¿Existe economía en Palestina? – por Edmundo Fayanás

Todos hemos asistido con horror al ataque israelí a la Franja de Gaza con muchos muertos y heridos. El espectáculo es dantesco, con destrucción de miles de casas, infraestructuras, centros públicos (hospitales, escuelas….), arrasamiento de tierras agrícolas. Después de ver todo esto, uno se pregunta ¿de qué viven los palestinos? ¿Existe economía en Palestina?

Sus habitantes son de origen árabe, pero se perciben a sí mismos como un grupo diferente dentro de los pueblos arabófonos. Con una población que ronda los cuatro millones y medio presenta fuertes tasas de natalidad, el triple por ejemplo que la de Israel. Su esperanza de vida es de 73 años y su renta per cápita en 2005 era de 1.230 dólares.

Podemos decir que la economía palestina está a expensas del poder militar israelí, produciéndose la clausura total de Gaza o de Cisjordania en muchos momentos con continuos controles militares que impiden el desarrollo económico mínimo de la zona. Podemos afirmar que la economía palestina está subyugada por Israel.

¿Cómo viven los palestinos? El 60% de estos viven bajo el umbral de la pobreza. El salario medio no llega a los 300 euros mensuales. En 1988 el paro rondaba el 3%, en el año 2003 llegó al 45% y en el 2008 rondaba el 27%. Es de suponer que con la destrucción que ha sufrido Gaza el paro todavía aumente más.

Una salida natural del mundo del trabajo palestino era Israel, así en el año 1987 eran unos 127.000 los palestinos que trabajaban en Israel y volvían a dormir a Palestina. A raíz de las sucesivas intifadas su número ha ido descendiendo hasta quedar sólo en unos 13.000 palestinos. Sus servicios públicos son un desastre ante la carencia total de medios de que disponen.

A todo ello hay que unir la diáspora palestina por todo el mundo que ronda los siete millones. Generalmente son profesionales muy bien preparados lo que descapitaliza humanamente el futuro de la zona. Su presencia es muy importante en Jordania, Israel, Siria, Líbano, etc. Son especialmente importantes los grupos asentados en Europa y América del Sur.

La situación empeoró en Gaza de forma ostensible a partir del año 2006, con el triunfo electoral de Hamás, pues se produjo el mayor bloqueo económico de su economía con el cierre total de fronteras por parte de Israel y el abandono de la Unión Europa de la Franja.

El PIB de Palestina es de unos 4.000 millones de euros. El sector dominante es el de los servicios que representa el 40% del PIB, con bancos, aseguradoras, turismo, transporte y educación. La construcción representa el 22%, la industria el 18% y la agricultura 20%, con un desarrollo de esta muy rudimentaria.

La agricultura tanto en Gaza como en Cisjordania resulta muy complicada, porque para cultivar se necesita el permiso de Israel y esta autorización se debe renovar mes a mes, con lo cual nos podemos imaginar su dificultad. A ello se une el estricto control que del agua se hace, racionándola al agricultor palestino, pero no así al israelí y además con precios abusivos.

Sin embargo, la población palestina está bien abastecida de todo tipo de alimentos, pues Israel hace de los palestinos su mercado. Resulta cómico que los israelíes no les permitan cultivar para así ellos venderles sus producciones agrarias.

Su comercio exterior presenta también grandes dificultades. Los datos son elocuentes, pues importan unos 3.000 millones de dólares anuales y exportan solamente unos 400 millones. Todo lo que compra, como lo que vende, debe hacerse a través de Israel pues apenas existe comercio con Jordania y Egipto al estar las fronteras cerradas. Todos sus productos importados son retenidos en los puertos israelíes de Haifa y Ashdod, donde permanecen entre 30/45 días para ser revisados por los militares.

La economía palestina depende de las ayudas internacionales prestadas fundamentalmente por la ONU, la Unión Europea, las ONG y algún país árabe. Esta ayuda significa el 40% de su PIB. En el año 2007 recibieron 1.200 millones de dólares, en 2008 fueron 1.750. Sin esta ayuda la supervivencia palestina sería imposible. Pero si la economía palestina depende del exterior, no lo es menos la de Israel basada en el apoyo económico y militar de los Estados Unidos o por parte de la Unión Europea que le ayuda dándole un trato preferente.

Si la comunidad internacional presionara a las dos partes para solucionar el conflicto lo lograría porque los dos países son realidades por si solas inviables. La propia autoridad palestina es incapaz de recaudar impuestos, y ha llegado a tal punto su desidia con los ciudadanos que ni siquiera cobra los recibos de la luz y del agua, ante el miedo que tiene a que se produzcan revueltas sociales.

Para facilitar el comercio es necesario e imprescindible la libertad de movimientos, algo de lo que carece el pueblo palestino. Sirva como ejemplo, que entre Jerusalén y Belén hay una distancia de ocho kilómetros, pero para hacer este recorrido se necesita hacer 105 km y se tarda seis horas y media en camión. Esta es una forma más de la opresión que ejerce Israel sobre los palestinos, lo que dificulta totalmente su desarrollo.

Los sectores más activos de la población emigrarán porque no se les permite desarrollar sus actividades. Como dice un diputado de la Autoridad Nacional Palestina “Comercio y no ayuda. Si nos permitieran comerciar, serían prescindibles los fondos de la comunidad internacional”.

Hoy Palestina es un pueblo sin derechos, sin esperanza, sin la posibilidad de tener agua, sin tierras y sin economía. Si queremos solucionar el problema del Oriente Medio será necesario restituir los derechos básicos de los palestinos y acabar de una vez con la opresión israelí.

Si los israelíes quieren tener un futuro como país pasa de forma imprescindible por dejar de subyugar al pueblo palestino y la comunidad internacional debe de tener claro esto. Esperemos que de una vez para siempre se soluciones este eterno problema basado en la ignominia y en la injusticia con todo un pueblo.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 11 Febrero 2009.