No es lo que nos cuentan – por Teresa Galeote

El texto de Carlos Taibo pretende hacernos comprender que la Unión Europea cuenta con elementos suficientes para no creer en todos los parabienes que nos dice de ella. Los datos y argumentos que ofrece el libro son los suficientemente elocuentes para ver la cara oculta de una realidad impuesta por tecnócratas. Las imposiciones económicas son las que orientan el consenso europeo y hablar del déficit democrático de la Unión no es exagerado.

Reseña literaria
No es lo que nos cuentan – por Teresa Galeote
‘No es lo que nos cuentan: una crítica a la actual Unión Europea).’
Carlos Taibo *. Ediciones B, 2004.

Sólo basta comprobar que, con excepción del Parlamento Europeo, los organismos que rige los destinos económicos no están sujetos a ningún control democrático; basta recordar que el Banco Central Europeo tiene total independencia de acción, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia, tampoco han sido elegidos por sufragio universal ni deben dar cuenta de sus actos. Si a esto añadimos que el propio Parlamento tiene poderes muy limitados, hablar de déficit democrático no es ninguna barbaridad.

Maurice Duyerger, autor de ‘Europa dentro de sus estados’, nos recuerda que dicha Institución es muy débil en la toma de decisiones que puedan ser verdaderamente aplicadas, o en poder censurar o bloquear políticas inadecuadas. Con todos esos condicionantes, más parece que la Unión es una fábrica de grandes declaraciones de principios, aunque éstos no se cumplan, y que no pretende dejar de ser la Europa de los mercaderes. No conviene olvidar que más de doscientas multinacionales y otros tantos grupos de presión tienen su sede en Bruselas.

Uno de los padres fundadores de la Unión Europea, Jean Monnet, ya retrataba sin tapujos las dos caras de dicha Unión sin ocultar la vinculación que él mantiene con el mundo de las finanzas. Monnet no disimula la desconfianza que siente ante las capas populares y la pasión que siente por EE.UU, aunque no es el único. Con dichas premisas, no podemos esperar que la Unión Europea tenga la intención de solucionar los graves problemas sociales y ecológicos que la humanidad atraviesa.

No es lo que nos cuentan es una lúcida exposición que intenta ilustrarnos sobre las verdaderas intenciones de la Unión Europea; intenciones que no sirven como alternativa a las políticas claramente antisociales de EE.UU., sino que pretenden rivalizar con ellas. Observando el panorama mundial, no podemos negar que Europa aún conserva un cierto estatus en materia de derechos y libertades, pero ello no debe relajarnos ya que fueron conquistadas con la sangre y el sudor de los ciudadanos y ciudadanas y que éstas van siendo recortadas por diversos motivos, de hecho estamos retrocediendo en el estado del bienestar del que tanto nos vanagloriábamos; en la carta de derechos de Niza, del año 2000, ese bienestar se difumina y los recortes presupuestarios en asuntos sociales son la prueba más evidente. Las grandes declaraciones del pleno empleo son sólo palabras cuando se comprueba que los empleos precarios han pasado en la Unión Europea del 8,4% al 14% en los últimos quince años y qué decir de los salarios. Hasta el año 2004 la cifra de pobreza se estimaba en 60 millones en los 15 países que integraban la Unión Europea y los desempleados sumaban los 20 los millones.

El libro de Carlos Taibo nos invita a rescatar el discurso crítico, a ser contestatarios para afrontar la actual situación y la que se nos avecina. Según Taibo, la integración en la Unión de los países que pertenecieron a la URSS y al Pacto de Varsovia no aportan una mayor cohesión, sino una mayor dificultad para llegar a acuerdos, además de favorecer una deslocalización de la industria de los países occidentales de la Unión Europea hacia los países del este.

No es lo que nos cuentan es una desmitificación de las bondades anunciadas ahondando en el verdadero espíritu de la Unión; una Unión que aspira, en un difícil equilibrio, a rivalizar con EE.UU., aunque sin romper los lazos de colaboración, ligazón que cuenta con grandes dosis de sumisión a los postulados estadounidenses. Una política que no renuncia a la explotación de grandes capas de la población mundial para logran sus objetivos económicos y a la que no le importa el déficit democrático que acompaña a gran parte de sus políticas y en donde la privatización de los servicios públicos es y seguirá siendo una constante. Es significativa la frase de George Bernard Shaw para ponerla en cuarentena: “La población no puede comprender la burocracia; lo único que puede hacer es adorar los ídolos nacionales”. No está de más recordar el pasado colonial de Europa basado en el menosprecio de otras áreas geográficas y las dramáticas secuelas que han dejado en muchas de ellas.

Un Euroejército, aunque se defina como garante de acciones humanitarias y de paz, no pretende ser un proyecto alternativo e independiente de EE.UU. Tras la firma del Tratado de Niza en el año 2000, la Unión heredó los mecanismos de acceso a los recursos de la OTAN sin renunciar a la creación de una Agencia de Armamento Europeo.

*Carlos Taibo es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha publicado numerosos libros entre los que se encuentran: ‘Cien preguntas sobre el nuevo desorden’,’Guerra entre barbaries’, ‘EEUU contra Irak’, ‘¿Hacia dónde nos lleva EEUU?‘

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 25 Junio 2007.