Esos locos que gobiernan el mundo – por Teresa Galeote

La locura de la administración Bush llega hasta el infinito cuando dice que está en sus planes atacar Irán con todos los medios necesarios para impedir que dicho país desarrolle el proyecto energético nuclear. Algo muy gordo está pasando en las neuronas de algunos gobernantes cuando no les importa hacer saltar por los aires al planeta con tal de dar rinda suelta a sus deseos. Hay opiniones y análisis para todos los gustos sobre las amenazas de Bush; desde que son meramente bravuconadas para atemorizar al presidente iraní, ya que no están en condiciones de enfrentarse a un nuevo conflicto armado, a los que aseguran que dichos planes están muy bien planificados en la mente de altos mandatarios estadounidenses. Al gobierno de EE.UU, no le basta con las víctimas de la guerra de Irak, con las consecuencias que origina el armamento radiactivo, unas sabidas y otras omitidas, y pretende seguir sembrando la región de muertos, lisiados y graves enfermedades, incluidas malformaciones genéticas.

Decir que EE.UU. lleva fabricando energía nuclear para uso civil y para armamento no desvela nada nuevo, aunque quizá no esté difundida con amplitud sus consecuencias; no sólo las que se conocen sobre Hiroshima y Nagasaki. Sobre los desechos que genera el proceso de enriquecimiento del uranio natural procede hacer algunas puntualizaciones.

a) Que EE. UU. lleva algo más de 50 años enriqueciendo uranio y dicho proceso ha producido 500.000 toneladas de (U-38) al que llamamos uranio empobrecido del cual tienen que deshacerse y que, por dicho motivo, lo cede gratis a las industrias de armamento nacionales e internacionales.

b) Que el uranio empobrecido se emplea en material militar de trasporte y armamento. Que los mísiles tienen un gran poder de perforación, que los proyectiles al estallar y quemarse el metal se pulveriza y las peligrosas partículas van a parar al aire, a la tierra, al agua y a los seres vivos.

c) Que investigadores tan importantes como, Gina Mertens, Doug Rokke, Amad Hardan, Huda Ammash, han descrito los perniciosos efectos para la vida del uranio empobrecido, alertando de las graves y múltiples dolencias humanas que origina: cánceres, tumores óseos, afecciones renales, terribles malformaciones genéticas en los embriones, cegueras, hidrocefalia, etc.

d) Que Doug Rokke, doctor en física y director del proyecto sobre uranio empobrecido durante diez años, en 1991 se encontraba al frente del equipo médico encargado de la limpieza de los vehículos contaminados en la famosa Autopista de la muerte ( Basora – Bagdad ) en la primera guerra del golfo, en la que se dispararon cerca de un millón de proyectiles. Que a pesar de las precauciones, Rokke se contaminó presentando altísimas dosis de uranio en sangre y volviéndose. Que a petición del Pentágono, Doug Rokke elaboró un vídeo con los resultados de un estudio sobre los efectos del uranio empobrecido sobre la vida, documento que terminó en 1995; dicho vídeo fue archivado por el Departamento de Defensa de EE.UU. El síndrome del Golfo afectó a numerosos soldados norteamericanos y sigue afectándoles.

e) Que al igual que el Efecto Naranja, en Vietnan, los efectos del uranio empobrecido se prolongan durante muchos años. Los científicos que alertaron sobre los casos que se estaban dando desde la primera guerra del Golfo han sido eliminados, de una u otro forma, como es el caso de la doctora Huda Ammash, apodada doctora Antrax, que fue apresada después de la ocupación acusada de participar en el desarrollo de armas de destrucción masivas en Irak. Su delito fue el investigar las consecuencias de los bombardeos sobre el país desde la guerra del Golfo. Integrante de la Academia Islámica de Ciencias en 2001, e investigadora internacionalmente conocida por sus estudios sobre los efectos de la radiación radiactiva, ha publicado “Impacto de la polución de la guerra del Golfo en la propagación de enfermedades infecciosas en Irak”.

f) Que los bombardeos de la OTAN en Serbia, en 1995 y en 1999 en la guerra de Kosovo, aunque no se conoce el número de proyectiles utilizados se calcula que fueron aproximadamente 10.000 con las mismas consecuencias que las de Irak.

g) Que el doctor Amad Hardan, científico iraquí, no tiene ninguna duda de que el considerable aumento de malformaciones y cánceres son producidas por las armas radiactivas. Ha dicho al respecto: “Los niños iraquíes con anomalías congénitas han sido estudiados genéticamente, mediante estudios cromosómicos, estudios de antecedentes genéticos y clínicos; historias familiares y obstétricas. Estos estudios internacionales han producido una amplia evidencia que demuestra que el uranio empobrecido tiene consecuencias desastrosas”. El doctor ha documentado los efectos en Irak desde 1991 a 2005. Para los próximos años predijo múltiples casos de afecciones oculares, así como malformaciones genéticas, cánceres, entre otras afecciones. “Nos costó dos años obtener pruebas concluyentes en Basora sobre lo qué hace el uranio empobrecido, pero ahora que sabemos qué buscar, el resultado es aterrador. Miles de niños iraquíes sufrirán durante años. Esto es lo que yo llamo terrorismo”.

Todas estas consecuencias son semejantes a las de las víctimas de las bombas de Hiroshima, Nagasaki y a las del desastre nuclear de Chernobil. Las partículas radiactivas caminan por el aire y, en mayor o menor medida, a todos nos afectan. Todavía hoy, las bombas atómicas lanzadas sobre Japón siguen enfermando y matando.

Algunos locos que gobernaron el Imperio romano se quedan pequeños ante los actuales; tienen bajo su control tal cantidad de tecnología criminal que más parecen agentes a sueldo de las trasnacionales que servidores de pueblos y naciones. Esos locos que nos gobiernan creen tener una misión que cumplir.

Lejos de ser una fuente de riqueza para aquellos pueblos que tienen petróleo, gas y otras materias primas necesarias para el desarrollo industrial, estos productos se han convertido en materia altamente peligrosa. Más de mil científicos han mandado una carta al presidente de EE.UU. para que desista de sus planes nucleares, anunciando el desastre que ello conllevaría, no sólo para los estadounidenses, sino para todo el planeta. Ellos saben muy bien que atacar las estructuras militares de Irán, guarnecidas a gran profundidad bajo tierra, supondría una catástrofe planetaria de gran magnitud, no solo por la carga inicial, sino por que ello desencadenaría una respuesta inimaginable.

¿Por qué no utilizar los recursos de guerra para desarrollar el Etanol y otras fuentes de energías alternativas? Esperemos que las advertencias de los científicos hagan desistir de tan bárbaro proyecto a esos locos que gobiernan el mundo como si les perteneciese.

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 17 Mayo 2006.