La gente se está cansando de tanto desenfreno; y es que el negocio fácil está que se sale y la desvergüenza de sus patrocinadores también.
La megalomanía del Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, esta siendo cuestionada por muchas cosas, pero algunas son de tal calibre que no pueden obviarse. Así, la ampliación de la línea 9 del metro madrileño, ahora se sabe que tuvo grandes deficiencias estructurales que pudieron llegar a mayores, y que posteriormente fueron saneadas con dinero del contribuyente y no por el del constructor. Sí, así se muestran de generosos ciertos políticos con un dinero que no es suyo; todo un ejemplo político de servicio público.
Por si fuera poco dicho dispendio, el Alcalde de Madrid se gastará 5.000 millones de euros, (si no hay aumentos posteriores) en las obras de remodelación de la M 30; obra que incluye el soterramiento de 32 Km de la vía urbana. El proyecto citado hipotecará a los madrileños por 35 años; quizá ha pensado el regidor madrileño que los ciudadanos no tienen bastante con las obligadas hipotecas de sus pisos y quiere echar sobre sus espaldas otra carga más. “Todo sea por la Movilidad”. Nada de reducir el consumo del automóvil privado por un eficaz servicio público de transporte. Nada de reducir la alta contaminación que padecemos. ¡Qué políticos! No entienden casi nada y si lo hacen, en alguna ocasión, enseguida lo reconsideran cuando hablan con los promotores de proyectos faraónicos, que esos son los que interesan, aunque no aporten grandes soluciones a los grandes problemas creados. Y como los árboles impiden ver el bosque de cemento, Gallardón permitió la tala de 20.000 árboles en un mundo que pide a gritos un cambio de vida radical. Estamos ante un mundo de pesadillas y ambiciones, y en donde el recalentamiento del planeta no aguanta tanta especulación “Movilidad urbana”; bonito concepto que emplean para tapar otras ideas más prosaicas que son difíciles de digerir. La asociación mundial de abogados anuncia que el proyecto no cuenta con un estudio de impacto ambiental; estiman, además, que las faraónicas obras tampoco servirán para disuadir a los conductores de acudir al centro con coche, pero eso no parece importar a ciertos políticos que ya se ven en el Olimpo de los Dioses. Las peticiones a la Comunidad Europea para que valoren el citado proyecto han dado resultados; aunque han dictaminado que es necesario un informe que valore el impacto Medio Ambiental, gran parte de las obras están hechas, así que el Alcalde de Madrid lo hará en el tramo que falta por hacer y… “a lo hecho pecho”.
Y es que eso de la “movilidad urbana” da para mucho. La fiebre urbanística se ha convertido en pesadilla que llega al delirio cuando ni siquiera respeta zonas naturales protegidas. Ya les han echado el alto en las costas valencianas, pero no quieren perder el primer premio logrado en despropósitos urbanísticos que ahora ostentan; lo hacen siempre que pueden saltándose normas que antes dieron e incluso las que emanan de la Comunidad Europea. Es frecuente que echen mano de las modificaciones puntuales si a los Planes Generales de Urbanismo se les ponen inconvenientes. Fieles servidores de sus amigos harán lo posible e imposible por satisfacerles. En definitiva, todo queda en esa gran familia en donde los terrenos y las grandes obras se han convertido en un fin en sí mismo.
Hace algunos años se quemó el Monte Abantos, en el término municipal de San Lorenzo del Escorial; fue un incendio largo y espectacular. Ahí está el monte sacrificado, esperando que sobre sus laderas se construyan viviendas; esa es la política del gobierno del PP en los ayuntamientos que gobiernan y en las comunidades autónomas. Ambas instituciones son cómplices de los sueños especulativos favoreciendo la construcción en espacios naturales. El Ayuntamiento de San Lorenzo del Escorial, con la complicidad de la Comunidad de Madrid, ha dado luz verde a la construcción de viviendas en parte de los terrenos devastados por el fuego. Nada importa que la zona esté catalogada de transición, o que haga frontera con una zona forestal; aquí lo que cuenta es el dinero rápido y fácil. Dicen contar con los “informes legales favorables”, ¡faltaría más! Los hacen ellos mismos con el consentimiento de la Comunidad madrileña. Urge una ley que impida edificar en los terrenos devorados por las llamas. De lo contrario, es fácil imaginar que los incendios pueden no ser tan fortuitos como nos cuentan. Los lamentos deben dar paso a las acciones que desenmascaren los intereses del gremio del ladrillo, amparados por un PP que les complace con demasiada facilidad. Las ansias de dinero fácil están servidas y la destrucción de terrenos naturales y protegidos también.
Los políticos del PP deben pensar que nada importa la vida de algunos arbolitos por aquí, otros 20.000 por allá, miles de ellos quemados en un monte que ya se comienza a construir. Quizá tenga algo que ver el Alter Ego que les ilumina. Recordemos que el señor Bush en una ocasión dijo, que la tala de árboles impedía que después pudieran quemarse; toda una frase para la posteridad. Tendremos que preguntarnos, ¿qué hemos hecho para merecer tanto despropósito?
Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 14 Julio 2006.