Se está celebrando el XVII Congreso del Partido Comunista Chino, muchos son los problemas y las soluciones que deben abordar, tanto desde el punto de vista económico, como social, político y medio ambiental. China tiene un gravísimo problema ecológico, que día a día se agrava y al que no se le dan soluciones. Su única obsesión es crecer y desarrollarse, sin mirar las consecuencias.
China ya es actualmente el país que más contamina del mundo tanto a nivel de aire, como de suelo o agua. De los diez puntos más contaminados del mundo nueve son chinos. Sin embargo, este país presenta unos grandes superávit financieros que en vez de dedicarlos a solucionar los problemas ecológicos, sanitarios o educativos del país son dedicados a sostener la economía norteamericana y al dólar. Actualmente dispone en sus reservas monetarias de un billón doscientos mil millones de dólares.
La contaminación es generalizada. Los escombros municipales e industriales han convertido muchos tramos de los ríos en lugares no aptos para el contacto humano. El 80% del recorrido de sus ríos están totalmente degradados, no teniendo ninguna vida animal. Sus aguas no son aptas para el consumo humano, existiendo un serio peligro de que los ríos envenenen a la población a través de la cadena alimentaría. El consumo de agua en China se ha quintuplicado desde 1949. Su industria emplea diez veces más agua que la europea para la producción de un mismo producto.
Ya en 1997, el Banco Mundial publicó un informe en el que calculó que el coste de la contaminación del aire y agua en China era de 54.000 millones de dólares, cantidad que equivalía el 8% de su PIB. Los últimos datos nos hablan que en 2007 debería gastarse 120.000 millones de dólares anuales para limpiar la contaminación.
Me voy a centrar en el problema del agua. Hace un siglo, la llanura septentrional de China era un ecosistema saludable. Los agricultores excavaban pozos y a dos metros y medio de profundidad encontraban ya agua. En la actualidad, toda esta región está seca, la mayoría de arroyos y riachuelos han desaparecido y varios ríos que fueron navegables hoy están reducidos a polvo y maleza. China posee el 7% de los recursos mundiales de agua, pero debe atender al 20% de la población mundial. Si esto ya es grave de por si, esta agua presenta un grave desequilibrio regional, ya que en torno al 80% de su disponibilidad se concentra en el sur.
China se basa fundamentalmente en dos sistemas hídricos, uno al norte con el río Amarillo, cuya producción básica es el trigo y alrededor de quinientos millones de habitantes. La otra esta al sur, en torno al río Yangtsé, cuya producción agrícola básica es el arroz y ronda los ochocientos millones de habitantes.
El sistema hídrico del río Amarillo ya da señales de agotamiento. En 1972, se secó antes de llegar al mar por primera vez en la historia, estando quince días sin verter agua al mar. Desde 1985, se ha quedado seco todos los años y cada vez en periodos más largos. En 1996, estuvo 133 días sin verter agua el mar y en 1997 fueron ya 226 días. Durante largos periodos ni siquiera llega agua a la provincia de Shandong, que es la última antes de llegar al mar. Esto es muy preocupante, pues esta provincia produce el 20% del maíz y el 15% del trigo chino. En la última década han desaparecido cientos de lagos y están secándose muchas corrientes de aguas, en la misma proporción están bajando las capas freáticas, dejando de manar las fuentes. Los acuíferos han descendido 37 metros en los últimos treinta años y actualmente lo hacen a un promedio de dos metros cada año. Son millones de agricultores chinos que ya encuentran sus pozos secos.
El Partido Comunista Chino planteó la autosuficiencia alimentaría del país. Para cultivar tantos cereales se necesita el agua que se obtiene de los acuíferos. Es tal el ritmo de extracción, que se van a secar en menos de diez años. ¿Qué pasará? En los dos últimos años, China ha tenido que acudir al mercado mundial de cereales. En el año 2003 consiguió el autoconsumo, pero a partir de esa fecha aumentó la demanda y su producción es cada vez menor. Una de las causas del encarecimiento, que estamos teniendo en los cereales, es debido a la mayor demanda china y a los biocombustibles.
En la zona meridional está el sistema hídrico del río Yangtsé. Destaca la reciente construcción de la presas de las Tres Gargantas, la mayor del mundo. Esta tiene una extensión de 600 kilómetros de longitud y ha provocado el desplazamiento de más de millón y medio de personas, sumergiendo pueblos y ciudades completas con un elevadísimo coste social. La idea de construir la gigantesca presa fue del líder revolucionario Sun Yat-sen en 1918 y fue apoyada posteriormente por Mao Tse Tung. Es en 1992, bajo el mandato de Deng Xiaoping cuando se llevo a cabo su construcción.
Muchos científicos advirtieron del gran impacto medioambiental y social que produciría. En anteriores artículos ya denunciaba la locura de esta presa. Un año después de su puesta en funcionamiento ya está generando gravísimos problemas.
En primer lugar, tiene un problema de seguridad, pues en sus 600 km de longitud, ya hay 36 km en los que se están hundiendo sus laderas. El enorme peso del agua acumulada está erosionándolas, lo que unido a las frecuentes fluctuaciones del nivel del agua ha provocado graves corrimientos de tierras y éstas al llegar al agua han provocado enormes olas que a su vez han causado serios daños en las orillas cercanas. En segundo lugar, la calidad de sus aguas se deteriora continuamente por la acumulación de sedimentos que provocan su eutrofización, impidiendo su utilización. A ello hay que unir la continua llegada de aguas contaminadas provenientes del sistema industrial y agrícola con todo tipo de venenos. En tercer lugar, se está planteando un nuevo desplazamiento de la población de sus alrededores, calculándose que cuatro millones de chinos tienen que emigrar de sus orillas por graves problemas de seguridad y sanitarios. Hemos visto como grandes obras hidráulicas han causado grandes catástrofes medioambientales, como el desastre del mar Aral, el lago Chad, la presa de Assuan en Egipto. Las consecuencias económicas y sociales son impresionantes y todas ellas en nombre del progreso y del desarrollo.
El Partido comunista Chino sigue sin aprender de la historia y de los errores ajenos. Para intentar solucionar la escasez de agua que sufre el Norte, plantea un trasvase desde la presa de las Tres Gargantas al sistema hídrico del río Amarillo. Esperemos que aquí en España nunca se haga la locura del trasvase del Ebro.
Mao planteó la realización de dicho trasvase y actualmente ya se ha empezado a realizar, pretendiéndose canalizar 45 billones de litros hacia el norte, siguiendo tres rutas. De realizarse el proyecto completo se concluiría en el año 2050. El coste previsto es de 44.000 millones de euros. Una vez más vemos la irresponsabilidad humana, pues esta demostrado que los trasvases no son una alternativa real. Mucho más haría el gobierno en enfrentarse a un desarrollo loco e insostenible que va a llevar al desastre a millones de chinos con grandes repercusiones sociales y económicas.
Los economistas neoliberales nos hablan del porvenir brillante de China, otros dudamos de ello por entender que el modelo de desarrollo es insostenible a corto plazo y que los destrozos ecológicos actuales tendrán un alto coste. Los últimos informes nos hablan ya de 800.000 muertos anuales en China como consecuencia de la contaminación. China es un ejemplo y modelo claro de lo que no debe hacerse con el agua. Esperemos que todos sepamos sacar consecuencias positivas. Necesitan urgentemente aplicar la nueva cultura del agua y hacer de ésta un buen servicio para el hombre y la vida.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 25 Noviembre 2007.