La Gran Impunidad de doña Esperanza – por Teresa Galeote

Impunidad; esa es la palabra más apropiada para mencionar el estado que se ha instaurado en la Comunidad de Madrid y, por influjo directo, en Alcalá de Henares. El Derecho a la Educación sin discriminación es la premisa que marca nuestra Carta Magna, pero el gobierno que preside doña Esperanza y el gobierno que preside don Bartolomé se acogen a las palabras del Conde de Romanones: “Hagan ustedes las Leyes y déjenme a mí los reglamentos”.

La cesión de tierras públicas a un colegio privado religioso del OPUS forma parte del gran objetivo de la Presidenta de la Comunidad de Madrid: la privatización y confesionalidad de la Enseñanza Pública. Pero eso no sería posible si la Presidenta madrileña no contase con la colaboración de algunos gobiernos locales. No es ningún secreto que el gobierno de la Comunidad de Madrid dedica cada vez menos dinero a la Sanidad y a la Enseñanza Pública, que aumentan los centros sanitarios y educativos privados, aunque se les llamen concertados. Pero, una vez más, en Alcalá de Henares se intenta rizar el rizo. El Alcalde de Alcalá, fiel seguidor de las tesis de doña Esperanza, colabora plenamente.

Estamos en un Estado Aconfesional y existe el Derecho a la Educación, una educación pública y aconfesional. Eso no quiere decir que se niegue el derecho que tienen los católicos, musulmanes, judíos y cuantas religiones haya en nuestro suelo patrio, de ejercer sus ritos religiosos. Pero la religión forma parte de lo íntimo, es algo personal que mueve conductas, aunque no debe obligar a otros. Ésta debe ejercerse fuera de las aulas escolares, en los lugares de culto, en los ritos religiosos que existen para dicho fin. La nueva situación política actual dictamina que Iglesia y Estado están separados y, por tanto, son dos ámbitos de actuación bien diferenciados.

La Comunidad de Madrid se aleja de sus obligaciones, entregando la gestión de los colegios y de los hospitales que necesita nuestra comunidad a otros actores. Cede suelo público para hacer servicios privados, creando una red descentralizada de la Administración; una red en la que sólo interviene para pagar a los gestores privados. Al gobierno de doña Esperanza y a sus acólitos, el significado de las palabras le resbalan y las obligaciones también.

El terreno concedido al OPUS es público, o sea, de todos los ciudadanos. ¿Quién le ha trasferido al gobierno del PP esa donación, para que a su vez se la otorgue a la orden religiosa? La Impunidad, señores y señoras. La Impunidad, esa señora que se pavonea por salones y despachos para reírse de los ciudadanos y ciudadanas. Y junto a ella, como fiel vasallo, existe la complicidad. Ya se sabe; “Hoy por ti, mañana por mí”.

La cesión de esta parcela de propiedad pública es una prueba más de que el gobierno de la comunidad madrileña y el gobierno local de Alcalá de Henares, marchan al unísono. El Alcalde es agradecido, y si no le salió bien, a doña Esperanza, el objetivo de plantar en Alcalá de Henares una Incineradora, por el sistema de Plasma, ahora nos lanza otra provocación; un colegio privado religioso y para más señas del OPUS. Orden religiosa que tiene entre sus postulados la segregación del alumnado, los símbolos religiosos y otras cuestiones. O sea, todo lo contrario que un Estado Aconfesional debe ofrecer a sus ciudadanos y ciudadanas.

Por supuesto que hacen falta colegios; Alcalá no deja de crecer; se han recalificado terrenos, antes industriales a residenciales. Otra cosa son los servicios; éstos siempre llegan tarde. En esta ocasión, un servicio fundamental como la educación llega tarde, privatizado y confesional; ¿hay quien de más? Son momentos de urgencia y, ya se sabe que, “…a río revuelto ganancias de pescadores”. Aquí, los pescadores ya sabemos quienes son.

Los gobiernos, tanto estatales, autonómicos y locales, son los primeros obligados a cumplir los derechos reconocidos en la Constitución. Sabemos que estas premisas constitucionales no encajan de forma alguna dentro de los centros escolares del OPUS, pero ahí está la Impunidad; ella ampara a determinados señores y señoras.

Y es que el Tamayazo se deja notar en cada actuación de la administración madrileña; dio y sigue dando para mucho. A las pruebas me remito. Pero aquí no pasa nada. “El pasado pesa más que una losa”; ya lo dijo Descartes, y aquí pesa mucho más, por aquello de lo establecido por siglos de monarquías católicas y por muchos años de nacional-catolicismo franquista, apoyado por la jerarquía de Iglesia Católica. Esa España que versaba Machado, la que hiela el corazón sigue pletórica arengando emociones. Las sotanas suenan cada vez que las leyes intentan dar soluciones a problemas seculares. Alejados de la lógica, de la reflexión, las sotanas siguen sonando; entonan cantos inquisitoriales, entonan loas al miedo, juegan con el sentimiento religioso de los creyentes y, además, cuentan con el apoyo condicional del Partido Popular…”Hoy por ti, mañana por mí”.

A la jerarquía de la Iglesia católica y al Partido Popular no les gusta Educación para la Ciudadanía. Nostálgicos de una educación que niega la realidad, la ciencia y las leyes civiles, se escudan en el más allá para negar el acontecer del más acá. Quieren seguir orientando los cuerpos y las conciencias de todos, no aceptan la disidencia. Benditos ellos. Malditos los que se salgan de sus cánones.

Se cometen desbarajustes, tras desbarajustes; despotismos amparados por una Impunidad que creíamos decimonónica. Qué buen maridaje.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Abril 2009.