En España las cosas han evolucionado de tal manera que lo que antes era un franquismo vergonzante de parte de José María Aznar y sus amigos y seguidores, actualmente es una forma de fascismo que se atiene a los métodos y formas tradicionales en todo menos en dos cosas: en saludar con el brazo extendido y en que todavía no entran a la “dialéctica del puño y la pistola”, aunque ya están en los prolegómenos. Mediante actitudes y procedimientos empleados como táctica y con toda premeditación (y no por azar ni por temperamento o descuido), Rajoy y los suyos están creando deliberadamente un ambiente de crispación y odio que trastoca la verdad, influye en personas poco informadas y hasta puede inquietar a algún general de los que arrastraron infancia y adolescencia en el nacionalcatolicismo, como ya sucedió.
Esa táctica (aplicada en la Italia fascista y la Alemania nazi y en España por la Falange de tiempos de José Antonio, Onésimo y otros de los que entendían la política como el asesinato del adversario, Franco incluido) se fundamenta en la mentira dicha con aplomo, mirando a los ojos del que escucha, con audacia infinita y con violencia verbal, voz demasiado alta o definitivamente en grito; refutación violenta de cualquier acto o afirmación del adversario, antes de analizarla, antes de saber bien en qué consiste; cinismo para negar lo que ayer se dijo o se hizo; desvergüenza para acusar al contrario de hacer cosas que en otro momento uno mismo hizo. Todo esto, aunque los primeros en aplicarlo fueron los camisas negras de Mussolini, fue codificado, analizado y sistematizado para uso de los suyos por Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, que terminó su brillante carrera asesinando a sus hijos pequeños y a su esposa antes de suicidarse, porque sabía que lo que hizo en el poder no tenía ni justificación ni explicación posible, como por ejemplo las mentiras respecto de los judíos, de los enemigos del nazismo en general y acerca de muchas otras cosas. Y recordemos que durante el franquismo se hicieron libros de texto para niños en los que se decía una serie de barbaridades, como que los judíos torturaban y crucificaban niños católicos en sus ceremonias y otras estupideces semejantes. (Por ejemplo: Instituto de España. Manual de Historia de España, primer grado, Santander, 1939 o Agustín Serrano de Haro: Yo soy español, 1953, pág. 54). Eso es el fascismo, la mentira para incautos, ignorantes o gente sencilla y honrada que no puede creer que exista tal cinismo para contar e imprimir mentiras. Y hacia allí llevarían a España los más fanáticos de los “pepes”, si pudieran. Afortunadamente no pueden, pero es bueno recordar de dónde vienen, que suele olvidarse.
Todo lo cual es oportuno porque últimamente se han producido algunos hechos que revelan la existencia de infecciones menores, pero lo bastante importantes para que merezcan cura. Por un lado esa sentencia absurda, incomprensible por la cual se condena a años de cárcel a dos policías que se atrevieron a pedir identificación a dos franquistas del PP. Porque eso fue, en esencia. ¿Cómo puede ocurrir eso tantos años después de la muerte de Franco? Y, tómese nota, los amigos de Rajoy apoyan la sentencia, lo que los identifica como lo que son. Pero, por otro lado, otros policías maltratan, golpean y detienen a los jóvenes que ondean banderas republicanas, a veces con poco acierto, allá donde van los príncipes. Estos sin juicio ni sentencia.
Lo cual plantea asuntos de más profundidad política, sobre los cuales voy a dar mi opinión a sabiendas de que algunos amigos muy queridos que comulgan con las mismas ideas que yo, no van a estar de acuerdo en esto. En política es esencial la oportunidad y la ausencia de sectarismo. ¿Qué debemos entender por sectario? En la acepción que yo empleo, la segunda, significa secuaz fanático e intransigente de una idea. No es malo ser fanático de una buena idea, por ejemplo la República como sistema de gobierno mejor y más justo que la monarquía, lo grave es que el fanatismo conduzca a la intransigencia. Una posición política que no analiza las circunstancias de cada momento histórico está coja. La intolerancia (aunque se aplica en la tiranía) no funciona en política, es un error y como tal conduce a errores mayores. O, si lo queremos decir de otro modo: hay que ver siempre si se dan las condiciones históricas para mantener determinada posición política. Si no se dan esas condiciones, hay que ser flexible porque la política es flexible por naturaleza. Se debe ser inflexible en los principios, sí, pero los principios no pueden aplicarse cuando se quiere. Se pueden mantener los principios republicanos como el objetivo esencial de una posición política pero no se puede pretender que se impongan cuando una persona o un partido lo quieren, sin esperar a que las circunstancias sean propicias.
Yo pienso -¡pecador de mí, diría si fuese creyente!- que España no está todavía preparada para la República. Por un lado hay todavía muchos generales que crecieron en el fascismo franquista, recordemos que uno de ellos ya amenazó con intervenir cuando lo del estatuto de Cataluña, y por el otro el PP tiene demasiados votos para que creamos que la España de Franco ya es sólo un recuerdo. Eso son hechos, y si a ellos agregamos que en verdad con esta monarquía se están haciendo y viviendo muchas de las cosas por las que luchamos los que defendimos la República, no vale la pena ignorar esa realidad creando problemas inoportunos.
Pero esto no significa que los jóvenes que lo deseen no puedan ondear la bandera que más les guste sin que por ello sean golpeados y encarcelados. Pero que piensen que la hoy princesa Leticia (esa Z me crispa los nervios sea cual sea su origen) sin duda fue republicana antes de enamorarse de don Felipe, y el amor es lo más bello que hay entre los humanos, lo más respetable y lo más digno.
Los jóvenes comunistas de ayer ya pagaron con mucha sangre el seguir la tendencia de que había que enamorarse de un tractor o de una máquina segadora.
Pero los de hoy ya descubrieron que el amor verdadero es otra cosa.
Juan Miguel de Mora *. Ciudad de México.
Colaboración. El Inconformista Digital.-
* Profesor de Indología en la UNAM (Universidad Nacional de México), y ex combatiente en la Guerra Civil española con las Brigadas Internacionales.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 14 Mayo 2006.