A continuación siguen los comentarios, entre líneas, a un editorial que publicó el periódico el País el pasado 21 de enero, titulado ‘Guerra de nervios’ que es un desperdicio en sí mismo, o no lo tiene en absoluto.
El artículo dice así:
«El nuevo ministro de Defensa estadounidense, Robert Gates, ha descartado en Qatar la eventualidad de una confrontación armada con Irán. Pero en las últimas semanas, Estados Unidos ha enviado otro portaaviones al golfo Pérsico, anunciado el suministro de misiles defensivos Patriot a dos de sus emiratos y detenido por partida doble a iraníes en Irak. El temor por las intenciones que Bush pueda albergar hacia el régimen de los ayatolás, con el que se niega a dialogar y contra el que no deja de endurecerse el tono desde Washington, ha llevado incluso esta semana a un grupo bipartidista de parlamentarios a intentar promover una legislación que, llegado el caso, impida al presidente un ataque sobre Irán sin asentimiento del Congreso.”
Hasta aquí, todo muy aséptico.
“Este sombrío panorama, menos de un mes después de que el Consejo de Seguridad aprobase sanciones más bien simbólicas contra Teherán por su desafiante”
Primera descalificación gratuita, impropia de un editorial. ¿A quien desafían? ¿A la ya muy conocida “comunidad internacional” banda musical compuesta por quienes ya sabemos muchos de qué pie cojean?. ¿Desde cuando enriquecer uranio para fines pacíficos es una actitud “desafiante”, si la hace un país que se ha sometido cientos de veces a las inspecciones del OIEA y figura como derecho inalienable en las normativas que el propio OIEA se ha fijado para con los países miembros?
”programa atómico, se corresponde con una escalada proporcional de los responsables iraníes.”
Esto es otra falacia. Los “responsables iraníes” se han limitado a responder que el enriquecimiento de uranio con fines pacíficos es un derecho inalienable. La llamada “comunidad internacional” es la que ha estado hostigando y sigue haciéndolo, con una ONU prevaricadora –que dicta resoluciones injustas a sabiendas-, para que Irán renuncie a un derecho que está estipulado en el OIEA y además, un derecho que ejercen decenas de países, algunos ni siquiera firmantes de las obligaciones que implica asociarse al OIEA. La llamada “comunidad internacional” ha optado, en consecuencia y ante la serena e impasible decisión iraní de seguir haciendo uso de sus derechos, por juzgar de antemano y condenar y acusar el régimen iraní de decir que se está excusando en el programa civil para dotarse de armamento atómico. Un juicio de intenciones con el que colabora, ahora vemos que entusiásticamente, el editorial de El País. Lo que El País denomina “escalada proporcional”, no es sino una respuesta medida a presiones injustificadas y viciosas, porque no se aplican con criterios de justicia y equidad y no se aplican para todos.
”El presidente Ahmadineyad, que comienza a verse en abiertas dificultades internas por su permanente sobreactuación política, acaba de recalcar que su país está preparado para todo en su confrontación con Occidente a propósito de sus ambiciones nucleares.”
Intolerable e inaceptable posicionamiento parcial de El País. La vara de medir del editorialista tiene doble rasero. Es decir, que treinta países del planeta pueden tener energía nuclear, pero si quiere tenerla Irán, es que tiene “ambiciones”. El presidente de Irán “sobreactúa”, aunque no nos dicen cuándo ni cuánto. El resto de los dirigentes, por ejemplo, el señor Bush, que aparece hasta en la sopa en todos los medios, jamás “sobreactúa” para El País. El presidente iraní, cuando insiste en que su país no va a ceder un derecho concedido a otros y en perfecto cumplimiento de las reglas fijadas incluso por sus críticos, resulta que está en “confrontación”, precisamente con un Occidente que no ha dejado de amenazar inicialmente a su país para que se pliegue a sus exigencias intolerables. Occidente, para El País, jamás estaría en “confrontación” aunque invada, bombardee y humille a los países que intentan ejercitar sus legítimos derechos. Es vergonzosa la adjetivación del editorial. Ni siquiera pretende hacer un análisis neutral: es pura propaganda.
”No todo son declaraciones. En los últimos meses, menudean en Irán los ejercicios bélicos y la exhibición de nuevos armamentos, a la que Rusia contribuye ahora como proveedor de misiles.”
Cuando a uno le han masacrado su país varias veces por el leso delito de expulsar a un genocida como el Sha de forma popular, comenzando por una guerra de agresión miserable a la que empujaron al tonto útil de Sadam Husein durante ocho largos años, dejando un rastro de destrucción y un millón de muertos; cuando a uno le derriban aviones civiles en el golfo Pérsico “porque pasaban por allí”; cuando Israel se ha hartado de anunciar que iba a bombardear Irán y a destruir las instalaciones a que Irán tiene perfecto derecho; cuando se tergiversan hasta extremos indecibles las declaraciones del presidente iraní acusándole de “querer borrar a Israel del mapa”, mentira ominosa que se ha repetido hasta la saciedad, para hacerla verdad universal con la que permitirse ahora amenazar sin límites con destruir Irán en lo que Israel ya ha consagrado como ”justa represalia” o inevitable “ataque preventivo”, en base a la anterior falacia; cuando los estadounidenses han bombardeado, invadido y mantienen ocupado un país vecino destruido hasta los cimientos y se pasan el día haciendo maniobras militares a miles de kilómetros de sus fronteras y en las mismas barbas de los iraníes, el que Irán haga ejercicios bélicos o maniobras militares en su país y en sus costas, se ve como una agresión, “más allá de las declaraciones” . Desde luego, el editorial no tiene desperdicio, como joya de adscripción política al imperio.
“La subida de tono del dilatado contencioso entre Washington y Teherán es manifiesta.”
Y aquí el editorial reparte responsabilidades en el contencioso. Suben el tono los dos. No es que uno lleve hostigando y bloqueando al otro desde hace dos o tres décadas y el otro vea la forma de defenderse. No. Ambos “suben el tono” con igualdad de responsabilidades.
”Pero las opciones de un Bush siempre inquietante” ¡aleluya! Bush les resulta “inquietante”; algo es algo, ”en la recta final de su mandato, son muy limitadas” y aquí se acaba la historia del Bush inquietante. No hay que preocuparse, porque tiene las opciones muy limitadas. Así pues, tranquilos por el lado estadounidense. Volvamos inmediatamente a los iraníes, entonces, ”si se mantiene un mínimo de cordura en la Casa Blanca, para forzar al régimen islamista a detener su acelerado programa atómico o a que desempeñe un papel menos desestabilizador en el Irak en llamas.”
Y aquí empieza el castigo al régimen iraní, ya de forma muy abierta. Irán tiene, según el editorialista un “acelerado programa atómico”, que al parecer, el mínimo de cordura de la Casa Blanca tiene derecho a forzar su detención. Todavía no sabemos bien por qué. Y además, resulta que el que está desestabilizando Irak, según el editorial, y al parecer de forma probada, aunque no sabemos de dónde salieron las pruebas, es Irán y no el ejército ocupante y criminal de los EE. UU., que ha destruido todas las infraestructuras iraquíes, excepto las petrolíferas; que ha causado centenares de miles de víctimas inocentes, directa o indirectamente y que sigue en el país a sangre y fuego. Es una forma verdaderamente partidaria y torciera de editorializar.
“En este país, las últimas detenciones de iraníes por tropas estadounidenses parecen evidenciar que hay apoyo armado a determinadas milicias chiíes, cuando no participación abierta en sus sanguinarias actividades.”
Otra gran “boutade” de El País. Ahora resulta que invasión y ocupación del consulado iraní de Erbil, que es sede diplomática, seguida de las detenciones arbitrarias de los diplomáticos que en él se encontraban, en una ciudad que tiene tanta relación con Irán como Perpiñán con España y la anterior detención de diplomáticos iraníes en Bagdad, también por el ejercito ocupante estadounidense, que habían llegado a Irak, invitados oficialmente por el gobierno títere iraquí, que incluso ha llegado a protestar por las detenciones arbitrarias a sus amos, parecen ser prueba más que suficiente para El País, para evidenciar el apoyo armado a determinadas milicias chiíes, si no una “participación abierta en sus sanguinarias actividades”. Hace falta poca vergüenza para soltar estas especies. Es decir, ni una sola crítica al ejército invasor y ocupante, que es resistido por los iraquíes, con un claro apoyo de la población, como sucede normalmente con cualquier invasión de país ajeno, pero sí se aceptan, sin reservas, las conclusiones de los militares estadounidenses invasores, que son discutidas y protestadas hasta por su gobierno títere iraquí.
”Hasta el punto de que el Gobierno de Bagdad, mayoritariamente chií, pero árabe, ha comenzado a revisar sus protocolos diplomáticos con Irán.”
Ni una sola palabra al carácter de títere del gobierno iraquí; como si sus decisiones se pudiesen tomar sin acuerdo del ejército estadounidense invasor. Es decir, parece que los gobernantes títeres iraquíes deciden por su cuenta revisar los protocolos diplomáticos con Irán, sin analizar que llevan dos décadas y media congelados. Por otra parte, es una verdadera vileza, utilizar ahora para fomentar de nuevo el supuesto enfrentamiento irano-iraquí, utilizar la dicotomía árabe-(contra)-persa, que es muy similar a la que la propaganda occidental lleva ya cuatro años fomentando entre chiítas y sunnitas iraquíes para exacerbar una división ficticia en ese torturado país. Evidentemente, los EE.UU. están fomentando ese caldo de cultivo del enfrentamiento árabe-persa, con vistas a separar razas lo mismo que intentan en el interior de Irak con las distintas creencias musulmanas, ya que ahí todos son árabes, salvo los kurdos. Son maniobras viejas como el mundo, a las que El País da perfecta cobertura, carta de naturaleza y marchamo de veracidad.
”La catastrófica situación de EE UU en Irak está proporcionando al régimen iraní una oportunidad única de acrecentar su influencia en la región, que Teherán aprovecha a fondo y sin escatimar medios.”
Otra forma falaz de presentar las informaciones: se viene a decir, de forma más bien poco sibilina, que los “pobrecitos” EE.UU. están en una situación catastrófica y que los iraníes torticeros aprovechan la coyuntura y la debilidad estadounidense para aprovecharse a fondo de ello. Faltaría más. No es que los EE.UU. estén arrasando y hayan retrotraído Irak a la edad de Piedra y se estén llevando el petróleo a manos llenas, salvo los atentados de la guerrilla. No. No es que los estadounidenses estén hostigando a los iraníes por todos los costados, metiendo bases militares en todos los países vecinos y sometiéndolos a embargos, utilizando sus mecanismos de control de la prevaricadora ONU. No. La cosa, según El País, que hace de la voz de su amo en todo momento, es uqe los pobres norteamericanos están sufriendo en su casa, en Bagdad y en Baquba, en Erbil y en Basora, la agresividad manifiesta del torticero persa. La frase anterior debería ponerse como ejemplo en las escuelas de periodismo, si es que quedan periodistas libres, para mostrar como se puede mentir y distorsionar tanto en tan poco espacio.
”El frenesí diplomático estadounidense de esta semana en la zona, con las visitas de Condoleezza Rice y Robert Gates, sugiere que, como primer paso, Washington intenta apuntalar una barrera de contención que implique a los regímenes árabes moderados, tanto suníes como chiíes, progresivamente inquietos. El resultado de ambas giras son básicamente promesas.”
Claro, faltaría más. La pobre Condolezza y el pobre Gates, Robert Gates, padecen de frenesí diplomático. Los pobres se pasan la vida apuntalando barreras de contención. Ellos no arrasan ninguna barrera, no destrozan a nadie. Solo van a llevar democracia a los países que invaden. Ellos quieren implicar a los regímenes árabes “moderados” (otro gran eufemismo estadounidense, que los diarios occidentales, entre los que se encuentra El País, copian a adoptan sin arrobo, ni atisbo de vergüenza). ¿Y quienes son “moderados”? Pues es muy sencillo. No son los afganos, porque sus mujeres llevan el burka que tapa la cara, aunque deje rejillas. No. Los “moderados” son, por ejemplo, los sauditas, que tapan la cara de sus mujeres, incluso sin dejar rejillas en el velo negro. ¿Y por qué son “moderados”? Pues muy sencillo, porque nos venden su petróleo sin rechistar; porque abren hoteles occidentales de lujo y compran coches carísimos de occidente. Y compran ingentes cantidades de aviones civiles y equipamiento militar que no es para usar, y mucho menos contra occidente, estaría bueno, sino para tirar, faltaría más. Eso son los “moderados” para occidente. Los que “sobreactúan”, los que tienen “ambiciones”, los que provocan “escaladas” o ejercen “papeles desestabilizadores”, o “participan abiertamente en sanguinarias actividades”, no son los sauditas apoyando y pariendo a Al Qaeda. Ni el rey Hussein de Jordania, papá del actual monarca jordano “moderado”, cuando iba al frente iraco-iraní a pegar tiros a los iraníes de la mano de Sadam Husein, en aquella vergonzosa guerra de agresión. No. todos ellos son “moderados”. “Radicales” o “fundamentalistas” (otros grandes eufemismos y perversiones de las palabras, porque unos van a la raíz y otros al fundamento y ahora parece que es malo ir a esos sitios), son los que quieren hacer su propio combustible nuclear y no aceptan la tutela vergonzosa del Señor Solana, que va a ofrecerles un caramelito si nos dejan a los que sabemos, a los de siempre, producirles a ellos el uranio enriquecido para que no se envicien y se les ocurra hacer lo que nosotros, los occidentales ya hemos hecho; a saber, mearnos en la piscina en la que ya se han meado todos los bañistas del club nuclear y en nuestro caso, permitirnos orinar hasta desde el trampolín. Pero los radicales y los fundamentalistas, esos no. Esos ni en la piscina.
Este editorial pasará a la historia el día en que los EE.UU. o Israel, como caballo de Troya, ataquen Irán. Seguro que para entonces, habrá una poderosa excusa.
Pedro Prieto. Madrid.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 27 Noviembre 2007.