He de reconocer que no tenía ninguna intención de escribir nada sano y ponderado acerca de la aprobación del nuevo Estatuto de autonomía para Cataluña. De hecho lo único que me motivó algo para escribir algunas líneas, fue esa amplia abstención que se produjo; el tratar de escudriñar que causas la habían provocado, y dar mi interpretación a su sentido. Exponer lo bien lejos que esa abstención quedaba tanto de la interpretación que ha ofrecido la extrema derecha, ahora por lo que parece dueña del que no vota, como de la de algunos sectores de izquierdas, que ninguneando al pueblo, por no haber acudido a los colegios electorales, dan a entender que son unos irresponsables. Decir, en definitiva, que muchos no fueron a votar, no por no querer un Estatuto mejor, si no por el hartazgo que les ha provocado la falta de paciencia, tenacidad, y determinación, que tiene ésta clase política. Muchos no fueron a votar para castigarles y hacerles comprender que el proceso tiene importancia. Pero hasta para escribir y análizar a fondo todo esto, decidí finalmente abstenerme.
Reconozco la legitimidad del resultado, y admiro quién ejerciendo su derecho al voto no quiso dar el gustazo a la extrema derecha, y decidió avalar con semejante panorama un buen Estatuto. También me admira quién decidió votar lo contrario por encontrar el texto substancialmente diferente al aprobado en el Parlament el 30 de Septiembre del pasado año. Es todo digno de tener en cuenta, más a sabiendas que muchos otros estatutos autonómicos, se van a aprobar sin ningún tipo de consulta popular.
Pero los malos augurios se cumplen. La campaña electoral fue sosa, poco concurrida, y con algunos incidentes lamentables. La verdad es que el proceso no conectó con la gente, fue una continuación de un angustioso periodo iniciado ya muchos meses antes, y que a su finalización ni siquiera fue celebrado por llegar, por fin, a su final.
Ahora nos llega la inmolación de Maragall, el que entre todos lo mataron y él solito se murió, y cualquier vaga ilusión que muchos tenían, de transformar este país en algo mejor, desaparece. Se comprende, pero no podía llegar en peor momento. Así és, como piensan, no podía llegar en mejor momento, para la derecha regionalista en Cataluña, y para la extrema derecha en España. Es una llamada abierta a dos tiempos al electorado de izquierdas: a la apatía, y a la abstención responsable. Me atrevería a decir que es una incitación a la anarquía.
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 22 Junio 2006.