Irán, el poder chií – por Edmundo Fayanás

Es un país tres veces España y tiene una población de 76 millones de habitantes, con un importante crecimiento demográfico del 1,1% anual y una esperanza de vida de 70 años. No es un país uniforme en cuanto a las lenguas, el 58% habla persa, el 26% turco, un 9% kurdo y otro 7% distintas lenguas. En cuanto al aspecto religioso, el 89% de su población es musulmana chií, un 9% es musulmana suní y otro 2% de distintas religiones.

En su intento de debilitar al régimen teocrático iraní, las potencias occidentales alientan los conflictos étnicos en regiones como Baluchistán, Azerbaiyán y Juzestán.

Así, por ejemplo, la lengua azerí en el Azerbaiyán iraní, es discriminada lo que provoca el surgimiento de fuertes protestas sociales en las ciudades de la zona como Tabriz, Ardebil, etc., Sin embargo, el problema de Baluchistán es mayoritariamente religioso, pues es un territorio que la mayoría de su población es suní, actuando la organización “Soldados de Ála” que realiza acciones armadas y es alentado desde occidente.

Es difícil entender la situación actual de Oriente Medio y de Irán sino se sabe la nueva reordenación de países que están intentando hacer Estados Unidos junto a Israel. Cuando se ve el nuevo mapa que los neocon norteamericanos y los judíos están diseñando para su nuevo Oriente medio, entenderemos lo que sucede con los palestinos, Líbano, la guerra de Iraq y Afganistán, Siria, Irán, etc.

Desde luego si ese nuevo Oriente Medio que plantean sigue adelante, nos encontraremos con un conflicto y caos continuo y sin ninguna esperanza de futuro. Su único objetivo es asegurar el futuro de Israel y garantizar el dominio de todas las fuentes energéticas de la zona en manos occidentales.

Para Irán, supone la perdida del Kurdistán iraní, una parte que iría destinada a Azerbaiyán y otra para Baluchistán. Como se puede comprender esto nunca será aceptado por ningún gobierno iraní y tampoco por otros de la zona como Turquía, Siria, etc.

Hoy Bush es un peligro mayor que lo era antes, porque sigue sin entender nada de lo que sucede. Los medios oficialistas sistemáticamente demonizan a Irán, haciendo que podamos asimilar un ataque a este país. Pero las consecuencias de este ataque serían impredecibles. Si vemos el caos que hay en Iraq, imagínense en Irán.

¿Qué consecuencias tendría un ataque a Irán?

Se convertiría en un conflicto regional que se transformaría rápidamente en nuclear y en consecuencia fuera de cualquier control. Eso tendría unos efectos catastróficos para la economía mundial. La seguridad energética desaparecería, lo que obligaría a la ocupación de todo el Oriente Medio. Provocando reacciones de otras potencias con intereses muy importantes en la zona, donde necesitan sus propios suministros como es el caso de China con grandes intereses en Irán o la propia Rusia.

Todo esto provocaría un fuerte golpe a la economía del dólar que posiblemente abocaría a un colapso económico con las implicaciones que para todo el mundo tendría.
Desde los núcleos del poder neoconservador que influyen en Bush, produce auténtico pánico este ascenso del poder iraní, pues entorpece sus proyectos imperiales. El poder actual iraní es muy importante, se basa en la influencia que ejerce en las comunidades chiíes de todo el mundo, su influencia en el Líbano y Palestina, su ascendencia en las mayoritarias comunidades chiíes iraquíes, unido a su poder energético en petróleo y gas, así como a su desarrollo nuclear.

Resulta sorprendente la actitud norteamericana sobre la cuestión nuclear iraní. Irán es miembro de la Agencia Internacional de la Energía Atómica. Desde 2003 se le han hecho más de dos mil inspecciones y nunca se ha demostrado que tenga un programa nuclear militar, el único que prohíbe el Tratado de no Proliferación Nuclear. Mientras que la India que no ha firmado dicho Tratado y está fuera de la Agencia de la Energía Atómica, y Estados Unidos le proporciona medios y tecnología para que desarrolle armas nucleares. Alguien debería explicarnos este doble rasero norteamericano y europeo.

Irán se asienta cada vez más como potencia económica de la zona, con un crecimiento del PIB del 6,2% en el año 2006. Sus exportaciones petrolíferas alcanzan los 55.000 millones de dólares y sus reservas monetarias alcanzan los 62.000 millones de dólares. Irán supone el 5.8% de las exportaciones petrolíferas mundiales. Este país sufre desde hace 27 años un embargo y sanciones económicas impuesto por los Estados Unidos que han tenido una gran repercusión en el desarrollo del país.

Resulta curioso que este país que es uno de los principales exportadores de petróleo tenga que importar el 40% de la gasolina que consume. China es uno de sus principales clientes, comprando a los iraníes el 13% del petróleo que necesita y a lo largo del 2006 lo ha aumentado en un 25%.

Irán ha inaugurado recientemente la quinta bolsa petrolífera del mundo en Kish, que exigirá el pago en euros, que junto con Rusia que abrirá su propia bolsa que cobrará en rublos, suponen el 15,2% de la producción mundial. Venezuela con el 5,2% de la exportación mundial que también lo cobrará en euros, hace que más del 26% del comercio petrolífero mundial no use ya el dólar como moneda de cambio. Esto supone un desafió al poder del Imperio siendo uno de los motivos por los que asistiremos a la continua caída del dólar.

De ahí el peligro de Bush actualmente, dominado por los fanáticos neocon, que ven en peligro su dominio y que por conservarlo son capaces de cualquier cosa, como sucedió con las invenciones para poder atacar Iraq. Ahora nos presentan el problema nuclear, cuando realmente no es tal, si lo comparamos con Israel (400 bombas nucleares), India, Pakistán, etc.

El peligro es que los círculos del poder norteamericano son conscientes que el actual sistema se acaba y están dispuestos a usar la fuerza para alargarlo y así seguir unido el poder político con las multinacionales armamentísticas y corporativas.

Hoy Irán presenta un discurso panislamista y contra el imperialismo occidental, un nacionalismo árabe y antisionista. Mientras que por el otro lado, los regímenes suníes prooccidentales ven con desazón este resurgimientos del poder chií. Ahí surge el miedo al poderío iraní.

Estemos atentos a la situación, no solo por la respuesta de los Estados Unidos, sino la de los propios países árabes suníes, normalmente dependientes de los norteamericanos y que cada vez temen más a sus propias poblaciones chiíes.

Los problemas del Oriente Medio deben solucionarse a través del dialogo y nunca con sanciones ni imponiendo modelos alejados de sus costumbres culturales. Estos acuerdos deben estimularse con la cooperación económica para lograr el desarrollo de la zona. Respetar sus costumbres y formas y hagamos que avancen en su desarrollo con nuestro apoyo.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 14 Enero 2007.