Las tormentas más predecidas – por Alba Polo Reverter

Tormentas, lluvias exageradamente intensas, tornados, prolongadas sequías… el mundo en el que vivimos parece estar ofreciéndonos últimamente su cara más catastrófica. Ya no sólo climatológicamente hablando sino también por medio de terremotos, erupciones volcánicas o tsunamis que se producen prácticamente a diario en diversos puntos de nuestro planeta. La sociedad comienza a preguntarse el motivo de tan repetidos impactos, las teorías se dividen como también lo hacen sus seguidores.

¿Realmente son tan constantes estos accidentes? Ciertos estudios de psicología humana confirman que existe una desventaja importante del sistema cognitivo hacia su dificultad en el reconocimiento de patrones a largo plazo, o de prever en un “nivel visceral” que las cosas podrían ser diferentes de lo que son ahora; explicándolo de otro modo, los terremotos, erupciones… son procesos estocásticos, a menudo se producirán a nuestro alrededor, pero nosotros mismos crearemos en nuestro interior la idea de que se están dando más continuadamente de lo que realmente lo hacen.

Es un dato conocido que en nuestro planeta desde el comienzo de los tiempos miles de millones de fenómenos naturales han acaecido, debido a esto extinciones de especies como fueron los dinosaurios o cambios bruscos en el clima, han propiciado de algún modo que el mundo sea hoy en día como lo conocemos. Hace 150.000 años los primeros humanos modernos poblaban la Tierra abasteciéndose de la naturaleza sin perjudicar en gran medida el medio que les rodeaba y aún así hechos como la glaciación del Würm –que se desarrolló entre 120.000 y 10.000 antes del presente- o el deshielo posterior ocurrieron en el ciclo de la historia sin ser provocados ni previstos en absoluto por el hombre.

Aún así es un hecho demostrado por la ciencia que el impacto ambiental que realiza el ser humano en la Tierra actualmente ha dado paso al llamado cambio climático. Desertización, reiteradas inundaciones, aumento del nivel del mar o deshielo son algunas de las consecuencias de las irresponsables actuaciones del hombre. Datos cedidos por la Universidad de Cantabria apuntan a que las catástrofes que se generaron en los años 70 se encontraban acotadas entre las 100 y las 150 mientras que en los 90 aumentaron considerablemente para situarse entre 250 y 300. El catedrático de Geodinámica de citada Universidad, Antonio Cendrero, confirma que el número se ha multiplicado por 9 citando que “algunos no están relacionados con el ser humano, pero otros sí”.

Vinculado con lo anteriormente expuesto se encuentran las reseñas concedidas por el Informe Stern, el cual afirma que tres de cada cuatro catástrofes naturales son de origen hidro-meteorológico, esto es, producidas a partir del cambio climático generado por el hombre. Conocido es por todos que el ser humano ha impactado irremediablemente en el medio que nos rodea olvidando en multitud de ocasiones las trágicas consecuencias que ello conlleva. Una de las más importante reuniones de jefes de Estado acerca de este tema desembocó en el mundialmente conocido Protocolo de Kioto, el cual fue firmado y ratificado por todos los países asistentes a la cumbre exceptuando EEUU; este hecho demuestra que para muchos el crecimiento de la economía y la riqueza se sitúa en un alto orden de preferencia sobre el mantenimiento del Planeta en el que todos residimos.

En lo concerniente a fenómenos no climáticos no se puede declarar al ser humano como culpable. Parece que en pocos meses en diferentes zonas del mundo son cada vez más repetidos e intensos estos actos de la naturaleza pero está científicamente demostrado que, por ejemplo, los terremotos tienden a producirse en serie. Además cabe destacar el evidente aumento de la población, lo que provoca que habitemos zonas del planeta antes deshabitadas; muchos de estos lugares son considerados de alto riesgo con lo que sus pobladores se exponen en grado superior a las consecuencias.

David Saurí, del Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona, defiende esta teoría además de señalar que en contraste con esto el número de muertes ha disminuido gracias a los avances científicos que permiten detectar estos fenómenos.

Es la ciencia la opción elegida por muchos para explicar este tipo de actuaciones del Planeta, pero existe otro porcentaje de seguidores de las llamadas teorías de la “conciencia mágica”. Fue el educador Paulo Freire el que denominó de este peculiar modo a este tipo de pensamiento. Señalado grupo tiende a transferir la causa de los acontecimientos reales hacia un nivel suprahumano, según el Estudio nº1 de PREDES del año 1993 dicha percepción fatalista inhibe la acción y conduce a la resignación y al conformismo. Simpatizantes de teorías como que se ha hecho en función del Calendario Maya achacan a esta predicción los distintos cambios que se están dando en el Planeta los cuales culminarían en el próximo año 2012 con el fin del mundo que conocemos en la actualidad.

Ni que decir tiene que esta cifra ha dado mucho que hablar en los últimos tiempos, los fanáticos más pesimistas consideran la ocasión como el final, augurado por cientos de teorías sin base científica. Cabe destacar la conjetura sobre la alineación de planetas que según algunos se producirá ese mismo año, dicha teoría defiende la idea de que en la Tierra se sucederán varios cambios y catástrofes producto del movimiento de los astros. Realidad o ficción muchas de estas hipótesis están tomando fuerza en nuestra sociedad anclándose como la base de la ideología de importantes colectivos.

Sea como sea y creamos lo que queramos creer el mundo ha sobrevivido a lo largo de su historia a cambios climatológicos, glaciaciones, deshielos e incluso a presuntos apocalipsis pronosticados por mil hipótesis apoyadas por los mejores teólogos, ¿es esta una ocasión distinta de las pasadas?, debemos tener en cuenta que con el paso de los años y debido al mundo que nos rodea y a los cambios que nos afectan a diario el ser humano se ha convertido en un ser débil psicológicamente hablando, con lo que nos encontramos de un modo u otro más indefensos hacia lo que nos quieren hacer creer. Ya desde tiempos remotos el ser humano ha dejado su fortuna en manos de la religión, seres superiores o el destino sin necesidad de frenar un segundo e imaginar el por qué de los fenómenos que impactaban en sus vidas; hoy en día la situación ha dado un giro sorprendente, los hombres tienen sed de conocimiento y tanto científicos como estudiosos no abandonan su curiosidad por cada uno de los hechos que ocurren a diario en el Planeta, el verdadero problema se encuentra en la información que llega a los oídos del resto, aquella que deciden compartir de algún modo con lo demás. La prensa actual tiene hambre de catástrofes e inundan diariamente sus boletines con noticias sobre todo tipo de episodios tétricos sin ofrecer demasiadas explicaciones al respecto, ahí comienza la debilidad mental del hombre actual, la ignorancia nos obliga a presuponer inconscientemente muchas explicaciones de las que carecemos. Concluyamos con la conocida frase hecha de “lo que tenga que ser, será” y permitamos que los acontecimientos ocurran cuando así deba ser.

Alba Polo Reverter. Ourense.
Cartas de los lectores. El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 19 Abril 2010.

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