El cabo del miedo – por Mari Luz Rodríguez

Titulo original: El cabo del miedo
Nacionalidad: EEUU
Año: 1991
Dirección: Martin Scorsese
Guión: Wesley Strick (Remake: James R. Webb. Novela: John D. MacDonald)
Interpretación: Robert De Niro, Jessica Lange, Nick Nolte, Juliette Lewis, Robert Mitchum, Gregory Peck, Joe Don Baker, Illeana Douglas, Fred Dalton Thompson, Martin Balsam
Música: Elmer Bernstein, Bernard Herrmann

Si Vivien Leigh siempre se asociará a la inolvidable escarlata O´Hara, Robert de Niro siempre quedará para la retina de muchos cinéfilos como el brutal Max Cady en una interpretación tan acertada que se mimetiza totalmente con el personaje.

La película está narrada en primera persona por la hija adolescente del protagonista Danielle interpretada por Juliette Lewis, que combina a la perfección la dosis de ingenuidad, sensualidad incipiente y encanto característicos del personaje. Su voz es el hilo narrador del film, reconstruyendo y rememorando los acontecimientos acaecidos en el verano del año en que sus vidas cambiaron.

El argumento gira en torno a Gregory Max Cady (Robert de Niro), exconvicto que acaba de cumplir en prisión una condena de catorce años por violar y apalear a una joven. Durante su encierro ha estudiado leyes y lejos de buscar la rehabilitación, Cady busca la venganza, ya que está convencido de que Sam Bowden (Nick Nolte), su abogado, no le defendió como debía en el juicio que le confinó a la cárcel. Después de localizar a la familia Bowden en New Essex, comienza un progresivo acoso de forma insidiosa en un primer momento, pero cada vez más violento, que hará de la vida de estos un verdadero infierno. Cady como una araña va tejiendo de forma muy sutil su tela para hacer caer al abogado pero sin sobrepasar la ilegalidad. A la vez Sam se encuentra legalmente impotente para lograr que Max se aleje de su familia y empieza a pedir ayuda legal o policial, pero al no tener pruebas fehacientes se ve atrapado en su propio sistema legal no pudiendo demostrar ni alegar nada y optando por buscar soluciones desesperadas e incluso al margen de la ley con sus consiguientes dilemas morales.

Una de las mejores secuencias de la película, es aquella en la que Danielle (la hija) es seducida por Cady haciéndose pasar por su profesor de Arte Dramático en el instituto en el que estudia. El personaje de Cady aparece, cual lobo feroz esperando a Caperucita, hablando a la chica de manera cordial, afectiva y ganándose su confianza. A medida que evoluciona la conversación Danielle se dará cuenta de que el hombre que tiene delante no es el profesor de interpretación, pero ya no importa, las armas de Cady han surtido efecto y han impresionado a la chica con todo el juego de seducción, confidencias, caricias y besos que comparte con ella.

En el film De Niro es capaz de pegar al espectador a la pantalla durante todo el tiempo de metraje, por su entrega tan a fondo que le lleva a interpretar a uno de los mejores villanos de todos los tiempos. Para este papel, el intérprete llevó a cabo una de sus famosas transformaciones físicas, aquí ganando kilos y kilos de músculo y llenando su cuerpo de tatuajes (otro ejemplo de su transformación física lo vemos en la célebre Toro Salvaje dando vida al joven y musculoso boxeador Jake La Motta y engordando más de 30 kilos para interpretarlo en su edad adulta ya retirado del boxeo). El personaje de Cady de Scorsese es un ángel vengador que ha aprovechado su tiempo entre rejas para leer y conocer el sistema penal, llega a New Essex para implantar la única justicia legal que él entiende, el ojo por ojo y no se detendrá ante nada ni nadie hasta conseguirlo. Para subrayar aún más el papel de Cady como personaje bíblico y torturador se tatúa todo su cuerpo con palabras y frases con reminiscencias a la Biblia.

Mención aparte merece el director de la película, el neoyorkino Martin Scorsese, leyenda viva del cine con cintas épicas como Toro salvaje, Malas calles, Taxi driver, la última tentación de Cristo y un largo etcétera. Si repasamos su amplia y variada filmografía podemos ver que estamos ante un cineasta que le gusta desentrañar los vericuetos de la mente humana, característica que refleja en algunos de los personajes paranoicos o psicóticos que pueblan su galería de películas, tómese como ejemplo al personaje de Travis Bickle interpretado por Robert de Niro en Taxi Driver o el más reciente de Teddy Daniels interpretado por Leonardo Di Caprio en su última película del año 2010 Shutter Island. En esta película el director crea un universo desasosegante poblado por personajes rayanos en la locura, la obsesión o el delirio y contagiando al espectador del ambiente enfermizo y clima asfixiante que se produce en torno a ellos.

El aspecto visual está muy trabajado remarcado por cielos rojos y de colores cálidos, metálicos con juegos de profundidad de campo, toda la película está orientada a crear la sensación de desasosiego y angustia en el espectador. Es muy interesante el uso de imágenes manipuladas que se nos muestran en el film como si fueran un negativo, cómo si Scorsese quisiera hacer una radiografía de cada personaje; así la película empieza y acaba con la misma escena de los ojos fundidos en blanco y negro y después teñidos en color rojo de Danny, la narradora del film. Las influencias hitchcockianas en la filmografía de Scorsese y en esta película son claras, sólo hay que observar el empleo connotativo que hace del color como elemento primordial y ambiental en la película tiñendo a la cinta en numerosos ocasiones con el color rojo del peligro, del sexo o el color metálico del miedo y de la amenaza, al igual que hacía el maestro inglés en muchas de sus películas (ej. en Marnie la ladrona el empleo de los colores, y en especial el color rojo con las connotaciones que suscitan en su protagonista, se erigen en eje argumental del film). Pero estas claras influencias no acaban aquí, la espléndida música es un tema compuesto por Bernard Herrmann, ya fallecido en el año 1991 (año de estreno de la película), por lo que fue adaptado con arreglos y dirección por Elmer Bernstein; Bernard Herrman fue uno de los más talentosos compositores del siglo XX y colaborador habitual de Alfred Hitchcok, de la misma manera también había trabajado con Scorsese en la mencionada Taxi driver; mediante la banda sonora el realizador intenta plasmar los diferentes conflictos y sentimientos que van atravesando los personajes a lo largo de la historia, acompañando e ilustrando el proceso que arrastra al psicópata Cady a la locura y a la violencia.

La dirección de actores por parte de Scorsese es brillante y se hace patente por ejemplo en la presentación del personaje de Max Cady, que no solo llega a impactarnos haciendo ejercicios en su celda con una cruz tatuada en su espalda, sino que refuerza nuestro impacto visual y la sensación de amenaza gracias a ese plano de Cady cuando sale de prisión y acompaña al personaje de unas nubes negras que empañan el cielo, avisándnos de que se avecina una tormenta. En cuanto a la dirección, Scorsese hace gala de sus movimientos de cámara vertiginosos ejecutados con maestría a la vez que demuestra su buen dominio narrativo enmarcando cada secuencia con una puesta en escena acorde a la situación. Cada vez que algo va a pasar y para dar mayor sensación de inseguridad, Scorsese utiliza un ángulo desequilibrado que nos advierte de un peligro inminente o de una situación anómala o desasosegante y que sirve también para describir la inestabilidad que sufre la familia Bowden. Las miradas juegan un papel muy importante en la película. Scorsese utiliza el recurrente primer plano de los ojos del cuarteto de protagonistas de la cinta, no sólo en el comentado inicio y final de la cinta, sino también en escenas como la del primer plano de los ojos de Jessica Lange (que interpreta a la mujer de Sam) cuando ve por primera vez a Max Cady sobre la valla de su casa, hasta la escena del duelo final entre los dos antagonistas masculinos con la mirada final enfrentada que finaliza con la muerte y desaparición del maniaco.

El montaje impactante con un tono apocalíptico corrió a cargo de la colaboradora habitual de Scorsese, Thelma Schoonmaker que logró transmitir con un ritmo muy dinámico el malestar y la claustrofobia que envuelve a los personajes y contagiar al espectador del nerviosismo y carácter asustadizo y nervioso del abogado Sam.

El ojo de Scorsese recoge a la perfección el modo tan frágil en que puede quebrarse la seguridad y la integridad. En un primer momento nos presenta la contraposición del bien y el mal encarnados en los personajes de Nick Nolte, el abogado bienhechor y Robert DeNiro, el violador malhechor, sin embargo, a medida que avanza la película la frontera entre la figura del bien y del mal se va diluyendo y la brillantez del film reside justamente en ese difuso límite moral que existe entre los dos protagonistas; mientras Max Cady es capaz de sortear las reglas y mostrarse como un ciudadano casi ejemplar a su salida de la cárcel, el abogado Sam Bowden llega a premeditar su asesinato con todo lo que ello conlleva, incurre en todas las debilidades humanas y acaba horrorizado al darse cuenta del nivel de violencia al que puede llegar. La cinta contiene muchas críticas al sistema legal así como a las personas que se saltan dicho sistema y que por ello sufren las consecuencias de no actuar conforme a las leyes, un enfoque por tanto novedoso, que presenta al villano como a un vengador justificado en cierta manera, ya que quién en el lugar de Cady no sentiría rencor hacia un abogado así.

Durante 130 minutos de duración, Scorsese consigue atrapar nuestra atención con escenas que generan desasosiego y tensión y con diálogos llenos de frases ingeniosas. La historia podría dividirse en tres partes claramente diferenciadas. En la primera parte se nos define el perfil de los principales protagonistas y los primeros encuentros entre la familia Bowden y Max Cady. La segunda parte englobaría la parte de la historia donde la amenaza se vuelve ya más nítida y patente, Cady comienza a entrar en acción y entre algunas de sus vilezas se encuentra envenenar al perro de la familia o violar a la amante del abogado. El tramo final, enmarcado en el lugar El Cabo del Miedo que da titulo al film, correspondería al desenlace trágico y sangriento, con la huida desesperada de la familia de las garras del maniaco y el duelo final en alta mar.

Nos encontramos ante una obra muy personal y compleja donde el realizador plasma muchas de sus obsesiones religiosas y morales. La película está basada en la novela The executers de John D. MacDonald y es un remake del clásico en blanco y negro El cabo del terror de 1962 dirigido por J. Lee Thompson. La principal virtud del remake, es que consigue llevar el miedo y la tensión al extremo y es por tanto más áspera, violenta y descarnada, con un Cady mucho más violento y desaforado que el interpretado en el año 62 por Robert Mitchum, debido también a la imperante y férrea censura de la época. Muchos actores de la película del 62 trabajan también en este remake, pero interpretando a personajes secundarios: así, Gregory Peck, que en la original era el abogado Sam, aparece aquí como el abogado defensor de Max Cady; Robert Mitchum que interpretó a Max Cady en la original, ahora aparece como el Teniente Elgart y Martin Balsam que en la película en blanco y negro interpretaba al jefe de policía Mark Dutton, en la cinta de Scorsese actúa en el papel de juez.

Como curiosidades del film destacar varias como que la película fue un éxito en taquilla, el mayor de Scorsese hasta la reciente El Aviador; que recibió dos nominaciones a los Oscars: a actor protagonista (De Niro) y actriz secundaria (Juliette Lewis); que los tatuajes que se hizo De Niro no eran permanentes, sino que estaban hechos con tintura vegetal y que en un principio se había pensado en que la dirigiera Steven Spielberg, pero al final el proyecto acabó en manos de Scorsese mientras Spielberg rodaba La lista de Schindler.

Mari Luz Rodríguez García. Avilés, Asturias.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 21 Octubre 2010.