Todas las mujeres le debemos mucho a personas como Simone de Beauvoir; independientemente que se compartan o no sus ideas, gracias a gente como ella y otras muchas, las mujeres somos más visibles en la vida pública y más partícipes de los derechos universales.
En una época en la que el sexo biológico, te marcaba para desempeñar unos roles u otros, esta autora, se caracterizó por ir a contracorriente, por ello no viene de mas que recordemos a grandes pinceladas su vida y obra:
Simone de Beauvoir nació el 9 de enero de 1908 en el seno de una familia burguesa que posteriormente se arruinó; fue educada según la moral cristiana vigente en la época, en la más férrea educación, pero pronto se rebela ante esto y se niega a aceptar el destino impuesto a casi todas las mujeres de esa época: ser madre y esposa. Es en esa época siendo una estudiante de Filosofía en La Sorbona, cuando conoce a Jean-Paul Sastre, el hombre que más le va a influir tanto en su obra como en su vida; entre ellos comienza una relación amorosa que se caracterizó por ser libre y moderna y que durará prácticamente toda su vida. Es también en esta época universitaria donde se va forjando el germen de su pensamiento crítico-existencialismo junto con Sastre, convirtiéndose los dos en estandartes del emergente existencialismo francés.
En 1943 tras la II Guerra Mundial, Simone decide abandonar la docencia y se dedica exclusivamente a escribir; pronto comenzaría a escribir sobre las mujeres y en 1949 publicó una de las obras cumbres del feminismo y quizás el ensayo feminista más importante del siglo XX, El segundo sexo; en él, la autora trata de analizar la condición de la mujer occidental desde un punto de vista histórico, filosófico y político. Esta escritora fue una de las mujeres que firmó el sonado ejercicio de desobediencia Manifiesto de las 343, conocido también como el de las 343 sinvergüenzas, en él un total de 343 mujeres declararon haber abortado alguna vez.
En 1947, su relación amorosa con Sartre se rompe formalmente, aunque siguieron manteniendo contacto, y como homenaje a su mentor y amante en 1981, un año después de la muerte de Sartre, publicó un libro para homenajearlo llamado La ceremonia del adiós. Finalmente Simone murió el 14 de abril de 1986 en la ciudad donde nació, París.
Podemos decir que al hablar de Simone de Beauvoir, estamos hablando de una de las figuras intelectuales francesas más importantes y comprometidas de mediados del siglo XX cuya aportación al feminismo ha sido muy significativa. Su obra es tan vasta como compleja y en ella bucea por la autobiografía, ficción, ensayos, novelas, cuentos, diario, artículos, panfletos…
Hay que subrayar que la vida de Simone de Beauvoir no se entendería sin la influencia de Sastre, tanto su devenir político como social se vio claramente marcado por esta relación que se extendió a lo largo de toda la vida. Estudios actuales señalan que la relación entre ambos no era tan idílica y equilibrada como los dos pretendieron mostrar y las evidencias biográficas, el epistolario y los últimos hallazgos encontrados describirían más bien a un Jean-Paul Sartre amante frío, machista, autoritario y celoso, que admitía los tríos y que le gustaba abusar de sus poderes. Nada que ver con la sintonía ejemplar y la comunión absoluta que Simone de Beauvoir había tantas veces escrito y descrito, y que sitúan a la pareja en una clara contraposición: así Sartre se había encerrado más bien en la negación y el fatalismo, mientras que su compañera se dedicaba a vivir y a cultivarse sin atormentarse; por tanto si nos atenemos a estas recientes versiones, Simone de Beauvoir icono de la emancipación femenina desafinaría con la verdadera naturaleza del mito y en realidad resultaría ser una persona frágil, sumisa, celosa, subalterna, manipuladora y claudicante, inmersa en una relación de dominación total por parte de Sartre.
Dejando a un lado estas nuevas biografías, la verdad es que la obra de Simone nos adentra en los principios e ideas claves para entender el modelo patriarcal en el que estamos inmersos y en lo que influyen los roles de género e identidad desde el momento mismo en que nacemos. Lo que las mujeres somos está condicionado al entorno político y cultural en que nos encontramos inmersas y lo que somos también está determinado por la herencia biológica. Así su obra El Segundo Sexo sustenta la idea de que la mujer se construye a través de la cultura y que es ésta la que determina el ser mujer; igualmente la identidad también se construye a partir del vestuario, del lenguaje, de las normas y de todo lo que como seres culturales se ha sido capaz de construir a lo largo de la historia.
Con esta obra la autora pretendió ofrecer una perspectiva total –a través de un análisis histórico, antropológico, social y cultural– de la situación de la mujer y la estructuración relacional del género, se atrevió a poner en cuestión lo que hasta entonces era indudable, la diferencia esencial de género. Al defender que el género es una construcción cultural, no un factor de determinación biológica, arroja un diagnóstico implacable: el modo de construcción social de la feminidad, la estructura como alteridad pura frente al principio masculino normativo.
Con esta obra Simone de Beauvoir, obra por antonomasia del feminismo universal, planteó a fines de los años cuarenta unas ideas aplastantemente innovadoras y realistas: que la mujer no nacía, sino que se hacía producto de las fuerzas sociales que confluían en la construcción de su identidad, lo que determinaba finalmente su rol en la sociedad y las expectativas que giraban en torno a ella. En este proceso la mujer aprendía a ser mujer y a ocupar el lugar que estaba llamada a desempeñar.
A modo de síntesis señalar que toda su escritura tiene una misma intención, la de reflejar su proceso de descubrimiento de la vida y del enigma de la condición humana. Quiere comunicar mediante su obra su idea de mundo, su sorpresa ante la ambigüedad de las cosas, ante los demás seres humanos, y su voluntad de seguir creando su espacio de libertad a través de una producción que revierta en la sociedad, por eso tanto su vida como su obra están en permanente estado de construcción y su extensísima creación literaria y filosófica son el resultado de una férrea y narcisista voluntad de ser ella misma.
Entre sus obras más destacadas podríamos mencionar: su autobiografía Memorias de una joven formal, La invitada, Los mandarines, La mujer rota, una de las obras cumbres del feminismo mundial El Segundo Sexo, La ceremonia del adiós (obra homenaje a Sastre), etc.
Esta feminista universal también se caracterizó por su rechazo del matrimonio convencional como una institución que autoriza la dominación de los maridos sobre las mujeres, por su empeño en deshacer la tradicional unión de los conceptos de sexualidad y procreación, y su decidida vindicación del aborto y del derecho a decidir sobre el propio cuerpo. De la misma convicción ética parte su compromiso con las luchas anticoloniales, y sus alegatos por los derechos de las mujeres a decidir libremente sobre su moral y su libertad personal.
En resumen, estamos ante una pensadora universal que marcó el inicio de lo que podríamos llamar feminismo contemporáneo después del «primer feminismo», el sufragista. Su obra y su pensamiento asentó los pilares del llamado existencialismo francés junto con Sartre y su obra la sitúa entre las grandes de la literatura mundial.
Mari Luz Rodríguez García. Avilés, Asturias.
Colaboración. El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 8 Junio 2008.