En Cayucos a la vista (*1) apunté que uno de los detonantes para que se produzcan los grandes flujos migratorios africanos es la endémica desestabilización en que se encuentran muchos países que bordean el Golfo de Guinea. Señalé que ante la dificultad de establecer un trabajo de cooperación con estos países, para paliar éstas grandes migraciones, es indicado concentrar esfuerzos en Mauritania y Senegal.
No obstante, nada de esto servirá de gran cosa si no se abordan las operaciones que realizan las multinacionales en algunos de estos países, que ejercen de verdaderos puntos neurálgicos de poder y desestabilización en toda la región. La revisión del papel que juegan las multinacionales en África, y la imposición de un código de conducta de obligado cumplimiento, en cualquier caso seria más eficaz para desarrollar el continente, que las actuales ayudas que los europeos están dispuestos a conceder, y que en muchos casos no dejan de ser una mera caridad.
Los señores de la guerra
Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, y probablemente otros países del Golfo de Guinea -probablemente porque a no ser que vayamos allí o se produzca una gran matanza jamás recibiremos noticias de ellos-, se puede decir que se encuentran en una guerra civil permanente desde hace más de quince años.
En la década de los noventa del pasado siglo -parece que fue hace mucho pero casi nada ha cambiado desde entonces- diferentes grupos armados se desplazaron desde Liberia a Sierra Leona para dar un golpe de estado, y de paso apoderarse de los yacimientos de diamantes. El FRU (Frente Revolucionario Unido), conducido por su líder Charles Taylor, inició los ataques como respuesta a la intervención de las fuerzas gubernamentales de Sierra Leona en Libera, lugar donde se estaba desarrollando otra guerra civil.
Las Naciones Unidas en un intento desesperado de poner paz, en donde esa palabra es desconocida, mandó miles de cascos azules que fueron incapaces de resolver nada. Muchos de ellos fueron secuestrados y asesinados. Finalmente la entrada en el país del ejército británico, efectivamente trajo momentáneamente la ansiada paz, o cuanto menos el cese de gran parte de los tiroteos.
Sierra Leona desde el año 2000 se encuentra inmersa en un proceso de paz, en donde se intenta fortalecer las instituciones, juzgar a los criminales de guerra, y hacer posible la vuelta de las decenas de miles de refugiados. Al menos 10.000 cascos azules siguen desplegados en el territorio.
Nigeria bombea desestabilización
Charles Taylor, el líder del RUF, perseguido por las circunstancias dejó el poder de Liberia en el año 2003 y se traslado a Nigeria, donde permanece desde entonces impunemente, lejos del Tribunal Especial de Sierra Leona.
En la República Federal de Nigeria manda Olusegun Obasanjo. Elegido en el mes mayo de 2004, en unas elecciones -que según Amnistía Internacional fueron- fraudulentas y violentas, no parece que comenzara con demasiado buen pie. Los numerosos casos de penas de muertes y castigos crueles e inhumanos, que vienen de la mano de una interpretación judicial severa de la sharia y de las razones de estado a conveniencia del poder político, se dan de la mano en muchas ocasiones con los asesinatos y el maltrato que llevan a cabo las fuerzas policiales.
Pero todo esto no importa porque Nigeria tiene unas reservas de 35.000 millones de barriles de petróleo, y actualmente mantiene una producción de 2,5 millones de barriles diarios.
Chevron Nigeria y Shell Nigeria son las empresas filiales de las matrices occidentales que se llevan la mayor parte del león nigeriano. Tanto la una como la otra, no solo parece que no tienen el menor escrúpulo en hacer tratos con el estado nigeriano, si no que además parece que están encubriendo y propiciando ciertos conflictos -sin lugar a dudas de poca importancia- que empiezan a aparecer entre los habitantes de este singular país y sus instalaciones.
El 4 y el 19 de Febrero de 2005, un número indeterminado de individuos llegaron a una de las termínales de Chevron y se llevaron en bidones cierta cantidad de petróleo. Explotó uno de los bidones y tras el incendio que mató a unos cuantos de estos individuos, llegaron las fuerzas del orden y acribillaron a balazos a los supervivientes. En cuanto a Shell parece que no tiene muchos miramientos en contratar a delincuentes para proteger sus instalaciones, tampoco para contaminar el medio ambiente de una forma implacable. Finalmente las dos multinacionales están acusadas de robar tierras a los pueblos indígenas (*2).
Ejemplos para dar y vender
Guinea Ecuatorial, Gabón y Camerún son también productores de petróleo. Angola más al sur produce más de un millón de barriles diarios. Un análisis de lo que sucede en esos países mostraría muchas semejanzas con lo que sucede en Nigeria.
Esta producción de petróleo, pese a los siempre penosos contratos que suelen realizarse haya donde no hay unos estados firmemente asentados, está proporcionando una suculenta inyección de capital en un número nada despreciable de países africanos. La producción petrolera en el África occidental, ante el siempre aumento de la demanda, y el descenso de producción -por motivos obvios- en Iraq, en los últimos años se ha incrementado y ya supera a la del Magreb; si nos centramos en Nigeria fácilmente podremos comprobar como su producción de petróleo es superior a la de Libia. Pero ahí terminan las semejanzas, la Libia de Gadafi es un país estabilizado como lo era el Iraq de Saddam Hussein, y Nigeria es un desastre en donde la población se muere de hambre. Los beneficios del petrolero, efectivamente, no llegan a la población.
El Tercer Mundo llamando a nuestras puertas
El petróleo africano, como lo han sido también los diamantes y otros minerales como el coltán, genera unas dinámicas de fricción y complicidad entre quién ejerce el poder en estos países y las multinacionales, que provoca una inestabilidad regional -muchas veces en forma de guerra civil- que termina expulsando de sus tierras a centenares de miles de personas. La población que anteriormente vivía en pequeños núcleos rurales se traslada a grandes centros urbanos y deviene en Tercer Mundo. La falta de horizonte en los suburbios de éstas ciudades, sumada a un conocimiento superfluo de Occidente a través de los medios de comunicación, es el principal motivo para iniciar el largo camino hacia el norte.
Poner medios para desarrollar Senegal y Mauritania, puede evitar por un tiempo que presenciemos diariamente por televisión la llegada de miles de africanos a las costas españolas; en todo caso, como dije en el anterior artículo, siempre será mejor que no hacer nada o esperar a que embarquen en países completamente desestabilizados. Con un poco de suerte quizá esos países irradien modestamente cierta estabilidad y horizonte a sus vecinos. Pero no nos pongamos la venda en los ojos, si realmente queremos que desciendan los flujos migratorios tendremos que comprender que están íntimamente ligados no solo a una serie de estados fallidos, si no también a la forma de proceder de las multinacionales. Si no terminan de convencerse, háganse cargo que la propia seguridad energética, está en juego.
(*1) – ‘Cayucos a la vista’, Francesc Sánchez.
(*2) Informe de Amnistía Internacional sobre Nigeria, Agosto 2005, ‘Reclamando derechos, reclamando recursos, Injusticia, petróleo y violencia en Nigeria’ – enlace
Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona. 16 Junio 2006.