte de tocar la cítara y la lira, y se formaron atletas y cantores romanos, siendo el primero célebre Hermógenes Tigellio, gran amigo de Horacio y de Cicerón, el bellus tibicen, el hermoso tocador de flauta” (*10).
Alrededor del año 30 a.C. en Roma se puso de moda lo relacionado con Egipto lo que impulsó la música y la danza.
En Roma los espectáculos públicos que se celebraban en el circo y anfiteatro eran muy importantes y su fama se extendía más allá de los limes del Imperio. “Los espectáculos de los romanos, ya grandes y terribles bajo la República, llegaron bajo los césares al más alto grado de su esplendor. Las emociones del circo habían remplazado los debates del foro y la embriaguez de los triunfos. El pueblo se rendía a ellos con ardor tal, que ya la víspera de estas grandes solemnidades iba a ocupar sus asientos y pasaba la noche en las gradas. Pan y circo, he aquí lo que era su vida” (*11).
Como observamos estos juegos constituían un elemento básico en la vida del pueblo romano. Los juegos podían durar treinta, cuarenta e incluso hasta cien días. Los mismos eran muy diversos. Existían diferentes géneros de espectáculos. Entre ellos destacaban las carreras de carros, las luchas de atletas, los combates de gladiadores, entre otras. Era tal su importancia para ellos que cuando alguna persona era desterrada de Roma o marchaba de viaje uno de los aspectos más duros del mismo era estar privado de ver los espectáculos. Por eso no es de extrañar que muchas provincias del Imperio quisieran tener sus propios espectáculos. Para hacernos a la idea de lo importante que eran para los romanos sus espectáculos públicos hay que indicar que en más de una ocasión habitantes de las ciudades situadas en las provincias llegaron a abandonar la defensa de sus muros en pleno asedio por ir a ver dichos espectáculos.
En la República el Senado romano decretará que los gastos de dichos espectáculos sean sufragados por el Estado. Los mismos solían comenzar primero con una procesión que venía del Capitolio hasta llegar al circo. La misma iba encabezada por los senadores y todos los magistrados, detrás de ellos les seguían jóvenes, entre catorce y quince años, unos a pie y otros a caballo; después les seguían las aurigas (esclavos que debían llevar un carro ligero tirado por dos caballos) los cuales iban vestidos con traje de guerra. En estas procesiones sagradas como mínimo había cien carros. Después de los aurigas les seguían un grupo de atletas, los cuales iban completamente desnudos; a continuación les seguían tres grupos de bailarines de distintas edades; coros de músicos, y disfrazados de sátiros y de silenos provenientes de la mitología griega iban a su vez danzando. La procesión la cerraban las esculturas de los dioses rodeadas por los trabajadores de los templos y los cuatro colegios pontificios. La procesión terminaba dando la vuelta en la arena del circo. La señal en la que se anunciaba el comienzo de los espectáculos era cuando el edil curul (esta figura apareció originariamente durante la República para organizar algunas celebraciones) arrojaba hacia la arena una tela roja que tenía enrollada en sus manos. A continuación sonaban las trompetas y cuatro carros entraban en la arena.
El primer día de los juegos estaba dedicado a las carreras de carros. A continuación les seguían las luchas de los atletas y los combates de gladiadores. Se celebraban también luchas de hombres con animales. Así los bestiarios luchaban con las fieras y los tracios montados a caballo cazaban a toros salvajes. La mayoría de los gladiadores y bestiarios morían y sus cuerpos salían arrastrados por garfios de la arena por la puerta de Libidina, la diosa de los funerales. Los vencedores en cambio salían por la puerta triunfal. Por otra parte muchos resultaban mortalmente heridos y eran llevados al espoliario donde eran desnudados y rematados para ser luego sus cuerpos incinerados. “Eran llevados agonizantes bajo las bóvedas del espoliario donde jóvenes aprendices los remataban, y algún epiléptico que esperaba recobrar la salud, iba a beber sangre en aquellas copas vivientes” (*12).
Los ganadores de estos espectáculos que habían salido de la arena por la puerta triunfal recibían como premio palmas, coronas, la libertad y dinero.
Para la sociedad romana presenciar estos espectáculos sanguinarios eran como una continuación de la misma guerra. Para ellos estos combates reflejaban la fuerza de vencer o el valor de morir. En estos juegos se veía la destreza, el valor y la fuerza física de los participantes.
En la época de Augusto se llegaron a celebrar sesenta y cinco juegos al año; con Tiberio ochenta y cinco, con Nerón más de cien y así fue creciendo el número de espectáculos al año sucesivamente. Téngase en cuenta por ejemplo que con motivo de la inauguración del anfiteatro Flavio en el año 80 d.C. por el emperador Tito se celebró una fiesta que duró cien días.
Por otra parte estaban los juegos escénicos los cuales no alcanzaron el éxito que tuvieron en Grecia. Los romanos preferían ver sangre auténtica que representaciones figuradas. Para los romanos eran las carreras de carros y los combates del circo sus preferidos espectáculos. Por eso no es de extrañar que existieran circos y anfiteatros fijos construidos para ver las carreras de carros y los sangrientos espectáculos, respectivamente y no teatros permanentes. Los teatros a diferencia de los circos y los anfiteatros eran construcciones provisionales y no se llegará a edificar uno definitivo hasta que Pompeyo lo haga construir, lo cual lo consiguió engañando al Senado diciéndoles que era un templo a Venus.
La educación que recibían los jóvenes romanos estaba orientada únicamente a hacerlos aptos para el ejército por lo cual la práctica del atletismo no entraba en los planes de esta educación que recibían. A partir del año 18 a.C. se celebrarán competiciones deportivas en Roma, pero “como espectáculos reservados a profesionales. Los romanos no encontraban tiempo para dedicarse al deporte. Además, el desnudo humano les molestaba, tanto como la pederastia” (*13). Así Augusto que le gustaba ver las competiciones griegas de atletismo nunca las introdujo en Roma.
Nerón a diferencia de otros emperadores detestaba los espectáculos sangrientos. Será el emperador Nerón que instituirá en Roma los festivales artísticos y deportivos denominados Iuvenalia y Neronia. Los Iuvenalia, los juegos de la juventud, se celebraron en el año 59 d.C para conmemorar el día que se afeitó la barba por primera vez Nerón. En estos juegos se representaban “piezas de teatro latinas y griegas y actuaban además pantomimos y cantantes. En derredor de la arena se levantaban además quioscos donde se servían bebidas y, como observa Tácito, tiendas de placer” (*14) Nerón participó en los mismos leyendo poemas, recitando con la cítara y corriendo como auriga en el circo. Canto y carreras de carro eran los espectáculos favoritos de Nerón tanto como espectador como como participante, pero para la mayoría de su pueblo como hemos visto anteriormente sus espectáculos favoritos eran las carreras de carro pero también las luchas sangrientas, siendo los gladiadores y los aurigas los favoritos de los mismos. El pueblo tenía sus gladiadores y aurigas favoritos. No era extraño que mujeres se ofrecieran a los gladiadores. “El orgullo de toda romana casada consistía en haber seducido a un gladiador. La mayoría sólo alimentaba esa ilusión” (*15).
Los gladiadores eran mayoritariamente presos de guerra o criminales y solo recibían las armas para luchar en la arena en el momento del combate las cuales una vez finalizado debían devolver. Eran tratados duramente aunque estaban bien alimentados.
Anotaciones
(*1) VANDENBERG, Philipp. Nerón. El emperador artista. Ediciones B, Barcelona, 2005, p. 237.
(*2) SEGURA MUNGÍA, Santiago. CUENCA CABEZA, Manuel. El ocio en la Grecia clásica. Publicaciones de la Universidad de Deusto, Bilbao, 2007, p. 46
(*3) Ibídem p. 50
(*4) Ibídem p. 57
(*5) La Música Antigua: músicos, técnica, instrumentos. Pueblos del Antiguo oriente, Grecia-Roma. La música cristiana. Edad Media y Renacimiento La España Editorial, 190, p. 18
(*6) Ibídem p. 24
(*7) SEGURA MUNGÍA, Santiago. CUENCA CABEZA, Manuel. El ocio en la Grecia clásica. Publicaciones de la Universidad de Deusto, Bilbao, 2007, p. 87
(*8) Ibídem p. 92
(*9) Ibídem p. 111
(*10) La Música Antigua: músicos, técnica, instrumentos. Pueblos del Antiguo oriente, Grecia-Roma. La música cristiana. Edad Media y Renacimiento. La España Editorial, 190, p. 32
(*11) SAN YBARS, Latour. Nerón: su vida y su época. Editora Latino Americana SA, México DF, 1953, p. 160
(*12) Ibídem p. 163
(*13) GÓMEZ-PANTOJA, Joaquín (coordinador). Historia antigua Grecia y Roma, Editorial Ariel, 2005, p. 1092
(*14) VANDENBERG, Philipp. Nerón. El emperador artista. Ediciones B, Barcelona, 2005, p.115
(*15) Ibídem p. 130
Bibliografía
– BIBLIOTECA POPULAR DE ARTE, La Música Antigua; músicos, técnica, instrumentos. Pueblos del Antiguo oriente Grecia-Roma. La música cristiana. Edad Media y Renacimiento. La España Editorial.
– BLAZQUEZ, José María, LOPEZ MELERO, Raquel, SAYOS, Juan José, Historia de Grecia antigua, Ediciones Cátedra, S.A., Madrid, 1999
– GÓMEZ-PANTOJA, Joaquín (coordinador), Historia antigua Grecia y Roma, Editorial Ariel, Barcelona, 2005
– LANE FOX, Robin, El Mundo clásico: La epopeya de Grecia y Roma, Crítica, Barcelona, 2007
– SAN YBARS, Latour, Nerón: su vida y su época, Editora Latino Americana, México DF, 1953
– SEGURA MUGÍA, Santiago, CUENCA CABEZA, Manuel, El ocio en la Grecia clásica, Publicaciones de la Universidad de Deusto, Bilbao, 2007
– VANDENBERG, Philipp, Nerón. El emperador artista, Ediciones B, S.A., Barcelona, 2005
Alberto Maestre Fuentes. Barcelona.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción, Barcelona, 30 Enero 2012.