Drácula de Bram Stoker´s – por Mari Luz Rodríguez

Titulo original: Dracula
Nacionalidad: EEUU
Año: 1992
Dirección: Francis Ford Coppola
Guión: James V. Hart, basado en la novela de Bram Stoker.
Interpretación: Gary Oldman, Winona Ryder, Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Richard E. Grant, Cary Elwes.
Música: Wojciech Kilar

La película Drácula de Francis Ford Coppola es un buen ejemplo de como una adaptación cinematográfica puede tener una calidad igual o superior a la obra literaria en la que está basada.

Hasta el momento se han hecho muchas adaptaciones cinematográficas sobre el mito de drácula, así que cuando en la década de los 90 Coppola se arriesgó por realizar otra adaptación más del personaje mítico de la novela de Bram Stoker, todos aguardamos a ver el resultado final y más en manos de un director que siempre se ha caracterizado por realizar películas muy personales y algunas de ellas obras cinematográficas de culto. El director tuvo que enfrentarse según se mire con un inconveniente o al contrario con un estímulo añadido, por los estereotipos formados que todo el mundo tiene sobre este personaje universal, estereotipo este muy arraigado en la cultura tradicional y que forma parte del ideario universal. El director en vez de optar por hacer otra adaptación más de este mito, logró con acierto, una de las adaptaciones más originales e innovadoras que se hayan hecho sobre Drácula hasta el momento, ya que dotó al protagonista de sentimientos humanos y trágicos, haciéndolo más mortal, y buscando un acercamiento al conde, mostrándonos un monstruo capaz de amar.

Ante todo hay que aclarar que Coppola ha hecho una adaptación muy libre de la novela de Bram Stoker, y por ello todos los que hemos leído la novela y hemos visto la película apreciamos diferencias en toda la trama argumental y en el tratamiento de los personajes. A pesar de que el desarrollo argumental está próximo a la trama desarrollada por Stoker, el tratamiento romántico del personaje se aleja totalmente del protagonista de la obra literaria. El novelista irlandés perfiló la figura del vampiro como una encarnación en la Tierra del Mal absoluto; en su novela siempre se nos presenta al personaje de forma alejada, difusa, nunca mediante un acercamiento a su psique como hace el director Coppola. Su único interés es socavar los cimientos de la sociedad de su tiempo introduciendo en ella la semilla de la destrucción y saciar su sed de sangre, reencarna por tanto la personificación del mal; mientras el drácula de Coppola está más humanizado, le mueven tanto sus ansias de venganza por la muerte de su amada y la afrenta hacia él cometida, como también el amor incondicional a su compañera, de hecho toda la película está llena de un lirismo trágico; una de sus cotas es cuando drácula no quiere que ella se sacrifique por él y que renuncie a la vida mortal para verse avocada a una vida terrenal sin descanso, siendo una sombra, un espectro con forma humana pero sin alma.

Una de las similitudes entre la novela y la película es el desarrollo narrativo ya que en ambos casos el desarrollo de la trama sigue un formato epistolar; en todo el relato se concatenan cartas entre los principales protagonistas relatando los principales sucesos de la trama sin un orden cronológico fijo y se suceden los pasajes en los diarios personales de los personajes; de esta manera vamos viendo como a través de cartas cruzadas entre los personajes principales vamos avanzando en el desarrollo de la trama y de la historia.

La película de Coppola tiene un arranque magistral en donde con claras alusiones al cine de Kurosawa con sombras chinescas, nos relata la vida del príncipe antes de su fin humano. El argumento de la película comienza narrando el origen, el pasado esplendoroso de la vida del conde hasta llegar al momento actual que es cuando Jonathan Harker (interpretado por Keanu Reeves) un joven agente inmobiliario decide realizar un viaje a Transilvania para comprar unas propiedades en Londres para el Conde Drácula. A medida que pasan los días Jonathan se comienza a dar cuenta de la extraña naturaleza de su anfitrión y del interés que muestra por un retrato de su prometida Mina. Más avanzada la trama descubrimos que por su parecido físico Mina le recuerda a la mujer que Drácula amó Elisabeta y por este motivo él cree ver en ella la reencarnación de su amor pasado; de este modo decide hace prisionero al joven no sólo en su morada si no también de su maldad y de su cohorte de vampiresas. El Conde decide viajar a Londres, para encontrarse con la reencarnación de Elisabeta (Mina) y conquistarla; al mismo tiempo va sembrando el caos y las víctimas a su paso como es el caso de Lucy, amiga íntima de Mina, que comienza a sufrir extraños síntomas de una enfermedad que se caracterizada por la aparición de dos pequeños orificios en su cuello. Al no mejorar la salud de Lucy, su prometido y amigos deciden pedir consejo al doctor Abraham Van Helsing, un atípico médico, experto en temas de oscurantismo que ya sospecha de la existencia de Drácula y de la transformación en Lucy en una «no-muerta» ; mientras la historia de amor entre Drácula y mina empieza a emerger, ya que ambos personajes sienten la extraña sensación de conocerse, pero este romance queda truncado porque el prometido de Mina, Jonathan logra escapar del castillo, y Mina va en su búsqueda para casarse. Pero el amor entre Drácula y su amada continua y se reencuentran en Londres; con todo sus enemigos ya le siguen la pista en Londres e intentan acabar con él, pero no lo consiguen. El Conde al encontrarse acorralado parte hacia su castillo en Transilvania, con sus enemigos pisándole los talones hacia el castillo donde finalmente le dan muerte con un preludio romántico entre ambos amantes, terminando para siempre con el sangriento vampiro de Transilvania.

La película constituyó un rotundo éxito de taquilla; en cuanto a la crítica hay división de opiniones: ha tenido tantos detractores como defensores a ultranza. Los primeros alegan que el director no ha sido fiel a la obra original de la que es deudora y que consta en el título de la película y los segundos diremos que ha sido una adaptación libre y muy enriquecida de la novela en la que se ha basado.

Tanto el director Coppola como el escritor Bram Stoker se basaron en la vida del sanguinario Vlad el Empalador, príncipe de Valaquia, que fue un héroe en su tierra por la resistencia feroz que opuso al avance de los otomanos. Sin embargo, fue extremadamente cruel con sus enemigos a los que condenaba a la pena capital de empalamiento.

Uno de los aciertos en la película de Coppola es la representación del conde Drácula polifórmico, esa metamorfosis visible en toda la película dota a las escenas de más efectismo y originalidad. A lo largo de toda la película este ángel caído se nos presenta de formas muy diferentes y a cual más sugerente: en el prólogo inicial de la película aparece con su forma humana de hombre para explicarnos la vida humana del príncipe rumano; una vez ya convertido en vampiro se nos aparece en sus encuentros con Jonathan como viejo conde monstruoso en su remoto castillo en Transilvania; en la parte central de desarrollo de la trama en su viaje al Londres victoriano y en sus encuentros con Mina en su forma más humana de amante, rejuvenecido ya con la sangre de los mortales y en los encuentros con sus enemigos y sus victimas como gigantesco murciélago-gárgola, en forma de manadas de ratas y murciélagos, como ser monstruoso similar a hombre-lobo, en forma de virutas de luz, etc.

Mención aparte merece la banda sonora, una autentica maravilla que dota las escenas de más magia y suspense. En cuanto al vestuario y la dirección artística Coppola se rodeó de un plantel de colaboradores que imprimieron en cada escena de la cinta el sello de la originalidad y el barroquismo en cada secuencia, creando un personaje y un ambiente totalmente barroquista y sumergido en la época victoriana en que está ambientada la película en todo su esplendor. El vestuario es muy innovador, ya que si tomamos como referente las películas sobre vampiros que se hicieron hasta la fecha del estreno de Drácula de Coppola el vestuario que se solía utilizar era más sobrio y espectral. El color juega un papel muy importante en esta película con sus efectos de claroscuros y sombras en la figura central del conde Drácula, en el castillo de Transilvania y en su cohorte de cortesanas. El rojo, color por excelencia del erotismo y de la pasión, juega el doble papel de la pasión y es el color de la sangre, del sacramento, del rito de comunión entre Drácula y sus discípulos.

La película se llevó tres merecidos Oscar en 1992 al Mejor Diseño de Vestuario, Mejor Maquillaje y Mejor Edición de Sonido y constituyó un enorme éxito para los actores principales. Gary Oldman fue el encargado de dar vida a este Drácula romántico con enorme acierto; este papel fue el que le ha dado una mayor proyección hasta el momento para este actor nacido en Londres y por el que se dio a conocer para el gran público. El intérprete aprobó con nota esta interpretación y bordó el papel de drácula sin caer en exageraciones y excesos. Winona Ryder fue la encargada de dar vida a Elisabeta y a Mina notablemente; su mezcla de dulzura, encanto, ingenuidad y sensualidad resultó perfecta para dar vida a la amada y sufrida enamorada; cuando interpretó el papel Winona estaba en la cumbre de su carrera, actualmente es más conocida por aficiones ajenas al cine más que por sus papeles que últimamente escasean. Para dar vida al enemigo incansable de drácula, Van Helsing, Coppola contó con el actor Anthony Hopkins, en mi opinión correcto aunque un poco histriónico. Sadie Frost, Keanu Reeves, Cary Elwes completan el elenco.

En resumen, más que ante una película de terror, estamos ante una película romántica, cuya tema principal es la búsqueda del amor perdido entre el conde y su amada Elisabeta a través de “océanos de tiempo”. Es una de las películas más complejas que se hayan realizado sobre el mito de drácula, entre otras cosas porque se aleja de los estereotipos del personaje central y se adentra en la tragedia personal de este ser atemporal, ahogado en su soledad inmortal y en su ciclo de vida sanguinario, cuya sed no se sacia con la sangre de sus víctimas, sino que le motivan sentimientos más complejos como el odio hacia un Dios que le ha repudiado y a los humanos por haberle arrebatado a su amada.

Mari Luz Rodríguez García. Avilés, Asturias.
Colaboración. El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 5 Mayo 2008.