Lo más probable es que el 30 de Marzo de 2009 no sea un día que pase a la Historia. Sin embargo, hay hechos que deberíamos tomar en cuenta, concretamente dos: Por un lado, ha saltado a los medios de comunicación la intervención del Banco de España de la Caja de Castilla – La Mancha, por el otro, en el Boletín Oficial del Estado aparecía la creación de una condecoración, una medalla que premia la promoción de los valores de la igualdad. El ministerio de la señorita Aído ya tiene su legión de honor. Es una constante en la Historia, o, al menos ya se ha repetido varias veces el que los gobiernos inútiles acaban cogiendo querencia a los símbolos inanes, a los colgajos de colores. Sin llegar a pensar que se vayan a alcanzar los límites del absurdo de algunas dictaduras sudamericanas y de la Europa del Este en su día, y que en las pecheras de nuestros prohombres y nuestras “promujeres” (nuestro régimen sólo defiende este tipo de igualdad, no se trata de igualar a ricos y pobres, a guapos y a feos, sólo lo que pedantemente llaman el género) aparezcan cubiertas de constelaciones. Estos dos hechos pueden simbolizar la actuación del gobierno de Rodríguez Zapatero. De una parte, los resultados de negar la evidencia. Hace poco más de un año, una crisis largamente predicha y esperada por muchos no existía –acuérdense de aquel apóstrofe de “antipatriotas”-, luego era desaceleración, más tarde resultó que la responsabilidad era del capitalismo internacional. Parecía que no iba a haber mucho paro, pero luego sí. El sistema financiero español era de los más sólidos del mundo. Y así sucesivamente. De otro lado, la tontería pedantesca sin paliativos. La creación del Ministerio de Igualdad, y unos cuantos ministros más, “desaparecidos”. ¿Alguien puede decirme para qué sirve el Ministerio de Vivienda? ¿Dónde está el Ministro de Cultura? ¿Por qué se sacan las Universidades del de Educación, que ya no se llama exactamente así?¿Por qué el de Agricultura ahora es de varios “medios”?
Sin entrar en esa afición de la Izquierda española por esperar su salvación del exterior venga ésta de las potencias democráticas que iban a intervenir a favor de la II República, y ahora de Obama y del llamado G – 20, el caso de la Caja de Castilla – La Mancha merece ser recordado. Ya sabemos que las cajas de ahorro están ampliamente participadas del poder político, en este caso el gobierno del PSOE de Castilla – La Mancha. Juan Pedro Hernández Moltó, presidente de la caja hasta hace unos días fue durante varios años Consejero de Economía con José Bono. En 1999 fue el candidato socialista a la alcaldía de Toledo. Recuerdo que en los mentideros políticos de la ciudad se decía que tenía en la cabeza la idea de convertir a Toledo en una ciudad dormitorio de Madrid. Construir, construir y construir. Ésa ha sido una constante en el PSOE de Castilla – La Mancha, tan bien relacionado con los empresarios del ladrillo. No hay más que ver donde colocan los politiquillos locales a esos familiares incómodos que les piden un favor, a esos sobrinos tan ineptos que ni siquiera valen para que se les abra un hueco en la Administración. Y nuestro hombre siguió con su sueño. Ya al frente de la Caja Castilla – La Mancha vinieron las urbanizaciones dudosas en medio de la estepa, tipo Seseña (Paco el Pocero, sí ¿Se acuerdan?). Como las construcciones que sí valían la pena ya las habían financiado otras entidades de más fuste, nos dedicamos a proveer de fondos a casi cualquier cosa, todo fuese por enladrillar los páramos y encinares de la antaño conocida como Castilla La Nueva (sin Madrid, del que ahora se iban a recoger los excedentes de población). Así hasta llegar al aeropuerto de Ciudad Real, proyecto descabellado desde antes de nacer. Primero, en un derroche de imaginación, lo querían llamar “Quijote Airport”. Un poco después se iba a vender a los tour-operadores internacionales como “Madrid Sur”. No cuajó. Creo que ahora anda por los dos vuelos diarios. Naturalmente, estos afanes de racionalismo ilustrado contaron con el impulso y el aliento del gobierno de Castilla – La Mancha, también interesado en cuadricular todo su territorio de autopistas, sembrarlo de grúas y jalonarlo de poligonillos industriales de dudosa utilidad. Hizo bandera de la oposición al trasvase Tajo – Segura, pero decidieron que, puesto que el Tajo andaba mal de caudal debido a la sequía, había que hacer otro trasvase al centro de la Mancha. Acusábamos a los murcianos de haber extendido regadíos imposibles al desierto. Hagámoslos nosotros también, y de paso secamos Las Tablas de Daimiel. Luego, a nuestro trasvase, lo llamamos “tubería manchega”, todos tan contentos y a seguir oponiéndose al del Segura. Como centro de la Mancha urbanizada iba a estar el “Quijote Airport”. Diciéndolo de forma clara, lo que diferencia a la “tubería manchega” del Trasvase Tajo – Segura es que en éste el agua va a una región española, pero fuera de los límites de Castilla – La Mancha. En el segundo se queda, un poco más allá, pero en nuestro patio. Esa es la lógica de este nacionalismo pequeño y miope que ha ido naciendo en unas comunidades autónomas con vocación de satrapías, de taifas manirrotas y dilapidadoras del erario público. ¿Qué sentido tiene reformar el estatuto de autonomía de Castilla – La Mancha? ¿Para legislar sobre el agua del Tajo, un río que luego va a Extremadura, y a Portugal? Sólo para copiar a Andalucía, que hizo lo propio con el Guadalquivir. Éste es un mal camino. Pero es lo que cabe esperar cuando la política hídrica que se sigue desde el gobierno central es tan errática. Se ha negado la posibilidad de resucitar el Plan Hidrológico Nacional, y cada vez se impone un acuerdo de este tipo como necesario. De otro modo, queda el tirar todos de la manta, hasta que se desgarre.
Pero, en fin, habíamos comenzado a hablar del desastre en la gestión de Caja Castilla – La Mancha. Recuerdo que en la más reciente intervención del Banco de España, la de Banesto, en 1993, un agujero bastante más pequeño que el presente, se acabó exigiendo responsabilidades, hasta penales, a los directivos del banco. ¿Pasará ahora? También recuerdo que Hernández Moltó, allá por 1994, era diputado nacional. En una sesión memorable de una comisión del Congreso lanzó una serie de preguntas agresivas, hasta con cierta chulería (Aquel “míreme a la cara…”) a Mariano Rubio, implicado en un escándalo durante su gestión como gobernador del Banco de España. Aquello de las “stock options” era una tontería comparado con lo que comentamos ahora; sin embargo a Rubio lo enchironaron. ¿Qué pasará ahora? También hay que intentar comprender la lógica de un PSOE que critica “lo del ladrillo”, dice que ha pinchado la burbuja inmobiliaria, pero desde los ayuntamientos y comunidades que ha gobernado es de lo que se ha nutrido.
Maximiliano Bernabé Guerrero. Toledo.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 5 Abril 2009.