El diario de Ámsterdam – por Teresa Galeote

Relato de suspense que forma parte del libro El Grito de Teresa Galeote; otros relatos de la autora del mismo título publicados en el periódico son El presidente, El telar, Fragmentos, y La urbe.

Relato de ficción
El diario de Ámsterdam
por Teresa Galeote

Llegué a Ámsterdam a las 22:00 horas, procedente de Roma. En el hotel La Haya me esperaba una habitación que habían reservado desde la oficina central del laboratorio. A pesar de que el aeropuerto estaba en la periferia de la ciudad, el taxista puso su coche a tope y tardó siete minutos en dejarme en la puerta del hotel. Entré y me dirigí a recepción para solicitar la tarjeta de mi habitación.

–¿Rahom Tabucchi? Sí, efectivamente. Tiene reservada la habitación 105 –dijo el recepcionista mientras me alargaba la brillante tarjeta magnética de acceso. Cuando abrí la puerta todas las luces se encendieron: una central en el techo y cuatro en los laterales. Aquella luminosidad me permitió comprobar que la habitación estaba decorada con un gusto exquisito. La armonía que reinaba entre los muebles y la tapicería daba a la habitación un cierto aire antigüo. No se parecía a las de otros hoteles; eran tan anodinas que no invitaban a permanecer más tiempo del imprescindible. A pesar de todo, el calor comenzó a agobiarme y el aire se me hizo necesario. Abrí las ventanas y la brisa de la cálida noche inundó la habitación; el firmamento plagado de estrellas y las luces artificiales colaboraban para hacer más luminosa la ciudad. Gracias a esa fiesta de luz, pude visualizar la hermosa torre, aunque un tanto deteriorada, de una iglesia barroca; estuve recreándome en su contemplación durante un tiempo.

El viaje había sido corto, pero lo precipitado de éste había acumulado cierta tensión en mi cuerpo. Dejé las maletas encima de la cama y me dirigí al baño para refrescarme un poco; unos minutos bajo la ducha de hidromasaje me dejaron nuevo.

Había traído poca ropa porque las gestiones que debía realizar en el Congreso no iban a llevarme más de dos o tres días: tres camisas, un traje, ropa interior, los imprescindibles utensilios de aseo. Me dispuse a guardar lo más delicado del vestuario en el armario para mantenerlo en las mejores condiciones; el resto lo dejé en la maleta, pero saqué los periódicos que había comprado en el aeropuerto de Roma y los folletos que me habían facilitado en mi habitual agencia de viajes. Los esparcí por la cama y me vestí para bajar a comer algo en el restaurante del hotel.

El comedor estaba poco concurrido. Me dirigí a una mesita que estaba preparada para dos comensales junto a una ventana y me senté. Esperé a que algún camarero apareciese de un momento a otro. La espera sirvió para fijar mi atención en los pocos comensales que había: dos parejas de mediana edad, en una mesa del fondo, charlaban y reían animadamente y, en el otro extremo, una joven pareja se comían con la miraba mientras degustaban la comida. También tuve ocasión de ver las maravillosas vistas que se apreciaban desde mi mesa. En dicha contemplación estaba, cuando un mesero se acercó para preguntarme lo que iba a tomar; una vez que anotó mis peticiones, desapareció entre una puerta oscilante. Al poco tiempo, volvió con una sopera humeante y una pequeña bandeja plateada que dejó sobre la mesa: “Buen provecho”, me dijo, después de echar un poco de sopa en mi plato. Aunque no tenía costumbre de tomar café a esas horas, cuando el camarero volvió para retirar el servicio lo pedí. No sentía la menor preocupación por desvelarme, pues mi presentación en el Congreso Médico era a las once de la mañana. Por otra parte, pensaba dar una vuelta por los alrededores del hotel antes de retirarme a dormir.

La cálida noche invitaba a pasear. Me dirigí a, lo que parecía, la avenida principal de aquella zona. Un gran paseo con farolas de hierro forjado permitían ver las zonas ajardinadas de los extremos; la policromía de las flores formaban un maravilloso mosaico vegetal. A pesar de que no era demasiado tarde y que la magnífica noche era un aliciente más para pasear, las calles no estaban demasiado concurridas.

Después de haber recorrido los alrededores, decidí volver al hotel con la firme decisión de dormir, pero ocurrió algo inesperado que iba a cambiar mis planes. Al doblar una de las calles más cercanas al hotel, bastante estrecha por cierto, me tropecé con un ser muy extraño que estaba tendido en el suelo. Al principio pensé que era un vagabundo que estaba descansando, mas el maletín negro que había junto a él me hizo cambiar de idea. Aquello suscitó mi curiosidad y me aproximé al cuerpo para comprobar la verdadera situación de aquel estrambótico individuo; desde luego, no se correspondía con los parámetros de los rahoms habituales. Fue entonces cuando me percaté de que había algo coincidente entre nosotros: nuestra larga cabellera. Su cabeza estaba cubierta de sangre a la vez que descansaba sobre el asfalto. El interés que produjo en mí aquel hecho pudo más que la necesaria prudencia que debía darse en estos casos. Me agaché y le cogí la mano para tomarle el pulso; estaba muerto. Instintivamente, mire hacia arriba y vi una ventana abierta en la tercera planta del edificio que tenía a mi espalda. Aquel hecho y el cuerpo sin vida de aquel individuo me hicieron reconstruir en un instante lo que podía haber sucedido. De nuevo, la curiosidad me dominó, aunque antes comprobé que no había nadie por los alrededores. Abrí el maletín negro, vi unas deslumbrantes joyas y un libro de tapas gastadas. Tomé el texto y lo paginé rápidamente. Comprobé que faltaban bastantes hojas y que se iban intercalando grandes espacios de residuos de páginas pegadas con otras enteras perfectamente legibles. Reconozco que, lo que parecía un diario, me produjo una gran fascinación, tanta que me hizo olvidar el resto de la mercancía. Una poderosa tentación comenzó a adueñarse de mí y no quise luchar contra ella. Tomé aquel librito y me alejé del lugar con la intención de dar cuenta del suceso al recepcionista del hotel: él haría los trámites que estimase más oportunos.

Nada más comunicarle el acontecimiento, me dirigí a mi habitación con el imperioso deseo de ponerme a husmear en el interior del diario. Cambié la ropa de calle por la de dormir. El pijama a duras penas contenía mi cola que pugnaba por abrirse camino entre la fina tela para salir al exterior. Tuve que acomodarla para tenderme en la cama.

***

La invasión de las ratas
23 de enero del año 2013

Los nutridos cubos de basura de las ciudades son uno de los mejores criaderos de ratas. Esta especie se ha ido extendiendo de forma espectacular por todas partes, y creo que ha sido al calor de las cantidades ingentes de desperdicios que estamos produciendo. Se ha ido gestado un ambiente muy favorable que propicia la reproducción de una de las especies más numerosas de la tierra. En cada uno de los diferentes ambientes, han desarrollado formas y defensas específicas que han garantizado su supervivencia. No hay que olvidar que es una especie muy antigua, mucho más que la humana. Es un animal muy fuerte que ha sobrevivido a catástrofes donde otras especies se han extinguido. Éstas perduran gracias a su capacidad de adaptación y a su alta reproducción.

Las grandes urbes generan deshechos de toda índole, y llamadas por el olor que se concentra en los contenedores de basura, las ratas fluyen vertiginosamente de las alcantarillas para reponer fuerzas. Por tanto, la proliferación de ratas está garantizada. Por las noches, y antes de que el servicio de retirar basuras aparezca, observo como multitud de ratas se apresuran a retirar su ración de comida. También van adelantando el horario de salida de las alcantarillas, pero este dato no es constante; parecen estar en proceso de experimentación. Los cubos siempre están a rebosar y las bolsas que se acumulan en el suelo favorecen el trabajo de estos roedores. Esos desperdicios son los primeros en ser asaltados y, a veces, son suficientes para el abastecimiento de grandes grupos, pero si no es así, saltan a los contenedores, parecen un ejército muy bien adiestrado.

Después de la lectura de estas páginas hay algunas hojas arrancadas y dos en blanco, aunque a continuación hay más anotaciones. Sigo leyendo.

10 de diciembre del año 2016

Las ratas están cada vez más abastecidas, más robustas. Todo parece indicar que se está produciendo una mutación genética, porque se observa (no soy el único) que se están operando cambios importantes en su morfología. Sus rabos se han acortado considerablemente, la cabeza y los ojos se han agrandado, el acusado prognatismo que antes tenían se ha ido suavizando y cada vez están más erguidas sobre sus patas posteriores, aunque alternan ambas formas de andar. Aspecto muy importante ya que nos permite ver su tamaño real.

Esta especie tiene que mantenerse en constante alerta porque si pasan demasiado tiempo en el interior de los cubos de basura, los trabajadores de la limpieza pueden acabar con ellas: es cuestión de supervivencia. Saben que los camiones suben los contenedores en unos instantes y todo lo que contenga su interior será triturado en un santiamén. A través de mi observación, he podido constatar que reconocen a la perfección el chirriar de los camiones; sonido que la especie parece identificar, a tenor de la espantada que dan, con el grito de la muerte. Sin duda alguna, muchas ratas han debido caer en sus fauces metálicas, por consiguiente, se han vuelto más prudentes. Hasta tal punto llega su precaución, que van acompañadas de un instruido grupo de vigilantes que les anuncia la llegada de los camiones. Es evidente que están aprendiendo de la experiencia acumulada; saben que si no quieren convertirse en un desecho más deben huir a toda prisa.

12 de mayo del año 2017

El instinto de supervivencia ha funcionado a la perfección. Al parecer, las ratas urbanas obedecen consignas porque han establecido una estrategia comunitaria para impedir ser arrolladas como el resto de los desperdicios: salir más pronto de las alcantarillas. Indudablemente, la elaboración de nuevas pautas de comportamiento les ha costado algún tiempo y muchas muertes, pero parece claro que se han percatado del peligro y han puesto sus dispositivos en alerta para preservar a la especie de muertes masivas.

Hay gran cantidad de hojas arrancadas y observo que, al continuar la lectura, hay un gran salto cronológico en las fechas. Esto me hace retroceder para comprobar el anterior corte. Efectivamente, también había un salto significativo de tres años en las fechas al reanudar la lectura, aunque en esta ocasión es mayor.

2 de septiembre del año 2020

Las ratas están dando respuestas variadas para contrarrestar los diferentes peligros que se van presentando, y dicha actitud les está sirviendo para ir mejorando la especie y garantizar su presencia en la totalidad del planeta. En las urbes, y en pocos años, han logrado triplicar su tamaño, han realizado significativos cambios morfológicos, además de haber adquirido una lustrosa piel.

Llegado a este punto, parece que el aumento de tamaño ha comenzado a tener complicaciones. Se observa que tienen serios obstáculos para salir y retornar por las rejillas de las alcantarillas como venían haciéndolo, sobre todo los individuos de mayor tamaño. Sólo pueden hacerlo por alguna cloaca que, por despiste, se haya quedado abierta, o por alguna tubería que tenga salida a los desagües generales, pero esto último conlleva un mayor recorrido del que realizan saliendo por las alcantarillas más cercanas. Vamos a ver si son capaces de resolver este nuevo problema.

23 de noviembre del año 2021

La especie está reduciendo su presencia en la ciudad. No cabe duda que la nueva situación significa un gran problema para estos roedores. No sabemos si serán capaces de resolverlo, o por el contrario, constituirá un serio contratiempo para su supervivencia. Todavía es pronto para saber si el aumento de tamaño tendrá alguna consecuencia.

Todo lo que observo está ocurriendo en la mayoría de las grandes ciudades del planeta. A través de Internet he podido comprobar que otras personas y grupos permanecen a la expectativa desde diferentes observatorios del mundo. Hemos creado una asociación de observadores y a través de la red estamos al corriente de cualquier detalle que se observa. No todos estamos de acuerdo en que darán una respuesta acertada ante el cambio experimentado y las nuevas dificultades que deben superar. Algunos piensan que se producirá una disminución de la especie al no poder abastecerse con la misma facilidad de antes. Yo soy de los que piensan que darán una respuesta; que tardarán más o menos tiempo en darla, pero que resolverán el problema planteado. Todos sabemos que el subsuelo de las ciudades están minado con grandes y largos túneles, hábitat tradicional en las ciudades de estos roedores; también sabemos que su número es mucho mayor que la especie humana, por dicho motivo pueden permitirse el lujo de perder muchos efectivos antes de elaborar una respuesta adecuada, pero de ahí a su desaparición como especie va un abismo.

2 de enero del año 2022

Vengo observando que algunas rejillas del alcantarillado son levantadas por estos roedores y, nuevamente, las ratas comienzan a hacer su aparición de forma masiva. Están teniendo éxito en bastantes zonas, pero todavía no lo han conseguido de forma generalizada. Sospecho que si no lo han logrado en todos los lugares es porque el peso del enrejado es mayor, ya que hubo varios concesionarios en la instalación y los materiales pueden haber variado. La Administración ha confirmado mis sospechas. La televisión ha explicado que los materiales empleados no han sido los mismos, y que en algunos enrejados no se ha empleado hierro sino una aleación menos pesada; por supuesto, las ratas hacen sus salidas por aquellos sitios que han presentado menor dificultad, aunque para eso hayan tenido que desplazarse hacia puntos concretos. Se constata que no han desistido de experimentar en aquellos lugares que no han obtenido el éxito esperado, por el contrario, están concentrando una mayor fuerza comunitaria.

Es la tercera vez que me encuentro con bastantes hojas arrancadas y con un gran salto cronológico en las anotaciones. Aclarado esto, sigo leyendo.

23 de mayo del año 2026

Finalmente, las ratas han logrado salir por todas las alcantarillas. Las dificultades presentadas han requerido un mayor esfuerzo de atención, y se observa que en las ciudades están comenzando a desarrollar una ejemplar disciplina en la distribución del espacio. Creo que están elaborando una respuesta inteligente para evitar enfrentamientos entre su propia especie. Puede que su instinto les aconseje no dividir sus fuerzas y, por ello, procuran no extenderse hacia espacios ajenos, pero si por necesidades extremas se contempla esa posibilidad, antes hacen exploraciones para ver qué pasa. Sólo cuando constatan que no hay peligro, se expanden hacia otras zonas.

Como las rejillas han dejado de ser un obstáculo, la salida a la superficie se está realizando con gran facilidad. Su presencia está alarmando a la población.

Observamos que el tamaño de la especie está aumentando considerablemente. Al principio pensamos que se trataba de algún grupo específico, pero después comprobamos que su actual tamaño está generalizado en toda la población de ratas de las ciudades. La alarma crece y las autoridades están comenzando a fumigar las cloacas de las zonas urbanas. Esperan obtener resultados favorables en la lucha contra esta especie.

12 de diciembre del año 2027

Las consecuencias que se esperaban de las fumigaciones sólo han sido efectivas durante un corto espacio de tiempo. Al principio, hicieron cierto efecto y la mortalidad entre la especie aumentó. Se encontraron muchos cadáveres en las salidas de los desagües y zonas cercanas durante las primeras semanas, pero poco después dejaron de verse. Esto nos llevaba a dos conclusiones: o habían muerto todas en el interior de los túneles, o habían huido hacia otras zonas. No tardemos mucho tiempo en darnos cuenta que estábamos equivocados.

Observamos que algunas volvían a salir a la superficie. Es evidente que han sufrido muchas bajas, aunque parece que se están recuperando. Por el momento, no se sabe el efecto real de las fumigaciones, pero algunos científicos comienzan a establecer hipótesis sobre las consecuencias de éstas. Argumentan que sólo han muerto un pequeño porcentaje; que dada su fortaleza y su hábitat tradicional, es probable que, en la mayoría de los casos, sólo hayan sufrido fuertes mareos durante algún tiempo y que ya recuperadas del impacto estén elaborando nuevas pautas de comportamiento. También es posible que su organismo esté desarrollando nuevos mecanismos de defensa. Cierto es, que se ha reducido la presencia de estos animales en las ciudades, pero no han desaparecido.

En esta ocasión hay un salto de fechas importante, aunque no observo hojas arrancadas.

27 de noviembre del año 2029

Después de confirmarse la hipótesis de los mareos, la situación se estabilizó durante unos años. El apresamiento de varios individuos ha permitido el estudio del espécimen. Se ha constatado que han desarrollado nuevos mecanismos de defensa; que su organismo presentó batalla a los agentes tóxicos y, que una vez combatidos, dichas substancias han formando anticuerpos. La consecuencia final es que se han hecho más fuertes ante los agentes del exterior.

Las ratas vuelven a ser muy numerosas y siguen visitando las ciudades como si nada les hubiese pasado. Al comprobar que la mortalidad no ha sido excesiva, la población muestra síntomas de alarma. Todo parece indicar que la alta reproducción sigue asegurando la presencia de la especie en las ciudades.

Visto lo visto, y como la presencia de la especie sigue en aumento, las autoridades competentes han decidido sustituir las rejillas por planchas de acero sin aberturas y sujetas a ambos extremos con fuertes argollas. La Administración piensa que dicha decisión zanjará el problema definitivamente: si no pueden acabar con ellas, al menos impedirán que suban a la superficie. Confinadas en los subterráneos es posible que al no tener suficiente alimento se devoren entre ellas. Las autoridades no parecen dispuestas a que las ratas ganen la batalla a los humanos; no pueden permitir que se instalen en la superficie de las ciudades con tanta tranquilidad. Todo indica que se está estableciendo una guerra entre las dos especies y que las ratas se enfrentan a un nuevo reto. Deberán dar una nueva respuesta, o sucumbir.

3 de enero del año 2030

Durante unos meses, las ratas han desaparecido del paisaje urbano. Yo creo que es algo provisional y mientras experimentan estrategias nuevas. Si han sobrevivido a los efectos tóxicos de las fumigaciones, podrán salvar nuevos obstáculos; sólo hay que esperar. Si no se les permite acceder a la comida que ofrecen las ciudades, pueden emigrar hacía otros lugares. Si se deciden por esta solución, tendrán que hacerlo antes de que comiencen a disminuir sus efectivos.

18 de mayo del año 2030

Se viene observando que grupos de ratas adultas salen por los desagües de la periferia y vuelven con alimento que consiguen de las zonas más cercanas. Se las ve por los campos que rodean las ciudades en grandes agrupaciones; todo hace suponer que son las encargadas de llevar alimentos a los individuos más débiles. Indudablemente, han aprendido nuevas pautas de comportamiento.

Es cierto que las ciudades están mucho más tranquilas. Las autoridades están convencidas de que las ratas urbanas han sufrido pérdidas importantes en su población, que están controladas en los bajos fondos y que cuando salen, lo hacen por la periferia y se adentran en los campos. Su presencia ha dejado de ser habitual en los contenedores de basura; sólo se dejan ver de cuando en cuando y en grupos muy reducidos. Las diferentes administraciones piensan que las medidas adoptadas han sido exitosas, pero las agrupaciones de la periferia mantienen en alerta constante a la Administración. Se está experimentando con diversas substancias para seguir fumigando las alcantarillas, pero los más prudentes aconsejan cautela por las consecuencias que puedan derivarse para la especie humana.

Las ratas también han resuelto la situación, pero no sabemos si definitivamente o nos sorprenderán con alguna iniciativa nueva. Sabemos que grupos de roedores están alimentando al resto, que salen desde las periferias y regresan con alimento. También hemos observado que las salidas a otros hábitat y en rivalidad con depredadores está causando algunas bajas en la especie.

12 de marzo del año 2031

¡Efectivamente! Las ratas nos sorprenden de nuevo. Por los desagües están saliendo grandes masas de roedores y se dirigen a las ciudades. Desde cualquier edificio se puede contemplar como largas y anchas hileras de ratas se acercan hasta las zonas más céntricas. ¡Es impresionante!, parece un desfile militar. Hemos comprobado, unos con más sorpresa que otros, como se han ido instalando en las ciudades y a cielo abierto. Parece un claro desafío a los humanos. Para garantizar la salud y la estabilidad, la Administración ha decidido acometer planes de defensa.

Hay brigadas militares por todas partes. Se establecen redadas continuas con armas de fuego. Comienzan a contabilizarse algunas víctimas, pero no las esperadas, pues a pesar del gran tamaño que han adquirido, su rapidez en la huida les permite desaparecer del lugar. Cuando el momento lo requiere, se esconden en infinidad de lugares: en casa abandonadas, en montículos, en escombros y basureros de la periferia.

10 de septiembre del año 2032

La nueva situación no ha durado mucho tiempo, ya que las ratas han presentado batalla. Han perdido el temor y se lanzan en manadas contra los militares que disparan: acaban con ellos a mordiscos, o les dejan mal heridos. Ahora se dejan ver por todos los espacios urbanos. Comprobamos como pasean con total tranquilidad por todas partes: al cruzar un semáforo, en las calles concurridas, en los parques, en las terrazas, en los comercios, en las orillas de los ríos. Siguen reproduciéndose con facilidad, pues la demografía de la especie ha aumentado en las ciudades.

Las autoridades, sumamente preocupadas, comienzan a estudiar nuevos planes de defensa. Es evidente que el ejército no ha solucionado la situación. Las ofensivas realizadas no han tenido el éxito esperado, las bajas han sido mínimas. Por el contrario, se han contabilizado numerosos heridos civiles en las escaramuzas y varias bajas militares. La Administración está desconcertada y no se atreve a adoptar ninguna medida extrema. Todo parece indicar que las adversidades están haciendo cada vez más fuertes a los roedores. Es cierto, los tenemos por todas partes. De nada han servido las grandes fumigaciones, el haber taponado las salidas que frecuentaban, ni la intervención de los militares en las zonas urbanas. Asombrosamente, han sobrevivido. Hasta el momento, han resuelto todos los obstáculos que se les han presentado y, además, se están fortaleciendo. ¿Qué hacer? Esa es la pregunta que nos hacemos todos, sobre todo las autoridades civiles y militares.

5 de enero del año 2033

La Administración ha decidido observar y mantener la calma. Hay que tranquilizar a la población y para ello utilizan todos los medios de comunicación. Dan normas sobre las prevenciones que se deben tener con estos animales. Todo indica que si no se les ataca no parecen peligrosos. En realidad, hasta el momento no se ha producido ninguna agresión, con excepción de las realizadas contra los militares. Por otra parte, no se ha presentado ninguna enfermedad que pudiera achacarse a las ratas.

Una patrulla de observadores, convenientemente protegidos, están recorriendo las calles para estudiar el comportamiento de la especie. Durante el tiempo que ha durado esta medida no ha ocurrido nada que pueda alarmarnos. Por el contrario, se ha podido comprobar que las ratas se han vuelto muy civilizadas, incluso ya no se lanzan precipitadamente sobre los cubos de basura como antes hacían. Yo creo que todos los contratiempos que han tenido que superar han desarrollado en ellas nuevas cualidades. Es increíble, pero cierto es que se muestran relajadas y con una gran seguridad. Se dirigen a los lugares de abastecimiento con gran disciplina, y a la misma hora todos los días. Forman grandes círculos alrededor de los contenedores y, con una finura extraordinaria, comienzan a desenvolver las bolsas que están en el suelo, tomando de ellas lo necesario, y, sólo, si éstas no abastecen suficientemente sus necesidades, se adentran en los contenedores. Cuando se cruzan con cualquier humano se quedan paradas para no dar sensación de peligrosidad.

8 de agosto del año 2034

La presencia masiva de ratas ha tenido una clara consecuencia: que las toneladas de basura generadas en las ciudades han bajado considerablemente. Es una cuestión de lógica, pues todos sabemos que cuanto mayor peso tiene un animal, mayor proporción de comida necesita. Si a esto añadimos, que la población de roedores ha crecido, el resto se explica por sí sólo. Así pues, la invasión de ratas, lejos de presentar grandes problemas, ha comenzado a resolver el problema de los residuos urbanos; asunto que ya estaba causando serios problemas.

No se observan situaciones que den argumentos sólidos para mantener un estado de inquietud permanente. La alarma de años anteriores, ha dado paso a la resignación. Yo creo que la población, en general, se está haciendo a la idea de tener que acostumbrase a su presencia. Incluso, algunos llegan a verlas graciosas. Los medios de comunicación están realizando programas para dar a conocer los efectos positivos que están causando sobre las ciudades. Los mensajes alarmistas que antes alertaban a la población se tornaron en tiernas llamadas a la tranquilidad y convivencia.

De nuevo, observo un gran salto cronológico, a pesar de que tan sólo existe una hoja arrancada. Puede ser que el autor estuviese algunos años sin hacer anotaciones porque no hubiese nada significativo que mencionar.

12 de octubre del año 2039

La Comunidad Científica está evaluando la compleja situación. Según todos los datos que se manejan, se ha producido una mutación genética favorable en las ratas. Todo indica que es una especie en estado de evolución positiva, pues se estima que el desarrollo constante de la cabeza es un claro síntoma de los cambios substanciales que se están operando en sus cerebros, como antes ocurriese en los antecesores del Homo Sapiems. Lo que deja asombrada a la comunidad científica es la rapidez con que se efectúan dichos cambios.
Ante dichas conclusiones, los políticos barajan dos soluciones: establecer una guerra sin cuartel a nivel mundial contra la especie que puede suponer un peligro de competitividad, o la coexistencia pacífica con ella, estableciendo, eso sí, las debidas precauciones. Ante la disyuntiva que se plantea, las opiniones están claramente divididas. Algunos países estiman que hay que seguir con una política de exterminio para impedir su reproducción y, por tanto, el aumento demográfico de la especie. Consideran que el hecho de que ahora se muestren pacíficas no supone que vayan a serlo indefinidamente; incluso podrían manifestar otras facetas desconocidas hasta el momento. Los partidarios de la coexistencia consideran que ya se cuenta con bastantes problemas y rivalidades entre los humanos, cómo para abrir otro frente más contra los roedores.

Al terminar esta anotación, hay un gran número de hojas arrancadas y un salto cronológico de cuatro años.

4 de diciembre del año 2043

Las diferentes consideraciones siguen dándose, y como en los últimos años no se han producido hechos que hagan pensar que la situación pueda deteriorarse de forma inmediata, las soluciones se demoran constantemente; se van atendiendo otros asuntos que, por su gravedad, requieren una respuesta urgente.

Mientras esto sucede, los roedores van expandiéndose ya que su reproducción es muy superior a la de los humanos. No hay que olvidar que su periodo de gestación es menor y las camadas son más generosas; si a estos aspectos sumamos que han logrado una mayor longevidad, podemos entender el predominio demográfico de esta especie sobre el planeta.

Por otro lado, las guerras periódicas entre los humanos son una constante. Se están produciendo grandes hambrunas en numerosas poblaciones del mundo. Los numerosos accidentes de automóviles y las catástrofes naturales, o inducidas, están causando bajas considerables en la población mundial. Por otro lado, la capacidad de respuesta ante los grandes problemas está disminuyendo en proporción inversa al aumento de las mismos. Parece que el cerebro humano estuviera sufriendo una regresión.

23 de marzo del año 2045

La población de ratas sigue aumentando. Cada vez es más frecuente verlas en todos los lugares sin excepción alguna. Incluso se dejan ver por las administraciones públicas. Hay que decir, que primero han sido agentes pasivos, pero más tarde han comenzado a mirar archivos y libros. Husmean documentos de toda índole con gran avidez; los miran, una y otra vez, como si trataran de entender su contenido. Esta actitud está desconcertando a los humanos. Decididamente, se ha establecido una nueva relación entre los papeles y la especie. Antes no les servía más que de alimento, pero ahora muestran hacia ellos una devoción extraordinaria.

La coexistencia
18 de mayo del año 2046

En los últimos tres años la situación parece estabilizada. Los humanos han comenzado a asumir la presencia de estos animales en la superficie del planeta como algo natural. Todo hace entender que la coexistencia entre las dos especies está lográndose.

Pero como la calma no parece ser una virtud de los humanos, las desavenencias entre nosotros, lejos de desaparecer, se intensifican a medida de que las ratas han dejado de ser un problema. Las tensiones mundiales son muy fuertes, las disputas territoriales y las divergencias comunitarias están a la orden del día. Los estados nacionales no son capaces de resolver sus problemas internos. Las alianzas políticas y económicas están haciendo entrar en litigio a terceros en favor de unos u otros. Lo mismo se habla de acuerdos continentales, que de defensa de las nacionalidades que van surgiendo. Los acuerdos que se van estableciendo a niveles globales no gustan a todos, y lo mismo se habla de identidad como valor supremo, como de solidaridad por encima de otros aspectos de identidad. El lenguaje se va convirtiendo, entre la especie humana, en vehículo de manipulación y retórica más que de entendimiento. De los enfrentamientos parlamentarios se está pasando a las amenazas diplomáticas. De las prometidas misiones de paz se está pasando a las misiones bélicas y de los mensajes de solidaridad entre los pueblos se pasa, con excesiva facilidad, a las acciones puramente especulativas. Se va condenando a gran parte de la población mundial a la marginación, cuando no a la muerte. Aquellos países que han sido cuna de civilización, están perdiendo su protagonismo en el sentido positivo que anteriormente mantuvieron en la transmisión de cultura. En el terreno de la diplomacia se están dando serios retrocesos en favor del belicismo.

La estupidez humana
11 de agosto del año 2050

Me voy haciendo viejo, las canas van poblando mi cabeza y la situación de la especie humana no parece mejorar. Nuestra incoherencia está llegando a límites extremos, y a pesar de que los grandes discursos están plagados de buenas intenciones, las actitudes se sitúan en las antípodas.

Mientras otras especies van aumentando su población, sobre todo la de los roedores, la población mundial se ha estancado en su crecimiento, lo cual quiere decir que es factible pasar a la disminución en un corto espacio de tiempo. No hay estadísticas fiables porque las autoridades no informan con veracidad, pero oficiosamente se sabe que la población de ratas triplica a la humana.

No se lo que ocurrirá en el futuro porque mi vida se va apagando. He ido observando los sucesos que aquí relato durante el tiempo que me ha tocado vivir y puedo asegurar que lo que digo es cierto, de ello hay numerosos testimonios escritos y visuales: las bibliotecas, las hemerotecas, videotecas y filmotecas están llenas de ellos. Numerosas guerras han dejado su huella y han constatado la gran estupidez depositada en la especie humana, aunque también atesoramos otros valores importantes, pero están descompensados. No me extrañaría que en el futuro dejásemos de ser los reyes de la creación.

3 de octubre del año 2053

Sigo deteriorándome por momentos, pero eso no importa. Lo peor de todo es que no observo signo alguno que me haga concebir excesivas esperanzas para las generaciones venideras. A pesar de ello, quiero pensar que cuando se haya producido un alto número de desastres, se reaccionará sabiamente. Espero que, al final, los humanos comprendamos que todas nuestras facultades deben ponerse al servicio de nuestra especie. Es una cuestión de supervivencia.

K………

***

Estuve hasta altas horas de la noche releyendo el diario y me dormí recordando al estrafalario hombrecillo del callejón. Pero, ¿por qué robó el diario?

Una llamada de teléfono me despertó. Era de recepción y me rogaban que bajase: “…el inspector de policía quiere hacerle algunas preguntas”.
Me levanté de la cama inmediatamente y me dirigí al baño. Sólo tendría que contestar unas preguntas, y después me marcharía sin perder más tiempo. El laboratorio para el cual trabajaba tenía que introducir un nuevo medicamento en el mercado, y aquel Congreso Médico era el lugar idóneo.

–Buenos días. Sólo las preguntas de rigor para el expediente; no le haremos perder más tiempo del estrictamente necesario. Para su información, antes le diremos que el cadáver encontrado ha sido reconocido como un espía que estábamos buscando desde hace años. Es un sujeto que trabajaba para la Organización Conservación del Hombre, organización creada en el año 2030. Le debieron descubrir mientras robaba y la única salida que encontró fue la ventana. Lo precipitado de la huida y una fachada poco apropiada para el descenso han hecho el resto. Pero lo que no es lógico es el material que le hemos encontrado, pues no se corresponde con el que él solía buscar. Posiblemente, sus principios se hayan contaminado con el paso del tiempo y pensara dar mayor comodidad a los últimos años de su vida. Las joyas son muy estimadas en los mercados internacionales.

Después de escuchar todas sus explicaciones, contesté a las preguntas que me hizo y marché hacia mi destino.

Cuando entré en la sala, los congresistas estaban tomando posiciones y el primer ponente se dirigía a la tribuna. El público que llenaba la sala esperaba su discurso con gran expectación. Cuando se situó ante el micrófono, un rotundo silencio se adueñó de la sala.

–Amigos, comunidad científica, este congreso marca un hito en la mejora de nuestra especie y en el rumbo que deben dirigirse nuestras investigaciones. Un equipo de investigadores, encabezado por el humano doctor Elvetius, ha conseguido grandes avances en diversas materias, pero sobre todo en algo que para nosotros es muy valioso. Si las investigaciones siguen por el buen camino, muy pronto podremos disponer de una larga cabellera. Entre nosotros tenemos una muestra que confirma lo que digo.

Dos ciudadanos se dirigieron hacia mí y me condujeron hasta la tribuna.

–Aquí están los resultados de nuestros esfuerzos. ¡Mírenlos! Miren al rahom Tabucchi como claro exponente de lo que he dicho. ¿Alguien pudo imaginar que esto fuese posible? Este ejemplar rahom se ha prestado a que en él se experimentasen los diferentes fármacos sabiendo que podían darse efectos colaterales negativos. También debemos agradecer, desde esta tribuna, al equipo humano de investigadores que está trabajando, desde hace tiempo, para que nuestra especie mejore. Está es la prueba de que vamos por buen camino.

La sala irrumpió en aplausos al ver que mi cabeza estaba, casi toda, cubierta de cabellos largos y vigorosos. Esperé a que la ovación cesara y bajé del estrado más contento que unas pascuas. Las investigaciones del laboratorio que yo representaba estaban dando muy buenos resultados y aquel congreso era el espaldarazo definitivo. Todos saldrán ganando y yo tendré un reconocimiento internacional por haberme prestado, como receptor, a las investigaciones dirigidas a la mejora de nuestra especie. Y es que las ciencias avanzan que es una barbaridad.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 23 Septiembre 2006.