¿Solucionará la LOE la educación española? – por Edmundo Fayanás

Es frecuente ver titulares en prensa como estos: “La mitad de los jóvenes españoles sólo acaba la enseñanza obligatoria”, “el fracaso escolar afecta sobre todo a los hombres”.

Actualmente, “el 72% de los hijos de los obreros deja de estudiar tras la ESO”. Este dato que es real, confirma como el sistema educativo tiene una función de reproducción de las relaciones sociales propias del sistema capitalista, como decía Baudelot y Establet. El sistema educativo es inseparable del modo de producción capitalista. Así la realización de la forma escolar es responsable de las distintas modalidades de la reproducción de las relaciones de producción capitalista.

Si seguimos el informe presentado por Jorge Calero, catedrático de la Universidad de Barcelona, nos dice que el acceso a la educación secundaria post-obligatoria está por debajo del resto de los países europeos y tiene dificultades para permitir la integración de los jóvenes con independencia de su procedencia.

Para seguir estudiando, se observa la importancia de la clase económica y la formación cultural de los padres, en especial de la madre. Rebela dicho informe, que la formación educativa de la madre hace que estos continúen los estudios. El 70% de las chicas tienen estudios medios, mientras que sólo lo tienen el 55% de los chicos.

El gasto educativo en España está muy por debajo de la media de la OCDE, que es del 5.2% del PIB, mientras que en España se encuentra en un escaso 4,4% de su PIB. Si los datos los referimos respecto a la Unión Europea aún salimos peor parados. No sólo no hemos avanzado y mejorado sino que hemos retrocedido en el conjunto de los países. Veamos solamente dos datos significativos, España invertía en educación, en el año 1993, el 4,9% del PIB, actualmente estamos en el 4,4%. Otro dato significativo es el número de becarios, para entender la política social, en 1992, había 927.856 becarios, actualmente sólo hay 556.474.

Una educación de calidad exige como mínimo una financiación adecuada y una política de becas amplia que favorezca la igualdad de oportunidades. Ninguna reforma del sistema educativo tendrá un éxito real sin un apoyo financiero amplio que pueda hacer frente al continuo deterioro de la enseñanza pública abandonada por el poder político que favorece al sector privado no mejorando las tasas alarmantes de fracaso escolar existentes.

Sin una buena dotación económica nuestro sistema educativo continuará haciendo el papel actual de segregación social y económica, no respondiendo a las necesidades que la sociedad actual demanda de él.

En el año 2003, el Consejo de Europa pretendió dar un empujón a los sistemas educativos europeos fijando una serie de objetivos en la perspectiva del año 2010. Uno de ellos, es lograr que el 85% de la población mayor de 22 años tenga completos los estudios de la educación secundaria superior. En España, actualmente dicho porcentaje está en el 40%, cifra alejadísima del objetivo marcado y difícilmente conseguible, pues la educación sigue sin ser un objetivo claro del gobierno socialista, limitado por el llamado déficit cero, muestra de una política económica neoliberal que ya había marcado anteriormente el PP y que el PSOE no ha sido capaz de superar.

Algunos se sorprenderán de esta afirmación, pero la realidad es clara y tozuda. Nos dirán que se está invirtiendo más, que hay más becarios, que han hecho la LOE, etc., pero en la educación hay tres cosas que se deben hacer de forma prioritaria, aumentar mucho más las inversiones, mejorar la estructuración del sistema educativo que presenta grandes disonancias y contradicciones. Las leyes educativas deben responder realmente a los intereses de la mayoría de los españoles, y la LOE no cumple los principios básicos de cualquier ley progresista.

Un Estado, social y de derecho tiene la obligación de garantizar el acceso a una educación pública de calidad. Sin embargo, la LOE considera a la escuela concertada al mismo nivel que la educación pública. Reconoce la existencia de tres tipos de centros, públicos, concertados y privados. Con ello, se elimina el carácter subsidiario de la educación concertada respecto a la educación pública.

Se relega a la educación pública a un papel secundario y asistencial con características de gueto educativo sobre todo en las zonas urbanas. Lo significativo es que la educación está pasando de ser un derecho de todos para convertirse en un negocio de unos pocos a nivel económico e ideológico.

El Estado hace así dejación de una de sus obligaciones fundamentales, no cumpliendo el artículo 27.5 de la Constitución por el que los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación. La no asunción del Estado de su responsabilidad posibilita que la Iglesia y otras empresas obtengan grandes beneficios. Este proceso de desmontaje del Estado del Bienestar, al que estamos asistiendo, representa el sometimiento ideológico y político a los principios del neoliberalismo.

Las concesiones a la Iglesia y a la derecha, lejos de estabilizar el sistema educativo, provocarán el efecto de desestabilizarlo aún más en la medida que acelerará la crisis y el deterioro de los centros públicos de enseñanza, en beneficio de la concertada.

Se claudica ante la vieja exigencia de la derecha de equiparar el derecho de todos a la educación con “la libre elección de centros”, supeditando a ello el deber de los poderes públicos de programar las plazas escolares.

Los centros públicos deberán atender con medios insuficientes a la mayor parte del alumnado problemático y con dificultades escolares. La privada concertada recogerá, como ya viene haciendo a los sectores sociales con mayor interés en la promoción académica y de comportamientos menos conflictivos.

La LOE se ha convertido en la primera gran victoria de la derecha y de la Iglesia sobre el PSOE, a pesar de que el PP en plena coherencia de su estrategia de acoso contra los socialistas no lo reconozca como un triunfo propio.

Siempre he defendido la necesidad de acuerdos globales en educación, pero claro, estos acuerdos pasan porque el Estado no haga dejación de sus funciones y cumpla la Constitución que no es otra que el carácter público de la educación.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 17 Mayo 2006.